Los astronautas que viajaron a la Luna fueron los primeros humanos que durmieron fuera de la Tierra. Lo hicieron en el módulo de aterrizaje de su nave espacial. Los de las misiones Apolo 11, 12 y 14 apenas estuvieron un día y medio en nuestro satélite, por lo que durante sus breves periodos de descanso ni siquiera se quitaron sus aparatosos trajes. Los módulos de las Apolo 15, 16 y 17, sin embargo, estaban equipados con una especie de hamacas para dormir ya que, al permanecer trabajando en la Luna durante tres días, los astronautas debían dormir al menos seis horas seguidas.
Interior de la base lunar diseñada por Foster+Partners para la ESA. VÍDEO: PABLO DEL BARRIO /
Recreación de la base lunar FOSTER+PARTNERS
La Estación Espacial Internacional (ISS) es una gigantesca nave espacial que orbita la Tierra y en la que los astronautas viven y trabajan, algunos de ellos, durante muchos meses. Duermen sujetos para no flotar, normalmente en sacos. Pero cuando el hombre regrese a la Luna para quedarse más tiempo o vaya a Marte habrá que construir viviendas. Y aunque aún faltan años para lograrlo, las agencias ya están encargando a los estudios de arquitectura que imaginen cómo podrían ser las casas extraterrestres.
Desde que el año pasado tomara posesión de su cargo, el director de la Agencia Espacial Europea (ESA), Jan Woerner, ha mostrado en numerosas ocasiones sudeseo de construir una base en la Luna en colaboración con todos los países que trabajan en el espacio. Sería un macroproyecto internacional que sustituiría a la ISS cuando ésta deje de utilizarse, en la próxima década.
Recreación de la base lunar construida con módulos inflables recubiertos con un escudo protector fabricado con suelo lunar e impreso en 3D con un robot. ESA/FOSTER+PARTNERS
El denominado Moon Village o pueblo lunar es, de momento, sólo una propuestasin presupuesto asignado. Aunque se trata de un plan sin concretar, pues no se ha firmado todavía ningún acuerdo, se están llevando a cabo diversos proyectos para investigar materiales y explorar las posibilidades de la tecnología 3D, que permitiría construir directamente en la Luna muchas de las infraestructuras necesarias usando, además, recursos que ya están allí. Esto agilizaría esta gran empresa, pues reduciría notablemente la cantidad de componentes que habría que llevar a la Luna, y más adelante, a Marte. «La tecnología 3D y el aprovechamiento de recursos puede ayudar a reducir costes, a corto y a largo plazo», explica a EL MUNDO Bernard Foing, director del grupo de trabajo para la exploración internacional de la Luna de la ESA.
Esta propuesta del equipo LavaHive logró el tercer puesto en el concurso 3D Printed Habitat Challenge.NASA/AMERICA MAKES
'Ir a la Luna de una forma totalmente diferente'
«La ISS no va a durar siempre», asegura Woerner, que propone ir a la Luna «de una forma totalmente diferente». El director de la ESA recuerda que ningún humano ha visitado la cara oculta de la Luna, es decir, el hemisferio no observable desde la Tierra, donde los astrónomos quieren instalar un radiotelescopio que no sufriría interferencias de nuestro planeta. «Los humanos no han explorado los polos de la Luna, donde misiones no tripuladas encontraron hielo. El agua es un recurso importante porque puedes producir combustible para los cohetes y oxígeno», declaraba Woerner el pasado marzo.
Esta semana la ESA ha celebrado en su centro de Holanda, ESTEC, un nuevoworkshop sobre el Moon Village. A él asistieron miembros del estudio de arquitectura Foster+Partners, que en 2013 diseñó para la ESA una base lunar para cuatro personas que ofreciera protección contra la radiación gamma, las altas fluctuaciones de temperatura y los meteoritos, y en la que se aprovecharía el polvo lunar para la construcción. «Foster fue seleccionado para estudiar el concepto y hacer un diseño de una construcción basada en módulos inflables con escudos protectores utilizando robots equipados con impresoras 3D. También hicieron una demostración en la que se construyeron a tamaño real algunos componentes con un material análogo al suelo lunar», explica Foing.
La Casa de Hielo e el proyecto ganador del concurso '3D Printed Habitat Challenge' de la NASANASA/AMERICA MAKES
Asimismo, la ESA ha emprendido otros estudios sobre diversos aspectos relacionados con la base lunar, por ejemplo, cómo procesar el suelo del satélite utilizando energía solar o una técnica llamada sinterización por microondas.
«Empezamos con el diseño de un módulo para un hábitat mínimo, de menos de 10 toneladas (más pequeño que el laboratorio Columbus de la ISS), con extensiones inflables y un rover (vehículo robótico). Comenzaríamos con módulos rígidos parecidos a los de la ISS. Habría que llevarlos a la Luna desde la Tierra y colocarlos en su superficie. Estamos pensando en usar el cohete Ariane 6, capaz de transportar 10 toneladas a la órbita lunar», detalla Foing.
«Los americanos quieren enviar astronautas a Marte algún día, pero la tecnología disponible en la actualidad no está preparada para ese viaje todavía», dice Woerner. Y la Luna, añade, es el «trampolín perfecto para ir a Marte». El fino suelo volcánico de nuestro satélite, dice Foing, es bastante parecido al de Marte. Por lo que respecta a las temperaturas, en el ecuador de la Luna son extremas y oscilan entre los -170ºC y los 110º C mientras que en los polos lunares son similares a Marte, de unos -40ºC.
La NASA está recabando ya ideas para diseñar bases marcianas. Junto con America Makes (el Instituto Nacional de Innovación para la fabricación por adición), lanzó el año pasado un concurso para diseñar una vivienda de 93 m2 usando la impresión 3D y aprovechando al máximo los recursos marcianos. El proyecto ganador del certamen 3D Printed Habitat Challenge se llama Casa de Hielo en Marte, lo firma un estudio de Nueva York, Space Exploration Architecture and Clouds Architecture, y aprovecha la presencia de agua y las bajas temperaturas del Planeta Rojo.
La vivienda Fallamars es la propuesta del estudio valenciano Gareid. El color verde se debe a la incorporación de líquenes al 'hormigón' marciano. GAREID PROYECTOS
Una propuesta española
Aunque no quedaron entre los finalistas, la arquitecta Yasmina Eid-Macheh y el ingeniero Juan José García Valverde participaron en el concurso de la NASA con un proyecto que, en un guiño a Valencia, denominaron Fallamars. La pareja española, propietaria del estudio de arquitectura Gareid Proyectos, decidió participar pese a que, al no ser estadounidenses, tuvieron que renunciar por adelantado a recibir alguno de los tres premios económicos del concurso, dotados con 25.000, 15.000 y 10.000 dólares respectivamente. «Cuando nos lo dijeron nos vinimos abajo, pero decidimos continuar», relata Yasmina Eid-Macheh con el mismo entusiasmo con el que despliega sobre la mesa los planos de su casa marciana.
Su mes de vacaciones lo emplearon en trabajar en este proyecto, para el que contaron con el asesoramiento de Jesús Martínez-Frías, jefe del grupo de investigación del CSIC de Meteoritos y Geociencias Planetarias en el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), y Antonio Torres, ex jefe de la Unidad de Entrenamiento Básico del Centro Europeo de Astronautas de la ESA.
«Una grúa que imprime en 3D construye la casa a partir de un hormigón elaborado con regolito basáltico, yeso y agua, elementos que están en Marte», resume Juan José García. La mezcla se enriquece y refuerza con fibras de polipropileno y fibras de Kevler 49 traídas desde la Tierra.
«La casa tiene que estar presurizada y cuanto menos material se lleve de la Tierra, mejor. Y tiene que ser un material que resista a la tracción. No puede ser cemento normal porque se rompería, al igual que reventaría un botijo de arcilla con poca presión», explica Antonio Torres.
Interior de la vivienda del proyecto español Fallamars. Los muebles se llevarían desde la Tierra. GAREID PROYECTOS
El regolito no sólo serviría como material de construcción, sino que ayudaría a proteger a los astronautas de la letal radiacion marciana, uno de los aspectos que hay que resolver antes de mandar humanos a explorar el planeta rojo: «El regolito basáltico puede proteger de la radiación UV. Existen estudios que así lo indican, algunos de ellos en los que he participado y en los que hemos confirmado experimentalmente que 300 micras de basalto son suficientes para hacer de escudo frente a la radiación», explica Jesús Martínez-Frías, que en 2005 codirigió un proyecto de la Universidad Politécnica de Madrid para la construcción de una base semipermanente en la Luna y el aprovechamiento de sus recursos.
«Obviamente, en relación con la radiación habrá que hacer muchas más pruebas, tanto en cuanto a las infraestructuras como a los equipos, pero creo que los resultados obtenidos hasta el momento nos permiten ser moderadamente optimistas», añade el científico.
La Casa Roja, otra de las propuestas del concurso de la NASA NASA/AMERICA MAKES
La vivienda Fallamars se situó en el Polo Norte, un área visitada por la sonda de la NASA Phoenix : «La zona seleccionada es solo una de las posibles, aunque la presencia de yeso y hielo fueron dos aspectos de peso. Las metodologías y tecnologías de extracción y almacenamiento de agua son solo prototipos y realmente existen más estudios relativos a los recursos lunares que a los de Marte», señala.
«Las casas deben ser lo más parecidas a las de la Tierra, aunque es difícil conseguirlo», sostiene Antonio Torres, que fue entrenador de los astronautas europeos hasta que se jubiló en 2010. «Los astronautas siempre han querido ventanas. Al principio los ingleses diseñaron unas cápsulas totalmente cerradas y las rechazaron porque estar sin ventanas o al menos claraboyas es como estar en una prisión de la Edad Media».
El exterior de la vivienda lo han imaginado de color verde. Para lograrlo añadirían al hormigón líquenes traídos desde la Tierra, que han demostrado ser resistentes a las extremas condiciones de Marte.
En su casa han incluido un pasillo o corredor con forma de pista de atletismo que fomentaría que se haga ejercicio: «Hacer deporte es fundamental, de la misma forma que en la ISS se practican un par de horas diarias de ejercicio con máquinas. Hacerlo fuera de la vivienda en Marte es imposible. Bastante ejercicio es ponerse el traje y quitárselo. Cualquier actividad extravehicular es agotadora, aunque sólo recorran unas decenas de metros», señala Torres.
Por lo que respecta al mobiliario del interior de la vivienda, sería trasladado desde la Tierra y también se reciclarían los cajones de la nave espacial para almacenar comida y agua, según detalla Eid-Macheh. Habría dormitorios individuales para ofrecer a los astronautas privacidad y la cocina y el laboratorio compartirían la misma zona.
Asimismo, la base marciana incluye un invernadero, que permitiría cultivar plantas y hortalizas. «Será la única forma de obtener alimentos frescos», señala Torres. Y no hay que olvidar el aspecto psicológico. Un pequeño invernadero, al igual que una vivienda parecida a la que tendrían en la Tierra, les ayudaría a sentirse como en casa.
El equipo Gamma logró el segundo puesto en el concurso '3D Printed Habitat Challenge' con este proyecto, en el que un robot semiautónomo coloca una capa de material alrededor de un módulo inflable.NASA/AMERICA MAKES