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Piel sobre tabla. Encuadernaciones mudéjares en la Biblioteca Nacional de España. Exposición del 12 de marzo al 19 de mayo de 2013

Antonio Carpallo Bautista y Arsenio Sánchez Hernampérez 11 de Marzo de 2013 a las 17:53 h

Uno de los aspectos más interesantes de la Edad Media en la península ibérica fue, sin duda, la coexistencia de las tres cultu­ras del libro. Entre 711 y 1609, judíos, musulmanes y cristianos compartieron un espacio común en el que la convivencia generó múltiples conflictos, pero también elementos culturales únicos, siendo el más conocido el arte mudéjar. Los artesanos mudéjares encontraron en las cubiertas de los libros un soporte ideal para desplegar todo su repertorio de geometrías, complejas lacerías y claroscuros. Además, supieron adaptarse a las nuevas exigencias del libro impreso, sustituyendo materiales y me­jorando las técnicas, facilitando así la transición de la encuaderna­ción medieval a las técnicas modernas. La Biblioteca Nacional de España atesora un fondo excepcional de encuadernaciones mudéjares, no solo por su cantidad y cali­dad, sino también por la diversidad de procedencias y temática, lo que hace posible mostrar reunido, por primera vez, un con­junto único, reflejo de la España de las tres religiones. [Seguir leyendo]

 

Mucho se ha escrito sobre el arte mudéjar en general y sobre su encuadernación en particular. Tanto que parece que todo está dicho. Sin embargo, no es así. Son pocas las encuadernaciones de este estilo conocidas y generalmente son las mismas que se repiten y repiten,  por ese bucle de exposición-reexposición en el que entra cualquier obra singular del patrimonio, por que el mal estado en el que se encuentran otros no permite la exhibición de obras notables o, más probablemente, por la falta de catálogos sistemáticos en el que aparezcan bien descritas y que permitan su estudio y difusión. Por ello, cualquier muestra que dé a conocer los ricos fondos bibliográficos de nuestro país es bien acogida y, como no podía ser de otra manera, la Biblioteca Nacional de España, que acaba de cumplir su tercer centenario, tenía que sumarse a este esfuerzo.

 

No es la primera exposición de encuadernaciones celebrada en la Biblioteca Nacional. En 1985 se mostraron parte de las encuadernaciones que habían servido para ilustrar la importancia del patrimonio bibliográfico español en la Biblioteca Wittockiana (Bruselas) dentro de las actividades programadas con ocasión de Europalia 85-España. En 1992, Isabel Ruiz Elvira seleccionó algunas de las obras maestras de la encuadernación española conservadas en la Biblioteca Nacional publicando un catálogo que sigue siendo una referencia imprescindible. Sin embargo, hasta el momento no se habían tratado los fondos mudéjares como grupo homogéneo ni se habían mostrado reunidos para poder apreciar con cierta perspectiva un conjunto de encuadernaciones con sorprendentes variaciones constructivas y estilísticas que sólo se pueden justificar por la coexistencia de culturas de tradición oriental y occidental en la España de la Baja Edad Media. Por ello, con Piel sobre Tabla, creemos que la Biblioteca Nacional reinicia una línea de trabajo que había quedado en un segundo plano y, además, pone un nuevo eslabón en la cadena que comenzó con Memoria de los moriscos (2010) y continuó con Biblias de Sefarad (2012).

 

La encuadernación mudéjar es el estilo más conocido de la encuadernación española. Sus decoraciones de tradición mediterránea fueron reinterpretadas en la península ibérica y gracias a la confluencia de corrientes estéticas cristianas, judías y, sobre todo, islámicas, dieron lugar a un estilo propio que pervivió durante siglos. Desde España se expandió a otros lugares del Mediterráneo entre los que destaca el Nápoles del siglo XV gracias al impulso de la corte del rey Magnánimo, Alfonso V. Y fruto de esa capacidad de síntesis y asimilación de todo lo nuevo, el mudéjar conocerá una nueva etapa de expansión y desarrollo técnico en Italia, destacando entre otros los focos de Roma, Florencia y, especialmente, Venecia.

 

Para la preparación de esta exposición se estudiaron las cubiertas de más de 250 manuscritos incunables y libros raros pertenecientes al fondo antiguo de la Biblioteca Nacional, de las cuales se seleccionaron definitivamente 52. Aunque de origen diverso, la mayor parte proceden de instituciones eclesiásticas, como la Catedral de Toledo -entre los que se encontraban las bibliotecas de los cardenales Francisco Javier Zelada y Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón-, el Convento de San Vicente de Plasencia, el Colegio de Santa Catalina de Osma, el Monasterio de Poblet, la Catedral de Ávila, Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial; otras formaban parte de los fondos fundacionales de la Biblioteca Nacional y un grupo no menos importante entró en la casa por compra del Estado -el caso de las valiosas colecciones de bibliófilos como Pascual de Gayangos o del Duque de Osuna e Infantado, que unió las famosas bibliotecas del Marqués de Santillana y el Conde de Benavente-. Completa la exposición una selección de fotografías del siglo XIX firmadas por Laurent con vistas de arquitecturas mudéjares además de dos magníficos dibujos de Mariano Fortuny y la bella imagen de una sinagoga plasmada al aguafuerte por el artista holandés Rembrandt van Rijn. Todos estos fondos proceden de la Sección de Bellas Artes, fuente inagotable de recursos gráficos.

 

La exposición se divide en cinco áreas. La primera, denominada Influencias en la encuadernación mudéjar, muestra la relación de la encuadernación árabe en el plan decorativo del mudéjar. La segunda sección, el Contexto social refleja la coexistencia de las tres religiones mayoritarias en la España de finales de la Edad Media y comienzos del Renacimiento y la situación  de precario equilibrio que se romperá, en 1492 con la expulsión de los judíos de los reinos de Castilla y Aragón hasta finalizar en 1614 con la expulsión de los últimos moriscos de Castilla. El final de este proceso de limpieza étnica está representado por la encuadernación de la obra de Manuel Crisoloras Erotemata Chrysolorae, donde el superlibro de la Biblioteca del Real Monasterio de El Escorial se impone contundentemente sobre los delicados hierros sogueados. El grueso de encuadernaciones se expone en la tercera parte, dedicada a las estructuras decorativas. Se ha realizado una organización del espacio expositivo atendiendo a las clasificaciones tradicionales de la bibliografía. De esta manera se muestran encuadernaciones de complicadas lacerías, otras en las que la decoración se organiza en bandas rectangulares o en bandas oblicuas así como encuadernaciones en las que un rectángulo se divide en dos u otras en las que, además, este rectángulo es ocupado por motivos de variada forma y composición. A continuación, se expone un grupo de encuadernaciones quizá más "impuras" en las que, además de las lacerías o los sogueados de aire oriental, se imprimen motivos animales o vegetales de estilo gótico o renacentista y una cuidada selección de encuadernaciones italianas, realizadas en Nápoles, Roma, Florencia y Venecia.  Como es sabido, el Romanticismo recuperará gran parte del legado medieval como reacción a los cambios políticos y sociales producidos en Europa. Fruto de ello será la creación de estilos "nacionales" en Francia, Alemania o Inglaterra. España encontrará en el mudéjar las señas de su identidad nacional generando un arte neomudéjar que también dejará en la encuadernación algunas interesantes realizaciones. Este renacer se muestra a través de obras de extraordinarios encuadernadores de finales del siglo XIX y del siglo XX. Como cierre de la exposición, un pequeño grupo de encuadernaciones de época y de recreaciones históricas servirán para ilustrar las estructuras y técnicas de elaboración de los encuadernadores mudéjares.

 

La idea de realizar una exposición sobre las ricas encuadernaciones de los siglos XV y XVI llevaba en mente de los comisarios y de la propia institución varios años, pero no fue hasta 2012 cuando este proyecto comenzó a tomar forma. Desde el principio se consideró que el estudio de la encuadernación debía realizarse desde dos puntos de vista complementarios: la técnica constructiva y los aspectos decorativos. Fruto de este trabajo mixto han surgido importantes e interesantes vías de trabajo que deben desarrollarse en el futuro, pero aquí presentamos los primeros resultados. Por otra parte, el estado de conservación del fondo es, en general correcto, aunque en algunos casos muestran síntomas evidentes de desgaste o problemas parciales de conservación cuando no procesos de deterioro. Muy pocas instituciones de nuestro país disponen de laboratorios y personal suficiente para afrontar la conservación del patrimonio bibliográfico y documental y un buen número de encuadernaciones medievales corren un serio riesgo de desaparición bien por falta de atenciones, bien por que estas atenciones no siempre son adecuadas. Nuestra propuesta inicial de mostrar el fondo en su estado actual, sin intervenciones que modificaran la apreciación por parte del visitante y proporcionar una idea lo más cercana posible al estado de la cuestión fue aceptada por la Biblioteca Nacional con una cierta extrañeza inicial, pero con una generosidad digna de agradecer.

 

Finalmente queremos agradecer a la colaboración sincera de numerosos amigos y colaboradores en todas las fases del proyecto. La Biblioteca Nacional ha hecho posible esta exposición poniendo todos sus medios -que no son pocos- a nuestra disposición. Rosario López fue la primera en manifestar su interés y apoyo incondicional al proyecto, que fue respaldado inmediatamente por Julián Martín. Los autores de los artículos del catálogo trabajaron en tiempo récord en textos que complementan y sin duda mejoran la narración expositiva. El trabajo más ingrato, coordinar el movimiento de piezas, subir y bajar los pesados carros y controlar que todo siga su curso ha sido la ingente tarea que Cristina Guillén, Malaquías Velasco, Sonia Molina, Raquel Moure, Eduardo Gómez , Fernando Gómez y Resurrección Sanz  del Servicio de Manuscritos y Carmen Calatayud, Isabel Ortega y Amparo Beguer, del servicio de Bellas Artes han realizado siempre con una sonrisa. Si las encuadernaciones pueden ser contempladas con una magnífica calidad es gracias al trabajo de los fotógrafos de la propia Biblioteca Nacional y a los cuidados esmerados de los restauradores del centro. Finalmente, queremos agradecer al personal de los servicios de Publicaciones y de Difusión su paciencia y sabios consejos. No queremos olvidar al Museo Textil de la Universidad Complutense por las facilidades ofrecidas para la exposición de la alfombra de oración del siglo XV.

 

Y cómo no, a los encuadernadores mudéjares que nos transmitieron un magnífico legado para estudiar y disfrutar.

 

Antonio Carpallo Bautista y Arsenio Sánchez Hernampérez. Comisarios de la exposición.

 

Más información:

Biblioteca Nacional de España. Piel sobre tabla. Encuadernaciones mudéjares en la BNE

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Comentarios - 1

Clara Carbonell

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Clara Carbonell - 15-03-2013 - 20:19:30h

Muy interesante el artículo. Es importante divulgar este tipo de iniciativas que, desafortunadamente, al final suelen tener un público muy reducido.


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