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Fernando de Castro, Rector de la Universidad de Madrid (1868-1870), “Un obrero de la humanidad”

Maite Rodríguez Muriedas 27 de Febrero de 2012 a las 15:52 h

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Rafael Serrano García, el autor de esta espléndida biografía acaba de donar a la Biblioteca Histórica, un ejemplar de su obra que lleva por titulo "Fernando de Castro (1814-1874), un obrero de la humanidad". Una figura capital en la génesis y desarrollo de la  libertad de cátedra y ciencia con claro perfil educador, y  vinculado a nuestra Universidad al ostentar el cargo de Rector de la Universidad de Madrid. Se entreteje aquí una historia detenida y escrupulosa sobre este personaje de rara individualidad en el contexto de la sociedad española del siglo XIX. De origen modesto y formación eclesiástica llegará a ser confesor de Isabel II, catedrático del Instituto de San Isidro y más tarde en la Universidad Central. Acreditado orador e historiador, su presencia en la historiografía del periodo liberal es muy notable. Pero como señala su autor, merece otro enfoque, esta historia pendiente donde la figura de don Fernando de Castro ocupa un lugar distinguido. [Seguir leyendo]

 

De alguna manera, este ensayo viene a ampliar y exponer la pluralidad de encuadres que ha desarrollado este "obrero de la humanidad", con el objeto de mostrar los fallidos enfoques vertidos en estudios y biografías anteriores (las de Franco Díaz de Cerio,  Ramon Chacón Godás,y Jose Luis Abellán) que han restringido su compleja evolución religiosa a la categoría de "catolicismo liberal"; además de tacharlo de heterodoxo, a partir del famoso estudio de Menéndez Pelayo. Para ello, ha manejado importantes fuentes inéditas como los fondos del Archivo de la  Universidad Complutense, o el Archivo General de la Administración,  la Academia de la Historia y el Palacio Real que le han permitido matizar y alimentar algunos aspectos de la vida de Castro. De gran utilidad para explorar su pensamiento religioso e histórico ha sido el inventario de su biblioteca , localizado en el Archivo de Protocolos de Madrid . En la Biblioteca Histórica se pueden consultar tanto el inventario de bienes de don Fernando de Castro (1975), como  el catálogo de obras llegadas a la biblioteca de la Facultad de Derecho por el Excmo. Sr. D. Fernando de Castro.

 

Se trata sin duda, de un exhaustivo estudio que apura con extremado escrúpulo la bibliografía existente, fuentes inéditas y manuscritos. Un libro, además muy bien escrito que permite comprender mejor a un escritor difícil y a un personaje proteico, situándolo en el marco de la institucionalización de la enseñanza de las ciencias y las letras en España, que apostaba ya por una serie de propuestas reformistas. Por las páginas de este volumen pasean capítulos plagados de historias y facetas no exploradas. Pero vamos a detenernos en la etapa más fecunda de Castro, cuando ocupa el puesto de Rector de la Universidad de Madrid, durante los años 1868-1870. Y comenzamos por inmortalizar ese momento con la apertura del curso académico 1868-1869 el 1 de noviembre. Un acto presidido por el Ministro de Fomento, Manuel Ruiz de Zorrilla que generó una gran expectación, por el homenaje a los profesores rehabilitados krausistas, y los carteles exhibidos en el Paraninfo. Entre otros se podía leer: "Libertad de la ciencia", sustituyendo al retrato de la reina Isabel II o "Veritas liberavit vos" que las crónicas traducían, como "La verdad os ha hecho libres". Y en la cabecera simbolizando "la bondad fecunda de los conocimientos útiles y civilizadores"se coloca a la diosa Astrea, portando en la mano una espiga".

 

El respaldo oficial al principio de libertad de enseñanza, que preconizaba la nueva política educativa no podía contar con otro marco tan significativo y solemne como lo era el Paraninfo de la Universidad de Madrid. El discurso de Castro estaba lleno de matices que Serrano analiza minuciosamente: "consideraba que la Universidad de Madrid vivía su momento fundacional, en que iba a poder dotarse de una "personalidad científica propia" de la que hasta entonces había carecido. Estimaba que la enseñanza pública recientemente había vivido una situación de naufragio, al ser entendida como "ramo de la administración y, la Universidad, como una dependencia más , servida por una clase especial de funcionarios " , y sujetas ambas a una centralización exorbitante, que habían hecho del maestro , igual que del sacerdote, un empleado. El orador también cuestiona el contenido de los discursos de inauguración, instando a dar una visión actualizada de los avances en ciencia y humanidades en conexión con  el desarrollo social. Creía necesario dar un mayor impulso, y dotar de carácter práctico a los estudios de derecho natural y político, así como de filosofía:"Todo puede y debe ser enseñanza viva del maestro al discípulo, desde la manifestación de su persona hasta los más delicados accidentes de su conducta humana e intelectual. El profesor y la propia institución universitaria deberían ser un modelo de saber y de virtud ".

 

Introducía como novedad, el interés de poner la Universidad de Madrid en contacto con las de Europa y el resto de la Península Ibérica, como salvaguarda en aras de realizar la alianza para la ciencia. Y es que Castro fue un auténtico exponente de la sociabilidad dentro y fuera de las aulas. Proponía a los profesores asociarse para buscar orden y sistema en la ciencia, promover conferencias públicas para generar conocimiento; crear asociaciones para difundir la enseñanza entre la clase obrera, abrir cursos especiales que completaran la educación de la mujer. Antes de finalizar su discurso invocando al apoyo divino, se dirige a los alumnos  expresando: "la humanidad es una cadena, una escuela perpetua, en que todos mutua y sucesivamente enseñamos y aprendemos".

 

En materia de extensión universitaria, se implicó como nadie en promover la educación de la mujer siendo el artífice de  Las conferencias dominicales, si bien el enfoque de las mismas respondía al propósito de "capacitar a la mujer para compartir las preocupaciones de un esposo progresista y saber comunicar esas ideas a su prole", y para ello era necesario liberar a las mujeres "de la ignorancia y la beatería, palancas de la reacción". En total, se dieron quince conferencias dominicales, celebradas en el Paraninfo de la Universidad, accesibles a texto completo a través del catálogo gracias al acierto de la digitalización. En esta primera experiencia participan además de krausistas (el propio Castro, Tomás Tapia) varios políticos republicanos y profesores de la Universidad. Una tímida pero firme incursión en la liberación profesional de la mujer, reclamando para ésta "alta enseñanza", y que se consolidan como modelo a seguir en   instituciones como la  Escuelas de Institutrices, Ateneo de Señoras, y Asociación para la Enseñanza de la Mujer.

 

El autor apunta que "Hacer una biografía de un cura no resulta fácil, y más si se trata de un sacerdote virtuoso, como lo fue Castro", poder decir algo novedoso, o localizar alguna veta documental por la que colarse. De momento os facilitamos algunos datos: la Biblioteca Histórica custodia 251 ejemplares donde consta como antiguo poseedor, otra prueba que documenta sus preferencias de lectura, y veintiseis publicaciones que avalan su dimensión pública e invitan a su lectura detenida

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