El sur de España tiembla. Los vecinos de la costa peninsular andaluza y Melilla han sentido 106 terremotos desde el 21 de enero. Pero el número de seísmos que se han producido desde entonces en el cercano Mar de Alborán es mucho mayor: más de 2.000, según los registros del Instituto Geográfico Nacional. ¿Es normal tanto movimiento? ¿Presagian algo más grave?
Los expertos consultados por El Huffington Post coinciden en enmarcar todos estos terremotos dentro de la normalidad. José Morales, director del Instituto Andaluz de Geofísica, explica que el Mar de Alborán tiene una estructura muy compleja y está dentro de una zona de colisión de dos placas tectónicas: la ibérica y la africana. "Parte de esa colisión se traduce en una deformación que se va acumulando hasta que la falla no puede soportar más y rompe en forma de terremoto y libera esa energía que tenía acumulada", indica.
Subraya que todos los movimientos de las últimas semanas comenzaron con el "terremoto premonitorio" de magnitud 5,1 del 21 de enero, que anunció el que se produjo el día 25. Ese fue el mayor que se ha registrado hasta ahora desde entonces,con una magnitud de 6,3. Todos los temblores posteriores, algunos de magnitud hasta 5,3, son réplicas de este, según los geólogos.
"TERREMOTOS DISPARADOS"
Esa afirmación, sin embargo, tiene matices. Morales está analizando lo que ocurre en la zona y, de momento, trabaja con la hipótesis de que esas no son réplicas al uso: "Está sucediendo algo complejo, que es la interacción de dos estructuras: una falla de componente norte-sur con la cresta submarina de Alborán. El terremoto de 6,4 cargó de más esfuerzo a otros sectores de fallas cercanos, que son los temblores que se han ido produciendo a lo largo de estos dos meses. Las réplicas como tal ocurren cuando hay fallas simples y únicas".
El fenómeno, dice, se conoce como "terremotos disparados", porque "van disparando como pequeñas fichitas de dominó, segmentitos de la falla". Admite que esta serie de temblores no es habitual, pero que a lo largo del tiempo sí han ocurrido series que han durado varios meses, como ya sucedió en 1959. "Otras veces puede haber 6.000 microterremotos pero no son percibidos y el nivel de alerta es menor", indica.
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Pero, ¿hay que esperar un gran terremoto próximamente en la zona? Morales subraya que los geólogos no tienen elementos para hacer predicciones como los meteorólogos, pero admite que en la zona ya se han producido temblores de "cierta magnitud". "Y, sin duda, donde han ocurrido también ocurrirán en el futuro. No sabemos si se está preparando o no un terremoto mayor. Entendemos que no, pero uno nunca puede poner la mano 100% en el fuego", explica.
"HISTORICAMENTE HAY UNO DESTRUCTIVO CADA SIGLO"
En la misma línea se expresa Luis Suárez, presidente del Colegio Oficiales de Geólogos. Dice que los temblores en la zona son un "fenómeno absolutamente normal", pero que "de vez en cuando pega una gran sacudida y puede producir un terremoto destructivo". "El último que hubo se produjo en Arenas del Rey (Granada) el 25 de diciembre de 1884. Fue de una magnitud de 6,6 y provocó 900 muertos, 2.000 heridos, 100 casas destruidas, deslizamientos, grietas, réplicas importantes durante un año...", subraya.
"El último que hubo se produjo en Arenas del Rey el 25 de diciembre de 1884. Fue de una magnitud de 6,6 y produjo 900 muertos, 2.000 heridos, 100 casas destruidas"
"¿Se puede producir un terremoto destructivo en el sur de España? Sí, porque históricamente hay uno destructivo cada siglo y ahora llevamos 130 años. Es posible", zanja. En cualquier caso, subraya que el hecho de haya réplicas es positivo porque así se libera energía poco a poco y "minimizan la posibilidad de que haya un gran terremoto". "No es una verdad absoluta, sino un axioma basado en la experiencia. Estadísticamente es muy improbable que detrás venga un terremoto mayor que el anterior", explica.
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Los efectos del terremoto de magnitud 6,3 en Melilla
Advierte, sin embargo, que en España no se ha hecho nada para tomar medidas preventivas en caso de un temblor fuerte. Dice que el país no tiene una alta actividad sísmica, como Japón, Chile o California, pero que "tenemos riesgo". Afirma que en 2011, tras el terremoto de Lorca que causó nueve muertos, el Colegio de Geólogos elaboró un decálogo para la prevención de riesgos sísmicos y que, cinco años después, las administraciones no han hecho nada. "El tiempo político no tiene nada que ver con el tiempo geológico", lamenta.
"PUEDE HABER UNA DESGRACIA IMPORTANTE"
Suárez avisa de que hay que tomar medidas estructurales para que no se produzca el colapso de los edificios porque la norma sísmico-resistente, de 2002, ha quedado "obsoleta, como se comprobó en Lorca". También llama a dar cursos de formación a los técnicos municipales y dar a conocer a la población lo que hay que hacer en caso de terremoto porque la gente "no sabe lo que tiene que hacer". "Los muertos en Lorca fueron alcanzados por elementos externos de los edificios, que salen como proyectiles. Lo primero que hay que hacer es no salir a la calle y menos a una estrecha porque te puede alcanzar cualquier caída", alerta.
"El tiempo político no tiene nada que ver con el tiempo geológico"
También, asegura, habría que hacer una inspección técnica de edificios en las zonas de riesgo sísmico, como las provincias de Cádiz, Málaga, Almería, Granada, Murcia y Alicante, para comprobar que los edificios van a resistir, por ejemplo, un terremoto de magnitud seis, y tomar medidas adecuadas. "Pero no, lo que se hace en España es que, una vez derrumbado el edificio, se indemniza a los propietarios y se espera a que dentro de 80 años se produzca el siguiente terremoto para volver a indemnizar a la gente", lamenta mientras apela a tomarse en serio esto porque "un día puede producirse un terremoto potente y haber un desgracia importante".
Daniel Clavero Toledo, doctor en geofísica, apoya esa tesis y afirma que, por ejemplo Málaga, no está muy bien preparada para un terremoto. "Existe bastante ignorancia porque nunca se ha visto como un riesgo y se piensa que aquí no va a pasar nada. Hay mucho desconocimiento del pasado, la gente ignora que hubo terremotos muy gordos", avisa.
Y ejemplifica la situación con una frase: "Los edificios antes, en siglo XIX, dejaban mucho que desear porque estaban hechos de adobe o de barro. Pero la situación tampoco ha mejorado mucho y se vio en Lorca".