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En el Bicentenario de la Constitución de Cádiz: el teatro político de propaganda absolutista.

Isabel Corullón Paredes 4 de Diciembre de 2012 a las 15:07 h

El desarrollo de los debates en las Cortes de Cádiz, con el triunfo de las tesis liberales, alarmó a los partidarios del Antiguo Régimen, entre los que se crea un ambiente de resistencia y oposición encarnizada.  A partir de 1813 se puede hablar de una auténtica contraofensiva reaccionaria, apreciable en las publicaciones de la época. Mediante el despliegue de una labor de captación del pueblo, fue creándose un estado de opinión favorable al absolutismo. La prensa y la literatura fueron los medios elegidos para ello. [Seguir leyendo]

 

La invasión francesa y la Guerra de la Independencia habían puesto de manifiesto el importante papel que tenían los escritores para persuadir y excitar el fervor patriótico del pueblo. La literatura se puso al servicio de la propaganda de uno u otro bando, y el teatro se afianzó como expresión literaria fundamental al servicio de la causa patriótica, debido a su gran alcance popular. Dado el alto porcentaje de analfabetismo existente, el teatro constituía la forma más eficaz de instruir y transmitir los mensajes.

 

Las numerosas comedias, dramas, tragedias y sainetes publicadas a partir de 1808 permiten seguir paso a paso los acontecimientos políticos desde la caída de Godoy hasta el regreso de Fernando VII. A menudo se trataba de obras alegóricas, en que los personajes representaban grandes conceptos o ideales, y la trama servía para transmitir un mensaje de ejemplaridad, de unidad y esperanza en la victoria.  Pero aparte de un teatro patriótico, existió además un teatro político. Tanto liberales como conservadores utilizaron el teatro para convencer a la ciudadanía de su ideario, al mismo tiempo que trataban de identificarlo con el verdadero patriotismo. En la batalla que disputaban liberales y serviles, el teatro contribuyó a crear un estado de opinión favorable a la vuelta al absolutismo, representado por Fernando VII.

 

 En la Biblioteca Histórica se conserva una obrita teatral titulada La Atenea, [BH FLL 12057(5)] ), editada en Valencia en 1813, de V.R.A. siglas que corresponden a Vicente Rodríguez de Arellano (1750-1815). Se trata de un autor de éxito popular como poeta y dramaturgo, a pesar de que fue mal tratado por la crítica de la época. Escribió piezas teatrales de todo género. Es conocido por su ideología inmovilista,  pues  a partir de 1812 se caracterizó por su defensa exaltada del absolutismo. Este hecho nos informa de que estamos ante una obra de propaganda a favor de la monarquía absolutista, que preparaba el retorno de Fernando VII.

 

La trama, a primera vista carente de interés político, es la siguiente: Marciano, uno de sus generales más leales, manifiesta al emperador Teodosio su amor por la princesa Atenea, y pide la aprobación para su casamiento. Teodosio, a pesar del amor que él mismo siente por ella, se siente obligado por razón de Estado a honrar al leal  Marciano. En un encuentro fortuito con Atenea, ésta, que se confiesa enamorada de Teodosio, comprueba que su amor es correspondido,  declarándolo ante Marciano a continuación. Marciano, generoso, celebra que sea Teodosio el elegido, y renuncia a su boda con Atenea para que Teodosio reine en paz en toda su grandeza.

 

Estamos ante una obra alegórica de intención política más que patriótica, en la que Atenea parece representar a la nación española. Era algo habitual que España fuese la protagonista de los dramas patrióticos. En este caso no hay una alusión directa, pero resulta fácil realizar una lectura política del contenido de esta obra. La figura Teodosio correspondería a Fernando VII, que representaba la monarquía absolutista, símbolo de la grandeza de la monarquía española, Su poder se sustentaba en la labor que habían realizado los generales leales como Marciano, nos dice el texto de la obra.  Marciano podría representar las Cortes, que habían constituido el poder legítimo durante la ocupación francesa, gracias a las cuales se mantuvo la independencia de la nación española frente a los franceses, mostrando su lealtad a la monarquía borbónica. Teodosio- Fernando se encontraba por este motivo en deuda con Marciano-Las Cortes, y estaba dispuesto a renuciar generosamente a Atenea por lealtad a sus fieles. Pero será la propia Atenea-la nación española la que elija entre los dos pretendientes, decidiendo libremente entregarse a su rey, en vez de aceptar la forma de monarquía constitucional bajo el control de las Cortes que había establecido la Constitución de Cádiz.

 

Se trata, por tanto, de una obra de propaganda velada a favor de la vuelta de Fernando VII y del restablecimiento de la monarquía absoluta, publicada en el mismo año en que se retiraban las tropas francesas de España, tras ser derrotadas en la batalla de San Marcial. Su publicación en Valencia no es casual, y está, sin duda, en relación con la existencia allí de un importante foco de absolutistas. Tras la retirada del general francés Suchet, el control de Valencia pasó a manos del capitán Elío, que ocupó la Capitanía General. No hay que olvidar que en 1814 Fernando VII se desviará del itinerario que le habían trazado las Cortes para su vuelta a Madrid, llegando primero a Valencia. Allí será recibido por el capitán Elío, que pronunció un discurso de claro signo absolutista. Fernando VII buscaba rodearse de sus fieles, preparando el golpe de Estado por el que quedaría abolida la Constitución de 1812 y se iniciaría la persecución de los liberales.

 

 

Bibliografía 

  • Freire, Ana María. El Arte dramático al servicio de la causa: el teatro patriótico y político. En España 1808-1814, de súbditos a ciudadanos, [s.l.], 2008

 

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