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Conjunto de sofá-tresillo y seis sillas de estilo isabelino de la Biblioteca Histórica

Andrés López-Carrasco Rodríguez 16 de Abril de 2012 a las 15:29 h

Repartido en las diversas dependencias de la Biblioteca Histórica se conserva un conjunto de sofá-tresillo y seis sillas de estilo isabelino que en esta ocasión han sido objeto de estudio y comentario por Andrés López-Carrasco Rodríguez como trabajo para la asignatura  La investigación en el Museo: inventarios, catálogos y análisis del Máster en estudios avanzados de Museos y Patrimonio Histórico-Artístico de la Facultad de Geografía e Historia de la UCM. Los alumnos de esta asignatura han realizado sus prácticas con fondos custodiados o conservados en la Biblioteca Histórica, dirigidos por su profesor Miguel Hermoso Cuesta [ver noticia] y han querido dar a conocer sus trabajos en Folio Complutense [Seguir leyendo]

 

 

 Sofá - tresillo:

Inventario: Nº 810

Medidas: Anchura asiento: 195,5 cms. ;  Altura asiento: 46 cms.; Profundidad total: ca.85 cms.; Altura total: 104,5 cms.

Ubicación: Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla . (UCM)

Propietario: Universidad Complutense de Madrid

Nombre o título de la pieza: Sofá o tresillo isabelino

Autor: desconocido

Cronología:  Siglo XIX; posterior a 1870

Cultura a la que pertenece: Período isabelino (IIº Imperio); posterior a 1870

Tipología y clasificación genérica: sofá o tresillo; mobiliario utilitario.

Técnica y material: Madera (¿?) teñida en color nogal oscuro y barnizado

Inscripciones o marcas en la pieza: no se perciben

Estructura: Ensamblaje a tope encolado

Decoración: Moldeado

Tapicería: Terciopelo color cobre capitoneado  y pasamanería

Henchido: cincha y muelle (retapizado moderno)

 

Descripción:

Sofá o tresillo isabelino, cómodo al uso y por lo tanto utilitario. Es un mueble pensado para una casa burguesa, no noble. Por ello la talla de la madera es sencilla, no tiene marquetería, ni cabezas animales talladas en la madera, ni decoraciones en bronce dorado como podía ser habitual en el mobiliario de "lujo" para casas nobles de aquella época.

 

El tapizado es una tela nueva de terciopelo (no parece ser el original) tela color cobrizo tipo capitoné en respaldo y brazos, no en asiento, en la que las zonas hundidas se aprovechan con fines decorativos situándose a intervalos regulares, generalmente al tresbolillo, y rematándose con botones; la tapicería queda compartimentada en redes de rombos o de triángulos abombados, marcados por pliegues de la, pero este seguramente estaría realizado en una tela similar, vistas las características formales del mueble.

 

El henchido o relleno del sofá, por la sensación que desprende al sentarse uno en el, no utiliza la estopa y crin como sucede con las piezas del Museo del Romanticismo (abajo), sino el sistema de muelles, relleno y botones. Este se difunde poco antes de 1840 y  se prolongará hasta los años 70 del siglo XIX. Aunque también puede ser debido a un retapizado posterior.

 

El reverso del respaldo está tapizado al completo cubriendo toda la estructura de madera, lo que supone mayor comodidad para sentarse y tumbarse, como era habitual hacerlo desde finales del siglo XVIII, fecha de su creación. Todo el tapizado está bordeado por un galón del mismo color.

 

Los motivos decorativos son tornapuntas en los brazos y respaldos. Los brazos tienen tapizado en toda su longitud excepto en el final que presenta madera volteada.

 

La madera de todo el tresillo es acanalada siendo las patas delanteras  "cabriolé" y las traseras de "sable", es decir, lisas. Todo el frontal bajo el asiento es de chapa de madera de apenas 0,5 cms. de espesor, realizado en curva-contracurva. En el centro del mismo un medallón inciso y a su alrededor motivos decorativos florales -vegetales, flanqueados por motivos de tornapunta. La madera ha sido barnizada imitando quizás a la caoba.

 

Estado de conservación:

El  estado de conservación de su tapizado es bueno  (pues ha sido sustituido el original ) Presenta, sin embargo, un soporte más deficiente  en donde existen faltas o lagunas   de motivos vegetales en la chapa frontal (v. fotos 8 y 9) que subraya el tapizado   el extremo del brazo izquierdo tipo volteado (v. foto 8).

En algunas zonas salientes de la madera se observan desgastes debido a la limpieza y al uso. Existen grietas de madera en ciertas zonas del respaldo y algunas juntas están abiertas en el encolado de los elementos cintrados.

 

Silla isabelina
 

Conjunto de seis sillas (sólo 2 están expuestas) :

Inventario: Nº 804 al 809 incl.

Medidas: Anchura asiento:  50 cms;  Altura asiento: 45 cms.; Profundidad total: ca.45,5 cms.; Altura total: 100 cms. Anchura respaldo: 48 cms.

Ubicación: Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla . (UCM)

Propietario: Universidad Complutense de Madrid

Nombre o título de la pieza: Seis sillas tipo isabelino a juego con el sofa (nº 810)

Autor: desconocido

Cronología:  Siglo XIX; posterior a 1870

Cultura a la que pertenece: Período isabelino (IIº Imperio); posterior a 1870

Tipología y clasificación genérica: sillas; mobiliario utilitario.

Técnica y material: Madera (¿?) teñida en color nogal oscuro y barnizado

Inscripciones o marcas en la pieza: no se observan

Estructura: Ensamblaje a tope encolado

Decoración: Moldeado

Tapicería: Terciopelo color cobre capitoneado  y pasamanería

Henchido: cincha y muelle (retapizado moderno)

 

El estilo isabelino:

Es difícil precisar  como  es un mueble español del XIX pues existen diferencias diversas según la situación geográfica de donde provenga, y también a causa de las influencias extranjeras.

 

 En los últimos años del reinado de Carlos IV y en la primera década del XIX,  llegan a España los primeros muebles Imperio franceses según los nuevos criterios de Percier y Fontaine. Estos modelos son tomados como referencia por los ebanistas de los talleres reales.

 

Con el transcurso de los años el mueble Imperio se aligera y empieza a adoptar el estilo Luis Felipe, de estética más simple. Este proceso se desarrolla bajo el reinado de María Cristina, regente a la muerte de Fernando VII, hasta la mayoría de edad de su hija Isabel (1833-1843). En 1830 y coincidiendo con acontecimientos políticos a la muerte de Fernando VII, como el fin de la monarquía absolutista y el triunfo de la alta nobleza y de la burguesía, se produce un cambio de concepción en el mobiliario, aburguesándose y por lo tanto obviando todo lo superfluo en aras de  su utilidad. Se acerca quizás más al estilo Biedermeier alemán, alejándose del pomposo Imperio.

 

Mientras tanto Francia, de la que toman las cortes europeas las referencias estéticas, comienza un período de aburguesamiento de su mobiliario que le lleva a purgar los bronces y los dorados, pasando a los muebles de carácter realmente "utilitario".

 

El mueble isabelino que corresponde con el reinado de Isabel II (1843-1868) se vuelve cada vez más ecléctico, mezclando estilos como el gótico, Luis XIV , Luis XV y Luis XVI. La emperatriz  Eugenia de Montijo, de origen español, será la impulsora del  estilo Luis XV a imitación del estilo versallesco pero con menos calidad. Algunos autores distinguen dentro del mismo tres subestilos o subcorrientes:

 

1) El neogótico: la aparición de trazas góticas tiene indudable relación con la obra de Viollet Le Duc, no solo aquella realizada directamente sobre el monumento, sino también la obras escritas como historiador y teórico de la arquitectura, de gran influencia en toda Europa.

2) El neoclásico: acercamiento a los muebles estilo Boullé, cuyas aplicaciones de taracea de concha y metal sobre el ébano desarrollado sobre todo en el Luis XIV. Estos dos primeros pueden considerarse paralelos pues se desarrollan a la vez.

3) El Luis XV: se corresponde con el Segundo Imperio francés (1852-1870). Los salones se llenaron de múltiples muebles, en nombre del confort: cómodas, chifonniers, los nuevos poufs-taburete de forma cilíndrica, tapizado en su totalidad que puede llegar a tener notables proporciones, sillas con ruedas, fáciles de transportar en las reuniones y fiestas, butacas de todo tipo, al estilo Luis XV y Luis XVI, aparecieron en todos los palacetes y mansiones burgueses de mediados del siglo XIX.

 

Los muebles y los nuevos espacios domésticos ,por lo tanto, tienen que acoger nuevas costumbres producto de una sociedad burguesa que se relaciona socialmente: las tertulias, las visitas y la recepción. Estas dan lugar  a banquetes, cenas de amigos o prolongadas meriendas. Por lo tanto los nuevos mobiliarios están preparados para ser usados, vividos y además exhibidos;  no abandonan  por ello las maderas nobles, pero utilizan aquellas más resistentes como la caoba, el nogal  o el palosanto.

 

El Luis XV isabelino es sinónimo de terciopelo y a la hora del tapizado  utiliza el ostentoso capitoné y el boutoné, o "el moteado", como lo llaman nuestros tapiceros, con tela lisa (en los casos más elegantes un raso para servirse de sus brillos, que dan elegancia, siendo además la tela tan perceptible debido al capitoné) o se relaciona con  el damasco de anticuados dibujos. La escala aumenta pues la vanidad de la nueva burguesía no tiene límite cuando finge la nobleza de una casa.

 

El Museo Romántico de Madrid guarda un conjunto de sillas, sillón y sofá moteados muy representativos de este momento, y de evidente similitud con el mobiliario de la Biblioteca histórica. No hay que olvidar que dicha época coincidió con lo que podríamos llamar el reinado de los tapiceros, ese período en que lo más importante de un mueble no era su estructura de madera, sino, por el contrario, su recubrimiento a base de telas, plumas y demás elementos que favorecían su carácter de comodidad y su calidad de elemento mullido.

 

Llegados a este punto podemos decir que el mueble que analizamos en esta ficha se asoma sin duda a esta época, por la influencia precisamente de estos elementos estéticos, pero con un rasgo definitorio propio, que es su carácter eminentemente práctico, pues la tela está más pensada para un mueble utilitario de diario que para un mueble de uso esporádico o decorativo en un rincón elegante de una casa.

 

Actualmente los muebles románticos nos han llegado ligeramente transformados: las ruedecillas sobre las que se apoyaban sillas y sillones han desaparecido. Las alturas, en la medida de lo posible, se han acortado para adaptarlo al tamaño de la nuevas casas, reducidos apartamentos.

 

En el caso del mobiliario de la Biblioteca Histórica, su tapizado y su "henchido" parece más adaptado a un uso cotidiano que busca un mueble utilitario cómodo  y de elegancia sencilla y sin pretensiones.

Documento original en PDF

Bibliografía: 

  • VV.AA : El mueble del siglo XIX: Francia, España y Portugal. Col. "El Mundo de las Antigüedades". Planeta De Agostini (con la colaboración de Sotheby´s); Barcelona, 1989, pp. 71-76.
  • Feduchi, Luis (Dir. Col.) : El Museo Romántico . Col. "El mueble en España" , Vol. III; Afrodisio Aguado, Madrid, 1950; pp. 15-35
  • Feduchi, Luis: Historia de los estilos del mueble español . Edit. Abantos, 1969, pp. 313-316

 

Webgrafía

 

 

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Comentarios - 2

Marta Sanchez

2
Marta Sanchez - 1-06-2016 - 18:46:57h

Genial trabajo sin duda.

Andrés

1
Andrés - 17-04-2012 - 23:10:17h

Muchas gracias al Director y al personal de la Biblioteca Histórica por publicar este trabajo y por todas las facilidades brindadas para realizarlo.
Gracias a Nuestro profesor Miguel Hermoso Cuesta por realizar la propuesta de este trabajo e incentivarnos para su consecución. Tenemos una deuda con él por su profesionalidad y por hacer de esta actividad algo serio y "lúdico" al mismo tiempo.


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