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En el III Centenario de su nacimiento. I, Jorge Juan, astrónomo

Isabel Corullón Paredes 13 de Mayo de 2013 a las 15:02 h

En 1713 nacía en Novelda (Alicante) Jorge Juan Santacilia, marino y notable científico, uno de los principales exponentes de nuestra Ilustración. Comenzó su formación con 16 años en la Academia Militar de San Fernando. En 1734, siendo todavía guardia-marina, participó en la expedición al Virreinato de Perú para medir un grado del arco del meridiano terrestre. A su vuelta, tras haber permanecido nueve años en América, en 1748 el Marqués de la Ensenada le encarga viajar a Inglaterra para conocer las nuevas técnicas navales, para posteriormente ponerle a cargo de la construcción naval española. Paralelamente llevó a cabo la renovación de los estudios de la Academia de Guardia-Marinas, creando en Cádiz el primer observatorio astronómico español. Embajador en Marruecos en 1766, será nombrado en 1770 Director del Seminario de Nobles en 1770, encargándose de la reforma esta institución, en decadencia desde la expulsión de los jesuitas. Muere en Madrid poco después, en 1773. Fue durante toda su vida eficaz colaborador del reformismo borbónico, contribuyendo además al desarrollo de la ciencia en España. A lo largo de este año dedicaremos varios artículos a su memoria, repasando sus distintas facetas, como científico, ingeniero naval, marino y cronista, siempre a partir de sus obras principales, presentes en los fondos de la Biblioteca Histórica. [Seguir leyendo]

 

En el siglo XVII los científicos habían advertido que la tierra no era esférica. Hacia 1672 Richer emprendió varias observaciones con el péndulo en distintos lugares del planeta, concluyendo que la tierra estaba achatada por los polos. Estas observaciones sirvieron de base a Huygens y Newton para nuevas aplicaciones de la teoría de gravitación universal en los últimos años del siglo XVII. Sin embargo los sabios franceses, basándose en las mediciones realizadas por los Cassini, creían que la tierra era un esferoide alargado, achatado por el ecuador. La polémica entre los partidarios de una u otra teoría fue tan agria, que la Academia de las Ciencias francesa sugirió la idea de realizar nuevas mediciones. Se decidió hacer una medición en el virreinato de Perú, a la altura del ecuador, y otra en Laponia. Como se trataba en ambos casos de lugares bajo soberanía extranjera, era preciso obtener las debidas autorizaciones. A España llegó la solicitud en 1734 y fue bien acogida. Felipe V vio en el apoyo a esta expedición una ocasión de consolidar la buena relación con Francia, y una forma de conseguir información de primera mano de la situación de los territorios americanos.

 

Esta expedición era una oportunidad única para que España saliera de su aislamiento intelectual, por el que había estado ausente de la creación científica en los siglos XVI y XVII. Esta cerrazón cultural se basaba en la defensa literal de la doctrina oficial católica, integrada por la cosmología aristotélico-ptolemaica, la filosofía escolástica y la autoridad de la Biblia. La llegada de los Borbones había facilitado la  difusión de las ideas, con una abundante presencia de autores y libros franceses. La creación de nuevas instituciones para reorganizar el ejército y la armada, como la Academia Militar de Matemáticas de Barcelona (1714) y la Escuela de Guardia-Marinas de Cádiz (1727), había abierto algunas esperanzas para el desarrollo de la ciencia y la técnica.

 

En este contexto se presentó la ocasión de participar en la expedición para medir el arco del meridiano, oportunidad que supo aprovechar Felipe V. Propuso enviar a dos de sus mejores oficiales para asistir a los sabios franceses y facilitar las mediciones. Era necesario contar con dos personas suficientemente instruidas para ejecutar las mediciones, pues el propósito del rey era que realizasen las mismas observaciones por sí mismos, con independencia de lo que hicieran los franceses. Los elegidos, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, fueron ascendidos de Guarda-Marina a Teniente de Navío, saltándose varios grados del escalafón, para formar parte de la expedición.

 

Una vez llegados a Perú, los franceses organizaron los trabajos científicos en dos fases, una primera de topografía o geodesia, para medir distancias sobre la superficie terrestre. La segunda fase era la relativa a las observaciones astronómicas, con la medición de ángulos considerando como vértice el centro de la tierra. La expedición fue un fracaso para Francia a nivel humano, por las desavenencias entre los académicos, pero también a nivel científico: se eligieron los Andes para hacer las mediciones cerca del ecuador, lo que dificultó enormemente los trabajos por ser terreno muy accidentado y por estar casi permanentemente cubiertos de niebla. La expedición que realizaba mediciones en Laponia terminaría con anterioridad, concluyendo que  el grado era mayor cerca de los polos, como afirmaba Newton.

 

Sin embargo, para España esta expedición permitió el desarrollo como científico de Jorge Juan. El trabajo al lado de los académicos franceses, el matemático Louis Godin, el geógrafo y matemático La Condamine y el astrónomo y geómetra Bouguer, fue fundamental para la formación de Jorge Juan, que partía de los limitados conocimientos en matemáticas y astronomía recibidos en la Escuela de Guardia-Marinas. El trabajo serio y riguroso, a partir del acopio de datos con los nuevos instrumentos de medida que los franceses traían consigo, y su tratamiento matemático, combinando la teoría y la práctica, fue una inmejorable escuela. Estos factores marcaron su forma de aproximarse a la ciencia, convirtiéndole en un físico experimental.

 

Jorge Juan regresa a Europa en 1745, donde será reconocido como un físico eminente. Desembarca en Brest y en Paris será nombrado Académico. En 1746 regresa a España, pero muerto ya Felipe V, encontró aquí un discreto reconocimiento. En ese mismo año Jorge Juan escribe un libro de observaciones astronómicas y de experimentación física, fruto de su experiencia en la expedición. Antonio De Ulloa se encargaría de redactar la Relación histórica del viaje, que recoge los aspectos de tipo naturalista, obra en la que intervino también Jorge Juan. Para la redacción de sus Observaciones astronómicas, Jorge Juan se vio obligado a fijar sus conocimientos teóricos, afianzándose como newtoniano convencido. La publicación en 1687 de Philosophiae naturalis principia matemática de Newton habían marcado un punto de inflexión en la historia del pensamiento científico, que supuso la matematización de la ciencia. Jorge Juan considera las matemáticas como pieza fundamental del lenguaje científico,  que permiten la expresión de las leyes físicas en forma matemática. Es el primero en España en utilizar el cálculo infinitesimal, que denomina "matemática sublime". Las Observaciones  recogían lo concerniente a la medida del meridiano, las mediciones de latitud y longitud, la inclinación del Ecuador respecto al plano de la elíptica, y las experiencias de gravitación y presión atmosférica. Era el primer libro científico español en que se explicaban y comentaban abiertamente las teorías  físicas y matemáticas de Newton, Huygens y Galileo acerca de la dinámica, la  gravitación universal, el movimiento de rotación de la tierra, la fuerza centrífuga, etc.. Estas teorías estaban en la base de la intepretación de las mediciones y experimentos llevados a cabo en la expedición, que sirvieron para explicar que la Tierra era achatada por los polos debido a su movimiento y a los efectos de la fuerza centrífuga. Para evitar los problemas con la Inquisición fueron fundamentales los buenos oficios desplegados por el jesuita Andrés Marcos Burriel, encargado de la revisión de la obra antes de darla a la imprenta. Finalmente, para autorizar la publicación del libro, el Inquisidor General exigió a Jorge Juan que añadiera una nota afirmando que todas estas hipótesis eran falsas, pero éste la redactó de tal manera que permitía entender lo contrario.

 

La publicación de las Obervaciones astronómicas y phisicas hechas de orden de S.M. en los Reynos del Perú... (BH FG 2530) se restrasó también debido a problemas económicos. Gracias a la ayuda del Marqués de la Ensenada esta obra apareció finalmente en 1748, tres años antes que el libro de La Condomine. La publicación de la Relación histórica del viaje a la América meridional y de las Observaciones astronómicas marcan el inicio de una etapa en que la ofensiva reformista borbónica fue acompañada de proyectos de edición científica. El proceso de publicación tuvo muchas dificultades ya que se pretendía hacer una edición de la mayor calidad, lo que inplico: búsqueda de grabadores, adquisición del papel en Francia y Génova, compra de tipos en Holanda, y disposición de un taller dotado especialmente para poder imprimir estas obras. De las Observaciones se tiraron 1000 ejemplares, que fueron enviados a cortes y academias. Fue un libro que se extendió rápidamente por Europa, siendo traducido a varios idiomas, y con el que Jorge Juan obtuvo el inmediato reconocimiento internacional. Veinte años después  Jorge Juan escribió Estado de la astronomía en Europa, (BH FG530) que se publicó en 1773 como introducción a la segunda edición de las Observaciones ...., en la que hace balance desde el inicio de la revolución científica hasta mediados del siglo XVIII. Esta obra se publicaría en solitario en 1774, con carácter póstumo.

  

Bibliografía

  

  • Alberola Romá, Armando ; Die Maculet, Rosario. Jorge Juan Santacilia: marino y científico (perfil biográfico). Alicante, 2006?, Biblioteca Virtual Cervantes

  • La ciencia en la España ilustrada, González de Posada, Francisco (coord..), Madrid, 2007

  • Del saber de las estrellas: libros de astronomía en la Biblioteca Complutense, Madrid, 2009

  • Guillén , Julio F. Los tenientes de navío Jorge Juan y Santacilia y Antonio de Ulloa y de la Torre-Guiral y la medición del meridiano, Madrid, 1973

  • Jorge Juan y Santacilia, Madrid, Real Academia de Ingeniería, 2010

  • Lafuente, Antonio ; Mazuecos, Antonio. Los caballeros del punto fijo, Madrid, 1987.

  • Lucena Giraldo, Manuel. Clásicos en vida: las publicaciones de Jorge Juan y el reformismo borbónico en América, Alicante, 2006?, Biblioteca Virtual Cervantes.

  • Torres Santo Domingo, Marta. Los viajeros de la expedición para medir el arco del meridiano, Biblio3W: Revista bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, VII, 389, 2002

 

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