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“Sobre el Granito” J. W. Goethe

Javier García García 1 de Diciembre de 2009 a las 09:30 h

Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832), hombre universal, Cervantes de las letras germanas, máximo representante del clasicismo, padre del Sturm und Drang y el romanticismo alemán, fue muchas otras cosas además de escritor y poeta: abogado, consejero secreto, funcionario, historiador, pintor, arquitecto, filósofo, diseñador, físico, botánico… y también geólogo y hasta protopaleontólogo.

El 10% de la extensa obra de Goethe (143 tomos en la edición de Weimar) versa sobre ciencia. Como científico, sus investigaciones son obra de un competente observador de los fenómenos naturales.

Pero fue su amor por la naturaleza, el mismo que se expresa en sus obras literarias, lo que condujo a Goethe hacia la ciencia. No tenía interés alguno por descubrir en ella leyes matemáticas, pero sí sentía una insaciable curiosidad por comprender su funcionamiento íntimo, lo que le llevó de una disciplina científica a otra, buscando siempre interrelacionarlas en una visión totalizadora de la naturaleza. No compartía Goethe con la ciencia moderna la apuesta por el privilegio de lo simple. Para Goethe la naturaleza es compleja y ha de ser comprendida en su complejidad; en la naturaleza no hay saltos, sino sólo una cadena interminable de transiciones suaves, que es preciso captar mediante la observación atenta y la imaginación despierta. Goethe persigue saber "lo que mantiene íntimamente unida a la naturaleza" (Fausto). Intuición poética y una capacidad de observación fuera de lo común se funden, pues, de forma inseparable en su quehacer científico

    

 

Será sobre todo durante su etapa en Weimar, como Consejero y Ministro de Minas del Ducado de Sajonia-Weimar, cuando Goethe se embarque en investigaciones científicas. Interesado por la óptica, concibió su propia teoría de los colores distinta a la de Isaac Newton, y también investigó en química y osteología, disciplina para la que descubrió el hueso intermaxilar en 1784, que pone una de las primeras piedras en la teoría de la evolución del hombre. En botánica busca y cree encontrar la planta originaria, la Urpflanze, de cuya metamorfosis habrían surgido todas las demás, lo que plasma en su largo poema de 1790 titulado precisamente “La metamorfosis de las plantas”.  

 

Por lo que respecta a sus aportaciones a la geología, que por entonces estaba aún como disciplina en sus comienzos, al tiempo que escribía sus inmortales obras literarias Goethe realizó durante sus viajes frecuentes investigaciones que nos aportan gran cantidad de registros de historia natural, observaciones geológicas y bocetos. En metalurgia le fascinaban las vegetaciones que forman las precipitaciones progresivas de las sales. Su colección de piedras, perfectamente clasificadas, llegó a las 19.000 piezas, una de las cuales lleva su nombre: goethita (óxido de fierro monohidratado)          

Uno de sus principales intereses consistía en intentar comprender los procesos de formación de las rocas, como el basalto y el granito. 

Buen ejemplo de ese interés y del peculiar modo de entender la ciencia por parte de Goethe es el breve y precioso escrito que hoy os proponemos leer y que cumple en 2009 sus 225 años: “Sobre el granito”. Disponéis también en la red del original en alemán.

 ¡Que lo disfrutéis! 

 

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