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La Biblioteca Histórica y el estudio de la cultura escrita en la Edad Moderna

Isabel Corullón Paredes 25 de Mayo de 2011 a las 15:28 h

Fernando Bouza presentó su libro en la Biblioteca Histórica en 2002

La cultura escrita es uno de los ámbitos de investigación que más innovaciones ha generado en las últimas décadas. Su desarrollo ha dado lugar a la revalorización de la historia cultural como disciplina historiográfica. En un principio sus objetivos se centraban en la clasificación y medida del fenómeno desde los aspectos gráficos y mecánicos (tipos de escritura y soportes, historia de la imprenta...) al margen del contexto social. [Seguir leyendo]

 

Pero a partir de la publicación en los años 60 de dos obras fundamentales de Mcluhan [1] y Goody [2], los investigadores se interesaron por conocer la repercusión derivada de la implantación y extensión de lo escrito, de los efectos de la cultura escrita en el pensamiento y en la organización social, sus funciones y sus consecuencias. Más tarde surgió el interés por captar la apropiación que la sociedad hacía de la cultura escrita, y se empezó a hacer historia de la lectura, incluyendo todas las formas de leer, incluso la de los oyentes de las lecturas en voz alta. A mediados de los noventa la historia de la cultura escrita se perfiló como historia cultural de la comunicación, resultado de la transformación operada en la historia del libro y la lectura. En este proceso de transformación la figura el autor pierde importancia, al tiempo que se reconoce a impresores y editores un mayor grado de participación en las obras de las que se ocuparon. Al mismo tiempo los lectores dejan de ser meros receptores de ideas, ya que se considera que generan una representación activa de las mismas.  A partir de aquí surge una perspectiva que investiga cómo los sistemas de comunicación, la cultura y el mundo simbólico conforman un lenguaje,  a través del cual se expresan el poder, las relaciones sociales y la economía. Se trata de un intento de entender la cultura implícita en lo social.

 

Los investigadores de esta disciplina parten del estudio de las distintas etapas del documento escrito, desde su producción y recepción a su conservación. Estas etapas encierran la función y difusión social del documento, por qué se escribió,  los propósitos a los que respondía y las prácticas socio-culturales que representa, y también qué uso se le dio y cómo se difundió en el tiempo y en el espacio, y su impacto entre los diferentes grupos sociales.  Y a partir de esta base se adentran en el conocimiento de los distintos valores que reviste el documento escrito: como expresión de la experiencia individual, a través de la creación de un imaginario de la cultura escrita surgido de la práctica de la lectura y de la escritura; como medio de de comunicación y gobierno de los incipientes Estados nacionales de la época; o como representación de prácticas culturales e intelectuales.

 

Las fuentes que utilizan son textos bien conocidos por filólogos e historiadores, pero hacen de ellos una nueva lectura, que extienden a otros de carácter personal, como memoriales, cartas e informes, editados o manuscritos, que hasta ahora no habían sido objeto de interés. El investigador de la cultura utiliza un método basado en lo secundario. Se fija en datos marginales, en apariencia triviales, alusiones automáticas o impulsos que escapan del inconsciente del  escritor, que pueden revelar indicios para atisbar el horizonte de toda una tradición cultural. En el libro impreso es muy importante el análisis de prefacios, dedicatorias, prólogos, comentarios y apologías que acompañan el texto (los llamados "paratextos"), para alumbrar las relaciones del escritor con el público. El aumento de la producción y el consumo de la literatura escrita instauraron nuevas relaciones entre escritor y público, en una interacción que va creando nuevos marcos, en la que el libro como fuente de comunicación y sus mediadores se convierten en elementos fundamentales, y dan información exacta de las transformaciones que contribuyen a forjar.

 

La época preferida por estos estudiosos es la Alta Edad  Moderna, por ser el periodo en el que irrumpe la imprenta, y en el que conviven tres formas de comunicación: la oral, la icónico-visual, y la escrita. Sin renunciar a la cultura oral y a las imágenes para trasmitir conocimientos, saberes y tradiciones, la cultura europea de los siglos XV al XVII fue llenándose de libros, y la escritura alcanzó ámbitos hasta entonces reservados a otras formas de comunicación, y los hábitos mentales se forjaron cada vez más sobre convenciones que partían de ficciones creadas por la escritura. Sin embargo en los últimos años el libro impreso ha perdido la primacía a favor del manuscrito en circulación, que parece haber tenido un desarrollo considerable en paralelo al de la imprenta, y revela una mayor eficacia en la comunicación.

 

Una faceta de los estudios sobre la cultura escrita se centra en la otra vida del documento escrito, más allá de su producción y uso. Se trata del tiempo de conservación, que viene determinado por los discursos, las personas y las instituciones que a lo largo de la historia han ejercido el dominio sobre el patrimonio gráfico. El resultado ha sido la delimitación de una memoria selectiva, hecha de presencias y ausencias, custodiada en los archivos, las bibliotecas y los museos donde se ha conservado la memoria escrita.

 


Estas instituciones dan acceso al documento escrito, pero siempre se trata de una memoria selectiva, marcada por la historia y la naturaleza de la propia institución, y también de las bibliotecas personales de las que formaron parte anteriormente los documentos. En la concepción integral y dinámica propia de los estudios actuales de la cultura del libro y la lectura, el estudio de las bibliotecas pasa por la investigación de la procedencia de los documentos que allí se custodian.

 

Los fondos de la Biblioteca Marqués de Valdecilla ofrecen muchas posibilidades  para desarrollar estudios de la cultura escrita. La propia biblioteca contribuye a ellos con el proyecto de investigación que desarrolla para recuperar la procedencia de los fondos: Antiguos poseedores y procedencias de los libros de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, de acuerdo con las líneas marcadas en los últimos años por las principales instituciones bibliotecarias internacionales. Los datos de la procedencia de los fondos son muy importantes, pues constituyen las huellas de la difusión, posesión y uso de los libros.

 

Pero además la Biblioteca promueve la investigación sobre la cultura escrita, colaborando con el Departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense. Parte de las clases teórico-prácticas del  Máster de Historia de la Monarquía Hispánica se imparten aquí. La Biblioteca es además uno de los centros seleccionados para realizar las prácticas del Máster. Dentro de la asignatura Cultura escrita y educación en el espacio hispánico, Fernando Bouza, que ha trabajado ampliamente el tema de la cultura escrita en la España de los siglos XV al XVII en varios libros, imparte la materia Cultura y mentalidades en la monarquía hispánica. Entre los trabajos de evaluación exigidos al alumno se incluye la transcripción y edición material de los paratextos de un impreso hispánico de nuestros fondos. Esta colaboración activa de la Biblioteca genera un doble beneficio, para la investigación, y para la propia Biblioteca, que se ve enriquecida con estas aportaciones que profundizan en el conocimiento de sus propios fondos.

 

Bibliografía

  • Bouza Álvarez, Fernando. Corre manuscrito: una historia cultural del Siglo de Oro, Madrid, 2001[Ver en Catálogo Cisne]
  • Bouza Álvarez, Fernando. Del escribano a la biblioteca: la civilización escrita europea en la alta edad moderna (siglos XV-XVII), Madrid, 1997  [Ver en Catálogo Cisne]
  • Bouza Álvarez, Fernando. Comunicación, conocimiento y memoria en la España de los siglos XVI y XVII, Salamanca, 2000 [Ver en Catálogo Cisne]
  • González Sánchez, Carlos Alberto. Homo viator, homo scribens : cultura gráfica, información y gobierno en la expansión atlántica (siglos XV-XVII), Madrid, 2007 [Ver  en Catálogo Cisne]
  • Montero, Juan; Ruiz-Pérez, Pedro.  El libro en el Siglo de Oro, estado de la investigación (1980-2005), en Etiópicas, 2 (2006)

[1] Marshall Mcluhan, The Gutenberg galaxy : the making of the typographic man, Toronto, 1962

[2] Jack Goody (ed.), Literacy in traditional societies, Cambridge, 1968

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