Los investigadores describen en el artículo el descubrimiento de un proceso geológico ultrarrápido que ha provocado en Canarias la aparición, en veinte años, de un paisaje similar al de Pamukkale de Turquía aunque de menor tamaño.
El equipo que firma el artículo está formado por tres investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y una científica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Madrid, 13 de diciembre. El trabajo firmado por los españoles describe un fenómeno sorprendente para lo que es habitual en términos geológicos: la formación, en unos veinte años, de un paisaje similar al de las piscinas y cascadas turcas de Pamukkale aunque en miniatura. Ese paisaje descubierto y descrito por los investigadores españoles se encuentra en el Barranco de Calabozo, una localidad al norte de la isla de Gran Canaria y tiene como origen la actividad humana.
El artículo que la revista internacional Sedimentology publica en la portada de su último número está firmado por Álvaro Rodríguez Berriguete, Ana María Alonso Zarza y Rebeca Martín García de la Facultad de Ciencias Geológicas de la Universidad Complutense de Madrid y por María del Carmen Cabrera de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
La revista Sedimentology es el órgano de comunicación de la International Association of Sedimentologists (Asociación Internacional de Investigadores en Sedimentología en español).
Los cuatro geólogos españoles han descubierto y descrito ese paisaje canario y han investigado su formación. Según explican en el artículo de Sedimentology, el origen de la curiosa formación canaria está en la forma en la que se riegan algunas plataneras de la isla. Para ese riego se utilizan aguas procedentes de pozos y galerías que son muy ricas en carbonato, calcio, magnesio, sodio y sílice junto con un alto contenido en CO2. La composición química de esa agua provoca que dentro de las tuberías que se usan para su transporte hasta los campos se produzca una gran precipitación de minerales que obstruyen habitualmente esas tuberías. Una de las formas que tenían los agricultores canarios de evitar ese problema era dejar que el agua cayera desde las zonas altas por las laderas fuera de las tuberías hasta llegar a las zonas bajas. Y eso es lo que ocurrió en Calabozo y provoco la formación de este paisaje de piscinas y cascadas.
El depósito carbonático de Calabozo descrito en el artículo de Sedimentology por los geólogos españoles se formó de esa manera en un espacio de tiempo que los investigadores calculan de no más de treinta años. Está situado en una ladera y ocupa unos veinte menos de altura por diez de anchura. Los científicos explican que se formó a partir del agua que salía por una tubería situada a media ladera, unos 215 metros sobre el nivel del mar. La vegetación de la ladera unida a la temperatura del agua, unos 31ºC provocó la formación de estructuras rígidas al precipitar como calcita, el carbonato cálcico contenido en el agua sobre las plantas de la ladera. Estas barreras semicirculares generaron piscinas o estanques de entre uno y dos metros de diámetro que en la actualidad están secos.
Para más información
Ana María Alonso Zarza
Dept Mineralogía y Petrología
Fac. CC. Geológicas. IGEO, CSIC.
Universidad Complutense de Madrid