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A vueltas con el e-book

Mª Isabel Herizo Peigneux d'Egmont - 20 de Octubre de 2009 a las 17:44

 

Esta mañana, al levantarme, he oído por la radio el primer anuncio comercial de un lector de libros electrónicos ("A solo 299 euros"). Tomo nota de la efeméride: 2 de Septiembre de 2009...)

 

Al escribir sobre este tema, tan recurrente en los últimos tiempos, lo hacemos a sabiendas de que, dentro de menos tiempo del que imaginamos, vamos a ser  leídos, si lo somos, con una sonrisa en los labios. La misma sonrisa condescendiente con la que ahora leemos en las hemerotecas las primeras discusiones provocadas por los teléfonos móviles (aquellos "ladrillos" de minúscula pantalla en blanco y negro y sólida antena, caros, "superfluos" y hasta "peligrosos") y, como no, con la misma que repasamos los conmovedores artículos del siglo XIX que alertaban, con prudencia y seriedad, de los peligros ciertos de ese revolucionario y humeante mensajero de civilización que era el ferrocarril y que iba a transportar, a "vertiginosa" velocidad,  tantas cosas nuevas dejando al mismo tiempo en su camino (de hierro) los cadáveres de tantas otras que, consolidadas por los siglos, parecían inmortales y, sin embargo, no fueron capaces de adaptarse y sobrevivir ...

 

Del 8 al 10 del pasado mes de  Julio, y con el patrocinio de la Universidad de La Rioja, tuvo lugar en Logroño un curso de verano monográfico referido al "Libro Electrónico"(1) al que asistieron ponentes de primera talla en el mundo editorial, tecnológico, legal, e incluso...bibliotecario(2), para dar su opinión sobre cada uno de los aspectos de esta nueva criatura que golpea, cada vez más violentamente, nuestras puertas: el (irremediablemente) llamado: "e-book", que no hay que confundir con el "e-reader" que es el  artefacto para su almacenamiento y lectura.

 

La irrupción del libro en formato electrónico se presenta imparable y reuniones de este tipo proliferan intentando advertirnos, antes de que sea tarde (cuando tal vez ya empieza a serlo...), de que la misión de los bibliotecarios como organizadores y transmisores de la información, requiere asumir esta realidad y participar en su gestión y en su desarrollo.

 

Dicha participación es algo que, lamentablemente y hasta la fecha, ha brillado por su ausencia de forma casi absoluta(3) y así la gestión del "e-book" ha estado en manos de las empresas de tecnología informática que a penas han tenido en cuenta a las editoriales tradicionales (algunas de las cuales empiezan ahora a darse por aludidas) y muchísimo menos a las bibliotecas cuya rutina de funcionamiento (gratuidad, préstamo interbibliotecario y a domicilio, derecho a la libre difusión de una información multidisciplinar y sin censuras, colecciones perdurables, etc.) en muchas ocasiones se enfrenta directamente a la política desplegada por estas empresas digitales que actúan movidas, como es natural y hasta legítimo, con un ánimo de lucro y de las que no va a surgir ninguna iniciativa de carácter social que no les haya sido sugerida por las instituciones afectadas.

 

Los bibliotecarios tenemos ya cierta experiencia con el nuevo formato gracias a las revistas electrónicas. Hemos experimentado sus enormes ventajas y también sus no menos grandes quebraderos de cabeza. Ahora le toca el turno a las monografías; cientos de miles de ellas están ya disponibles en Internet con o sin distribuidoras que las respalden, con o sin derechos de autor, con o sin "ventajas añadidas" respecto a su versión en papel (si es que dicha versión existe...), con o sin un precio asequible, con o sin condiciones de ser utilizados razonablemente por parte de una biblioteca... Pero si el libro en Internet, mantenido "en las nubes" (como dice Google) en espera de ser extraído de su estantería virtual, comienza a sernos relativamente familiar, el e-reader, en cualquiera de sus múltiples versiones, desde el humilde aspecto de un pizarrín escolar al sofisticado de la montura de unas gafas, pasando por un formato enrollable en el que "cargar" cada día la nostalgia del periódico en papel., se nos viene irremediablemente encima y necesitamos estar preparados para ello.

 

La Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense, como modesta aportación, lleva ya varios años digitalizando sus fondos (textos completos indizados y una excelente colección de imágenes) y colocándolos gratuitamente al alcance de todos en la Biblioteca Digital Dioscórides. Aplicamos las técnicas más pioneras al servicio de las obras más antiguas y de más difícil acceso dejando así que estas lleguen hasta cualquier rincón del mundo.

 

Pero no todo va a ser gratuito. Será necesario, precisamente en tiempos de crisis, presupuestar cantidades muy considerables para hacer frente a estos nuevos retos y aquí es donde debemos, desde ahora mismo, comenzar las negociaciones con empresas y distribuidores.

 

El libro, especialmente el libro científico, dejará de ser visto como una unidad individual y "encuadernada". En su versión electrónica, y ya sea "cargado" en un aparato lector o accesible en la pantalla de un ordenador, podrá desmembrarse a conveniencia del usuario en aquellas partes o capítulos que necesite, y consultarse desde cualquier lugar con ayuda de unos especialistas en información que sepan seleccionar, de forma individualizada, aquello que cada uno precise en cada momento según su perfil concreto. Habrá que convencer al investigador (abrumado por la avalancha de información) de la ayuda que los bibliotecarios documentalistas podemos ofrecerles.

 

Nuestro trabajo va a ser muy bonito pero, a la vez muy costoso tanto en esfuerzo como en dinero aunque, si lo hacemos bien, las bibliotecas, como seleccionadoras y difusoras de la información digital disponible, lejos de languidecer, adquirirán un protagonismo esencial.

 

Atención. Porque los cambios ya están aquí y parecen espectaculares y llenos de oportunidades. El ferrocarril del siglo XXI acaba de arrancar y, con esfuerzo e imaginación,  todavía estamos a tiempo de cogerlo en marcha...

 

 

(1)    "El Libro Electrónico: Un universo de bits" (Cursos de Verano de Universidad de La Rioja 2009)

(2)   Ponentes: Javier Celaya., Joaquín Rodríguez,  Magda Polo Pujadas, Arantxa Mellado Bataller, Javier Prenafeta, Luis Collado,  Dolores Ballesteros.

(3)    A pesar de que una de las ideas del curso hacía hincapié en esto, posteriormente he tenido la satisfacción de toparme en el interesante blog "hermano"Biblio-polis", con la referencia a una distribuidora americana, Overdrive, miembro del grupo IDPF, promotor del formato ePub, que parece haberse planteado sus posibilidades en el ámbito bibliotecario, y también con bibliotecas como la de Cliveland, la de la Universidad Estatal Northwest Missouri   o la mas cercana biblioteca de la Universidad Politécnica deCataluña que parecen haber aceptado el reto digital.

(4)    Referente a esto puede también consultarse el artículo "Libros electrónicos y bibliotecas" del blog "Biblio-polis".

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Comentarios - 1

Antonio

1
Antonio - 10-09-2015 - 11:39:37h

La verdad es que es cómodo el uso del ebook , entiendo que haya gente que prefiera el libro convencional, pero a mi me parece increible el disponer de toda una biblioteca en un dispositivo tan comodo de utilizar y leer


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