Martine de Bertereau (hacia 1590-1642), baronesa de Beausoleil y de Auffembach, fue una mineralogista francesa. Aunque sus orígenes son poco conocidos, seguramente provenía de una familia noble de Turena. Recibió una extraña educación para una joven de aquella época: dominaba el francés y el latín y poseía algunas nociones de hebreo, como lo prueban sus escritos. Recibió formación científica centrada en la química, la mecánica y la mineralogía.
Junto a su marido, el mineralogista Jean du Châtelet -con el que se casó hacia 1610-, recorrió una gran parte de Europa durante treinta de años. Alemania, Hungría, Italia, Polonia, varios países de Europa Central, Suecia, Escocia y los Estados Pontificios fueron algunos de sus destinos para descubrir y explorar minas y yacimientos. Gracias a estos viajes, Martine añadió el italiano, el español y el alemán a sus conocimientos lingüisticos, además de adquirir experiencia en la práctica y las herramientas de la minería.
En aquella época, en Francia, las minas estaban infrautilizadas y el subsuelo poco analizado. Así que su país de origen formó parte del campo de investigación minera del matrimonio, que atravesó su territorio en varias ocasiones. Sus primeros estudios de yacimientos comenzaron en el suroeste de Francia a principios del siglo XVII. A partir de 1626, por encargo del Marqués de Effiat -superintendente de las minas de Francia- reanudaron sus exploraciones en las provincias para descubrir y explotar minas. El matrimonio recorrió el sur de su país, desde Burdeos hasta la Provenza, pasando por el Languedoc y después Bretaña, inventariando los potenciales yacimientos. Financiaron ellos mismos estas expediciones, pensando que podrían recuperar el dinero a través de alguna futura concesión, aunque los gastos de su proyecto eran considerables.
Imagen: Gallica.
En 1627, su casa de Morlaix (Bretaña) fue registrada en su ausencia por un preboste. Se sospechaba de los métodos utilizados por el matrimonio en sus investigaciones y de las herramientas que utilizaban. Fueron acusados de practicar la magia y la brujería, aunque rápidamente probaron su inocencia. Sin embargo, el material incautado en su domicilio -joyas, oro, plata y otros minerales, papeles, procesos verbales, memorias de los lugares, etc.- nunca les fue devuelto.
Entre 1629 y 1630, los Beausoleil regresaron a Hungría, donde Jean du Châtelet recuperó su cargo de comisario general de las minas, puesto obtenido durante una anterior estancia en el país. Cedió a su hijo mayor ese cargo y el matrimonio regresó a Francia. Las eventuales subvenciones por la explotación de las concesiones concedidas por el rey se retrasaban. En 1632 Martine, impaciente, decidió escribir al Marqués de Effiat a través de un libro que le dedicó: Véritable déclaration de la descouverte des mines et minières de France (Verdadera declaración del descubrimiento de las minas y las explotaciones mineras de Francia). Allí hacía un inventario de sus investigaciones y las minas encontradas.
En 1634, el baron de Bertereau fue ascendido a inspector general de minas. Ese cargo formalizó su situación pero no le proporcionó concesiones para explotar minas y así evitar la ruina. Los años pasaban y Martine se preparaba para recurrir a más altas esferas...
Soneto dedicado al cardenal Richelieu en
La restitution de Pluton. Imagen: Wikimedia Commons.
En 1640, la baronesa de Beausoleil publicó la obra La Restitution de Pluton (La restitución de Plutón; el título aludía al dios de la mitología romana, símbolo de la minería en aquella época): la dedicaba al cardenal Richelieu. Se trataba de una especie de súplica en la que narraba su vida y la de su marido, ambas consagradas a la mineralogía y a la explotación de las minas. En el texto detallaba sus métodos -recurriendo a veces a ciertos toques de astrología y alquimia-, sus herramientas y sus instrumentos. Algunos de estos utensilios eran el Hydroyque minéral -para reconocer, como ella misma explicaba, los minerales y piedras bajo la influencia de Mercurio, como el cinabrio o el mercurio-, el Astrolabe minéral -para examinar los minerales y piedras bajo la influencia de Venus, como las esmeraldas-, el Geotrique minéral -para investigar los minerales y piedras bajo la influencia de Saturno, como el plomo o el antimonio- o el Ratteau metallique -para inspeccionar los minerales y piedras bajo la influencia de Marte, como el hierro-. Enumeraba en el texto todas las regiones exploradas -prácticamente la totalidad del territorio francés-, sus descubrimientos, las minas estudiadas y los países atravesados, incluyendo su periplo en el Nuevo Mundo, observando minas en Potosí.
En la obra expresaba su deseo de devolver todas estas riquezas enterradas en el suelo al rey y a su pueblo y, por supuesto, reclamaba justicia y la financiación de sus expediciones. Se desconoce si el cardenal leyó la obra original, pero el barón y la baronesa de Beausoleil fueron arrestados acusados de brujería. Encarcelados, él en la Bastilla y ella en la fortaleza de Vincennes -junto a una de sus hijas-, fallecieron alrededor de 1645 y 1642, respectivamente.
El coraje de esta pionera provocó su trágico final y el de su familia, aunque ella solo reivindicaba lo que les correspondía en justicia...
Algunos, viendo en el frontispicio de este discurso el nombre de una mujer, me juzgarán al mismo tiempo capaz más bien de la economía de una casa y de las delicadezas usuales de este sexo, que capaz de perforar y cavar en las montañas y juzgar de manera muy exacta los grandes tesoros y bendiciones encerradas y ocultas en ellas. Opiniones verdaderamente perdonables a los que no han leído las historias antiguas, en las que se ve que las mujeres no han sido solamente belicosas y valerosas con las armas, sino también doctas en la filosofía, y que han enseñado en las escuelas públicas entre los griegos y romanos.
Fuente: https://mujeresconciencia.com/2019/03/20/martine-de-bertereau-la-primera-geologa-francesa/