Ya ha llegado el otoño!!, y qué mejor época para sacar esta colección de hongos de papel, procedentes del Departamento de Biología Vegetal II de la Facultad de Farmacia y depositados en la Biblioteca Histórica "Marques de Valdecilla", e invitaros a degustarla. Desde la Grecia Antigua, se sospechaba que los hongos no eran propiamente vegetales, y así nos lo advierte Teofrasto (372 a 287 a. de C.) discípulo de Aristóteles definiéndolos como "plantas imperfectas privadas de raíces, flores y frutos". [Seguir leyendo]
Pero tenía que llegar la aparición de la imprenta para que estas obras se difundieran como "extraños" del reino vegetal, con aspecto demoniaco y vinculados a prácticas mágicas y esotéricas. Y es que a lo largo de la historia, el mundo de los hongos ha sido testigo de todo tipo de leyendas y especulaciones. Las virtudes ocultas y manifiestas de las plantas hacían de sus conocedores, personas con un extraordinario poder en las sociedades de todas las épocas. Distinguir un hongo venenoso de otro beneficioso era tan básico como saber elegir la especie vegetal más apropiada para curar un catarro.
De Francia y Alemania, proceden la mayoría de estos libros, destacando al naturalista germano Jacob Christian Schaeffer, con dos obras, en donde se representan los hongos más espectaculares jamás vistos: Fungorum Icones (1750?); Fungorum qui in Baviera et Palatinatu circa Ratisbonam (Erlangae, 1800), uno de los vistosos y atractivos libros en color sobre hongos. Schaeffer logró reunir una enorme variedad de hongos de la región de Baviera, y fue de los primeros en investigarlos. Sus obras sobre plantas, insectos y pájaros son notables por la exactitud de las descripciones, la belleza y precisión de las imágenes.
Pierre Bulliard, en Histoire des champignons de la France (Paris, 1809-1812) describe en magníficos grabados coloreados de gran calidad más de cien nuevas especies, sin que falte el boletus edulis. De la misma época, es el padre de la micología sistemática Christiaan Hendrik Persoon; Con sus publicaciones Icones et descriptiones fungorum , (Leipzig, 1798) difunde y colabora en la ampliación de la gran obra de Carl von Linne Species plantarum en la que el sabio sueco había tratado a los hongos con escaso interés, por considerarlos "un orden sujeto al caos donde los botánicos aún no saben lo que es una especie y una variedad".
Contemporáneo de Persoon es el sueco Elias Magnus Fries y aunque compitieron como pioneros en el desarrollo de la nueva disciplina, Fries desarrolló una obra brillante y exitosa, Icones selectae hymenomycetum (Holmiae, 1867-1884) gracias a su capacidad de observación en sus descripciones y bellas ilustraciones. Revisó todo el saber micológico hasta su época, clasificando los hongos en 2770 especies. A ello contribuyó la utilización de otros criterios taxonómicos, como inserción de láminas, silueta de la seta... Otra reconocida autoridad en materia de setas es el naturalista alemán August Johann Georg Karl Batsch y su libro, Elenchus Fungorum (Halae, 1783) altamente recomendado.
Litografía. Illustrations of British mycology, 1847-1855 |
En el ámbito anglosajón, James Sowerby fue uno de los más grandes ilustradores y grabadores ingleses, con una profunda vocación naturalista. En 1797 inicia una nueva obra dedicada a los hongos, Coloured Figures of English Fungi or Mushrooms (London, 1797-1803) que contiene 440 grabados calcográficos. Es sin duda su logro más celebrado, con figuras matizadas de color que él mismo dibujó y grabó en placas, logrando una cierta frescura. James Bolton describió 231 especies, la mayoría nuevos registros británicos, que aparecen en los tres olúmes de su obra An history of fungusses, growing about Halifax (Huddersfield, 1788-1791).
Esta compilación de obras dedicada al estudio de los hongos cuenta con vistosas láminas: estampas coloreadas impresas, otras, grabados calcográficos, litografías a todo color... En cualquier caso, se trata de auténticas obras de arte que destacan por su minuciosidad y gran valor botánico. Esto las ha convertido en un referente en multitud de estudios científicos. Sus autores: naturalistas, botánicos, grabadores fueron los primeros en intuir la importancia que tenía a la hora de etiquetar o clasificar una nueva especie, el color de la esporada. Un champiñon venenoso difiere de otro comestible por detalles o matices que el pincel y color han captado con una precisión absoluta. No podemos obviar que esta época es particularmente rica cualitativa y cuantitativamente en toda clase de documentos botánicos. Pronto calaron los avances que se estaban sucediendo en la representación gráfica, con nuevos procedimientos de impresión como la litografía.
Prueba de ello es esta muestra representativa de la diversidad fúngica que abunda en la ciencia botánica europea; sus hallazgos se publicaron en obras ilustradas relevantes para los estudiosos de la botánica; un fondo extraordinario capaz de sorprender al más sereno explorador micológico.
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