Cuando Jorge Juan es enviado a Londres por el Marqués de la Ensenada, dentro del plan para reforzar y desarrollar la Marina de guerra, en una misión de espionaje científico e industrial, con objeto de conocer las técnicas inglesas de construcción naval y la organización de la Marina británica, va acompañado de dos guardia-marinas, con el encargo de perfeccionar su formación académica. Las Ordenanzas de Marina de 1748 habían introducido novedades en la enseñanza de los cadetes, con objeto de formar a los mejores para el pilotaje. Hasta aquel momento los pilotos eran civiles, contratados por la Armada para viajes concretos, y se vio la necesidad de contar con pilotos propios. Jorge Juan advirtió al ministro que no podía satisfacer su encargo, pues no existían en Inglaterra instituciones para ello, y propuso establecer un observatorio astronómico en la Academia de Guardia-marinas de Cádiz. En el observatorio los oficiales más adelantados podrían completar los conocimientos teóricos de astronomía que se les impartían. Se trataba de desarrollar allí la formación de carácter superior que se buscaba. Como consecuencia nació el observatorio de la Academia de Cádiz en 1753. Con ello inauguraba una nueva política docente en las enseñanzas náuticas. [Seguir leyendo]

Jorge Juan fue nombrado Director de la Academia de Guardia-marinas en 1752 y su actividad supuso cambios importantes en la institución gaditana. Pretendía convertir la Academia y el Observatorio en un foco de difusión de la  ciencia dentro de la Armada, del que saliesen formados con más profundidad los cadetes y marinos mejores, con el objetivo de proporcionar a la Armada personal técnico de alto nivel para proyectos científicos y técnicos. El Observatorio contaba con instrumentos de calidad, lo que le convertían en uno de los mejor dotados de Europa, siendo el que ocupaba la posición más meridional de todos ellos. Al frente del mismo puso a Louis Godin, uno de los académicos franceses que encabezaran la expedición al Ecuador para medir el arco del meridiano. Las observaciones que se hicieron en Cádiz en estos primeros momentos iban dirigidas fundamentalmente al cálculo de la latitud y la longitud exactas del observatorio. Además se efectuaron observaciones de las distancias angulares de la luna y los planetas a las estrellas.

Las Ordenanzas de Marina de 1748 habían previsto la renovación de las enseñanzas, estableciendo el reforzamiento de la formación teórica en matemáticas, mecánica y astronomía, y colocando en primer plano las enseñanzas de navegación, todo ello con objeto de formar a los mejores cadetes para el pilotaje. Hasta entonces los pilotos eran civiles, contratados por la Armada para viajes concretos, pero en aquel momento se vio la necesidad de contar con pilotos propios. A pesar de esta renovación, cuando Jorge Juan llega a la Academia como Director, las lecciones seguían dictándose al modo tradicional. A él se debe la introducción de los libros de texto, que serían redactados por los profesores de la Academia. Él mismo escribió el Compendio de navegación para el uso de los cavalleros guarda-marinas, publicado en 1758, que sería el libro de texto de la Academia hasta 1773. Otra novedad importante fue la introducción del estudio de los fundamentos matemáticos de las distintas materias, con lo cual las dotaba de una nueva racionalidad. Con esto se daba un paso fundamental, pues suponía el abandono del recurso a la memorización de reglas y procedimientos de cálculo para resolver los problemas, que ahora debían ser planteados desde sus principios. Se trataba de formar a los cadetes en los requisitos del pilotaje, que para marcar diariamente la posición del buque en la carta de navegación, debían comprender los problemas relativos a la situación del barco y resolverlos adecuadamente. Así en su Compendio de navegación ...Jorge Juan se refiere al pilotaje "incluyendo la razón y demostración de cuanto se practica, aun en las menudencias más triviales, a fin de que en cualquier ocasión ... puedan V.ms. exponer sus dictámenes con el mayor acierto". Jorge Juan introdujo el estudio del cálculo infinitesimal.

El Compendio de navegación ...Cádiz, 1757, (BH FG 525) es un libro de texto clásico. No conoció ninguna reedición porque quedó superado en el momento en que se introdujo un muevo método para determinar la longitud, a  partir del cronómetro marino, inventado en Inglaterra en 1732. Y después de éste,  el texto de Jorge Juan se vio superado por los sucesivos avances técnicos que se produjeron a lo largo de los años siguientes, que fueron facilitando y haciendo más segura la navegación. El ejemplar de la Biblioteca Histórica perteneció a Francisco Guerra, bibliófilo admirador, sin duda,  de la figura de Jorge Juan. Gracias a él conservamos ejemplares de la totalidad de su obra publicada.

En relación con el Compendio de Navegación la Biblioteca Histórica cuenta entre sus fondos con otros dos libros de texto de la Academia, el Compendio de Mathemáticas para el uso de los cavalleros guardia-marinas, (Cádiz, 1758) (BH FLL 20270) escrito por el director del observatorio, Louis Godin, y las Lecciones de navegación para el uso de las Compañías de Guardias-Marinas (Isla del León, Cádiz, 1790) (BH FG 519), obra que actualiza el Compendio de navegación. Extracta las seis primeras secciones de la obra de Jorge Juan, añadiendo algunas anotaciones prácticas, y amplía la sección séptima, de acuerdo con los avances de las materias astronómico-naúticas. Finalmente, se detiene por extenso en el tema de la determinación de la longitud, incorporando todos los avances que se habían producido en la técnica de la navegación en aquellos años.

Bibliografía

• Blanco Núñez, José María : "Compendio de navegación, Jorge Juan y Noticias secretas de América, Jorge Juan y Antonio de Ulloa", en Jorge Juan y Santacilia, Madrid, 2010
• Sellés García, Manuel :  "Navegación e hidrografía", en Técnica e ingeniería en España, 2, El Siglo de las Luces, de la ingeniería a la nueva navegación, Zaragoza, 2005.

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