Con motivo de la donación de la escultura "Delfín en el salto", de la artista Guadalupe Tello Plaza, la Biblioteca Histórica ha querido organizar esta microexposición en la que se presenta al público la obra recientemente donada. Pero en esta ocasión no lo hace sola sino acompañada de un bello ejemplo del arte tipográfico del veneciano Aldo Manuzio, con su característico anagrama, un ancla enlazada por un delfín, símbolo de firmeza y alegre ímpetu, y cuyo lema festina lente, "corre despacio", reflejo del trabajo y la constancia que siempre le caracterizó, ha inspirado el título de esta pequeña exposición. El libro seleccionado ha sido Simplicii commentarii in quatuor Aristotelis libros De coelo cum textu eiusdem (graece), de Aristóteles, impreso por los herederos de Aldo en Venecia en 1526 [BH DER 1477] y permanecerá en la exposición hasta el próximo 3 de agosto PRORROGADA DEL 20 DE AGOSTO AL 11 DE SEPTIEMBRE. [Seguir leyendo]
Aldo Manuzio
Numerosos impresores y editores en la etapa de la imprenta manual se sirvieron de emblemas o divisas como marca de identificación que les sirviera como lema para representar su vida y su producción. La marca tipográfica más famosa de la historia es la del impresor veneciano Aldo Manuzio, también utilizada por sus descendientes y varios editores posteriores hasta el siglo XX.
Teobaldo Manuzio (1450-1515), más conocido como Aldo Manuzio, célebre humanista de quien se dice que prolongó su actividad docente con su labor impresora por su gran aportación a la difusión del conocimiento de los clásicos. Comenzó sus actividades como impresor y editor en Venecia hacia 1490 con el objetivo principal de publicar ediciones completas, correctas y críticas de los clásicos grecolatinos. Fue además autor y editor de obras de literatura y de gramáticas y diccionarios griegos utilizando unos caracteres griegos tallados siguiendo la escritura griega común de la época, grabados por Francesco Griffo de Bolonia. Excelente tipógrafo, rivalizó por su habilidad en el arte de la imprenta con los más hábiles tipógrafos europeos.
Aldo dio a sus libros el formato habitual, folio o cuarto, pero la fama mayor, junto con el éxito económico, le vino por su colección en octavo, un formato de "bolsillo", de clásicos latinos e italianos, iniciado en 1501 con las obras de Virgilio y Horacio, fáciles por su pequeño tamaño de transportar y de leer sin necesidad de apoyar el volumen en la mesa.
Su espíritu innovador le llevó a encargar a Francesco Griffo de Bolonia unos nuevos caracteres, más acordes al tamaño reducido de la página, que copiaban la cursiva manuscrita humanística. Se dice que pudo ser la escritura de Petrarca la que sirvió de modelo para este nuevo tipo de letra, conocida con el nombre de cancilleresca, grifa, aldina, cursiva e itálica y que continúa utilizándose en la actualidad.
Este tipo de libros aldinos resultaba más barato que los griegos o los de tamaño folio, pero su precio continuaba siendo muy elevado, lo que propició el plagio de sus ediciones, a pesar de un privilegio veneciano de 1502 en el que se le reconocía el monopolio en Italia de las obras editadas en griego y latín y compuestas en letra cursiva.
La permanente preocupación de Aldo, no sólo por la bella presentación de las obras, sino también por la corrección del texto, hizo que se rodeara de un selecto cuerpo de filólogos en torno a su casa y a su imprenta, fundando en 1500 la "Aldi Neacademia", con la función de decidir qué obras imprimir y seleccionar los mejores manuscritos de cada texto. Contó entre sus miembros con Erasmo quien durante nueve meses preparó la traducción de dos obras de Eurípides y una nueva edición ampliada de los Adagia (1508, la 1ª es de 1500) y que nos da información sobre el trabajo en la Academia Aldina en su obra Opulentia sordida. La Biblioteca Histórica posee los siguientes ejemplares de los Adagia de Erasmo. Florencia : Giunta, 1574 [BH FLL 14904, BH FLL 15656].
La célebre familia de los Aldo también gozó de gran fama por sus encuadernaciones, de influencia islámica, caracterizadas por el empleo de la técnica del dorado (grabado en frío) y con elementos lineales (líneas rectas y curvas entretejidas) y ornamentales (hojas estilizadas y entrecruzadas).
A la muerte de Aldo Manuzio, conocido como "el Viejo", el taller siguió con la misma línea editorial durante todo el siglo XVI, primero bajo la dirección de su suegro, Andrea Torresano y luego sucesivamente bajo la dirección de su hijo Pablo y de su nieto Aldo, el Joven.
Fondo de Aldo Manuzio en la Biblioteca
La biblioteca custodia un total de 143 ejemplares del impresor Aldo Manuzio (como autor, traductor, editor e impresor) y de su nieto Aldo, entre los que figuran 30 ejemplares impresos por Andrea Torresano, a partir de 1515. (He aquí una relación de los mismos)
Para la exposición se ha seleccionado la siguiente obra, que podrá contemplarse hasta el próximo 3 de agosto:
Aristóteles. Simplicii commentarii in quatuor Aristotelis libros De coelo cum textu eiusdem (graece). Venetiis : in Aedibus Aldi et Andreae Asulani, 1526 [BH DER 1477]
Marca tipográfica de Aldo Manuzio, "Festina Lente"
Como ya se ha indicado, la marca tipográfica más famosa de la historia es la del impresor veneciano Aldo Manuzio, un áncora sobre la que se enrosca un delfín y a ambos lados de ella el nombre de ALDUS y una leyenda: Festina lente.
Pudo inspirarse en una moneda de Tito Vespasiano que sabemos que Aldo poseía según lo indica Erasmo en su adagio 2.1.1 al glosar el lema Festina lente (apresúrate despacio). Pero es muy posible que la influencia para adoptar esta marca viniera de un pasaje de la obra Hypnerotomachia Poliphili (Sueño de Polífilo), del dominico Francesco Colonna, cuya primera edición vio la luz en 1499 en sus prensas venecianas.
La Biblioteca Histórica pone a disposición de los investigadores la edición facsímil del original de la Biblioteca Nacional de Madrid, I-1324.
Francesco Colonna. Hypnerotomachia Poliphili : (Venetiis, Aldo Manuzio, 1499), with an introduction by Peter Dronke. Zaragoza : Las ediciones del Pórtico, 1981. [BH FAC 232]
Se trata de uno de los más célebres libros ilustrados de la historia de la imprenta adornado por cerca de 170 bellísimas xilografías talladas por un artista anónimo, aunque algunos las atribuyen a Benedetto Bordon, artista veneciano. Fue la primera obra en italiano que Aldo imprimió y la única que fue ilustrada.
En el capítulo VII de la obra, Poliphilo encuentra un jeroglífico con un delfín enroscado en la caña de un ancla y un círculo acompañado de un mensaje en griego que el propio Poliphilo interpreta y traduce por semper festina tarde (apresúrate siempre despacio), una recomendación sobre la paciencia y la acción realizadas de forma oportuna y conjunta, cualidades que se reflejaban en el talante diligente y minucioso de Aldo.
Los motes, en ocasiones procedentes de versos latinos, se caracterizaban por ser breves, agudos y ambiguos, y las picturae, con su simetría y proporción, cumplían los requisitos señalados como propios en los tratados de Retórica y de Emblemática. Muchas marcas tipográficas utilizaron en la etapa de la imprenta manual convenciones emblemáticas, bien conocidas por los humanistas, como el propio Aldo. Andrea Alciato, en su Emblematum liber, utiliza la imagen del ancla y el delfín en su emblema CXLIII: Princeps subditorum incolumitatem procurans (Del príncipe que procura la seguridad de sus súbditos). Puede verse en la pág. 115 de la versión digital de la siguiente obra:
Andrea Alciati. Emblemata. Lyon : Guillaume Rouillé, Mace Bonhomme, 1548 [BH FLL 20344]
Adjuntamos el análisis completo del emblema de la edición Lyon: Guillaume Rouillé, 1549, información extraída de la Base de datos y biblioteca digital de los libros de emblemas españoles de los siglos XVI y XVII.
Motivo: Un delfín aparece enroscado en torno al eje de un ancla que descansa sobre unas rocas, ante un paisaje marino en calma en el que se distinguen una población y algunas embarcaciones; en el horizonte brillan los rayos del sol.
Significado: Tanto el piadoso delfín como el ancla, que auxilian a los navegantes en el fragor de la tormenta, deben recordar a los reyes que su obligación consiste en procurar la seguridad de sus súbditos.
Epigrama. Todas las veces que el viento furioso\al espontoso [sic] mar mueve gran guerra\socorre al navegante el piadoso\delfín, clavando el áncora en la tierra.\Cuán bien parecería al religioso\rey, en quien la piedad pura se encierra,\ser áncora a su pueblo de contino\trayendo esta divisa del delfino.
Para profundizar el fascinante mundo de la literatura emblemática de la Edad Moderna puede visitarse la exposición "Palabras, Símbolos, Emblemas" organizada en 2011 por la Biblioteca Histórica y la Fundación Carlos de Amberes.
A continuación reproducimos unas palabras de Consuelo de la Cuadra, de la Facultad de Bellas Artes de la UCM, sobre la escultura "Delfín en el salto" y su autora, Guadalupe Tello Plaza, escritas para la ocasión:
Un delfín en una Biblioteca
Es frecuente decir de quien se encuentra despistado o fuera de lugar que parece un pulpo en un garaje. Pudiera ser que algún usuario de la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla, de ahora en adelante, al ver el delfín que señorea entre las vitrinas de la sala de exposiciones cambiara la frase por la de estás más perdido que un delfín en una biblioteca.
Pero nada más lejos de la realidad. Porque en este caso se trata de un delfín perfectamente orientado, es más; podría decirse que después de muchas horas de navegación por los diferentes rincones de este océano que es la Universidad Complutense de Madrid, ha encontrado su casa, su lugar.
Nació de la capacidad de observación, análisis y expresión de la artista Guadalupe Tello Plaza. Tuvo un largo periodo de gestación, como corresponde a los delfines, en el que Guadalupe, con gran sensibilidad dibujó sus perfiles y peleó por plasmar en una imagen toda la pujanza y gracia que arrojan los delfines en el salto. Realizó la escultura de 84 x 235 x 71,5 cm en poliestireno expandido sobre un eje de hierro soldado a una placa del mismo material, recubriendo la superficie de escayola de alabastro para envolver las formas, que pulimentó, acariciando con mimo la superficie, hasta lograr toda suerte de matices que hablan de la musculatura, la ergonomía y la belleza, si la definimos como función plena expresada.
Para ello fueron sus modelos los delfines de la Casa de Campo, Guarina y Tritón, de los que llegamos a ser amigos personales tras los numerosos años en los que realizamos un trabajo de campo en el Zoo Aquarium de Madrid, gracias al acuerdo que establecimos con Amparo Fernández García, directora comercial y de comunicación y Enrique Sáez Fernández, veterinario del Parque. Desde 1990 hasta el 2002, tuve el placer de dirigir este proyecto que, bajo el título de El Animal como Elemento de Expresión Artística - Biodiversidad en la Materia Escultórica, inauguró en las aulas de modelado los trabajos con el reino animal. Las asignaturas de Modelado del Natural (posteriormente, Escultura III e Idea, Concepto y Procesos de la Creación Artística) que trabajaban en exclusiva en el contexto de la figura humana, vieron a partir del año 1990 incorporado a sus ejercicios al animal como elemento de expresión artística. Esto supuso savia nueva, no sólo por el oxígeno del exterior que entraba en las aulas, sino incluso para renovar y profundizar la mirada hacia el cuerpo humano. Los estudiantes se volcaron con el proyecto realizando en ocasiones piezas de un nivel artístico máximo, como el delfín que nos ocupa, producto de este proyecto y que se mostró orgulloso en las exposiciones que bajo el título de Biodiversidad en la Materia Escultórica, se realizaron en el año 2002.
Aquí se independizó de Guadalupe que, por razones obvias dado su tamaño, le otorgó la emancipación.
El delfín fue visto por la sala de exposiciones del Zoo Aquarium, por la sala de exposiciones de la Facultad de Bellas Artes, presidiendo la entrada a la Facultad de Biológicas y sirviendo de marco para diversos retratos de grupos en el hall de la Facultad de Bellas Artes. En todos los lugares por los que pasó causó gran admiración y reconocimiento.
De las múltiples restauraciones que debieron realizarse con ocasión de los trayectos, a veces un poco secos, de unos espacios a otros, se ocupó con gran profesionalidad y cuidado Sonia Cabello García, en principio destacada alumna dentro del proyecto y posteriormente profesora, animadora y alma del mismo.
Por razones de cambio de imagen en la Facultad de Bellas Artes, a partir del 2010 el delfín se situó al exterior, donde el viento y el agua, terminaron de modelarlo. Como resultado de esta colaboración tenemos a nuestro precioso ejemplar vestido de años y de huellas en su piel.
Por esas cosas de la vida, conoció a Luis Mayo Vega, ilustre artista y profesor de la Facultad de BBAA, reconocido entre nosotros por sus muchas virtudes, pero principalmente por enamorado y protector del arte y de los artistas, un auténtico mecenas.
Y como buen mecenas, sabe de otras sensibilidades y enamorados de las causas artísticas por lo que habló del delfín a Marta Torres Santo Domingo, directora de la Biblioteca Histórica, con la que colabora en singulares y fantásticos proyectos expositivos. Marta, rápidamente, al ver el delfín lo sintió como propio, apreciando no sólo la espléndida escultura que todos reconocemos, sino el símbolo de la edición Aldina que para los que no sabíamos de ello nos enteramos de paso que fue la más importante imprenta del renacimiento cuya marca de impresor representa un delfín con un ancla.
Parece que las cosas tuvieran una razón de ser incluso antes de realizarse y que navegan hacia ellas aunque nosotros no lo sepamos. Observando el itinerario de este delfín resulta imposible no reflexionar sobre la idea de destino.
Así como, también, sobre la idea de equipo. En este comentario me surgía inconscientemente el pronombre nuestro para referirme al delfín y pienso que no es baladí. No sólo porque siendo ya independiente, nos acompañó por numerosos puertos y forma parte de nuestra historia personal. Ni porque, a partir de este momento, pase a ser casi emblema de la Biblioteca Histórica Marques de Valdecilla y por tanto parte nuestra, además, muy bien cuidado, como todas las obras artísticas que en el formato libro acogen allí.
Principalmente porque el delfín, aunque parece ser autónomo e independiente, no sería nadie sin el cuidado, significación y empuje que entre todos le otorgamos.
Muchas gracias a los que hacéis que esto sea posible.
Consuelo de la Cuadra
Con esta pequeña exposición, la Biblioteca Histórica desea agradecer la donación de la pieza a su autora, Guadalupe Tello Plaza, y a los profesores Luis Mayo, Consuelo de la Cuadra y Sonia Cabello, todas las gestiones realizadas para que una nueva creación de una joven artista complutense, formada en la Facultad de Bellas Artes, sea depositada en la Biblioteca Histórica.
Bibliografía
- Dahl, Svend. Historia del libro. Madrid, Alianza Editorial, 1999
- López Poza, Sagrario. Los libros de emblemas y la imprenta. En "Lectura y Signo", 1, 2006, pp. 177-199
- Satué, Enric. El diseño de libros del pasado, del presente, y tal vez del futuro : la huella de Aldo Manuzio. Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1998
- Base de datos y biblioteca digital de los libros de emblemas españoles de los siglos XVI y XVII [Recurso electrónico] (última consulta, 8-6-2012)