Fermín Villarroya, Profesor del Departamento de Geodinámica de la Facultad de CC. Geológicas acaba de regresar de Haití donde junto al Prof. Luis Rebollo de la Universidad de Alcalá y Alberto González Moreno de Canal Voluntarios (CYII) han impartido un curso en la Universidad Notre Dame de Les Cayes (al sur de Haití) entre el 12 y el 22 de noviembre, para tratar el tema del problema del abastecimiento en agua y saneamiento en situaciones de emergencia y campos de desplazados.
La prensa mundial se hace eco de la situación por la que está atravesando el país: destrucción masiva de Puerto Príncipe, cólera que avanza de forma alarmante, estado de tensión ante las elecciones, altercados con las tropas de cascos azules de la ONU, etc.
Detrás de todo esto, que es verdad, hay un pueblo que sufre antes y después de la catástrofe. El peor terremoto que ha sufrido Haití se podría centrar en la historia que le ha tocado vivir en los dos últimos siglos dejando aparte el hecho evidente del periodo de colonización, esclavitud y erradicación de la tierra original africana de los actuales pobladores haitianos. El contraste se hace mas evidente al considerar que Haití comparte isla (La Española) con la República Dominicana con dos historias muy diferentes.
La zona de Haití que hemos recorrido es la zona sur con capital en Les Cayes. En el medio rural las condiciones de las viviendas me recordaron las chozas que a modo de museo se exhiben en Numancia (es decir hace ya unos mil años atrás): cabañas precarias con techos de paja, compartiendo un espacio común con apenas incipientes tabiques de separación, carencia de agua y saneamiento... por supuesto sin luz eléctrica, mal comunicados, con caminos costosos de circular...
Sin embargo hay signos de esperanza como es el esplendor de ONG que trabajan desinteresadamente, la eterna sonrisa de los niños, la alegría del pueblo, y la esperanza de que el futuro, cuando se está tan bajo, tiene que ser, forzosamente, mejor. Y necesitan del apoyo del resto del mundo. No les vamos a dejar solos ya que ellos solos con sus medios no van a poder salir rápidamente de la actual situación de retraso secular y de falta de infraestructuras que tienen. Ojalá que el nuevo gobierno haitiano que salga como consecuencia de las urnas se aleje de la corrupción y se abra a la cooperación que tantos países están dispuestos a desarrollar. España en esto siempre está a la cabeza de los países más solidarios. Fui con la maleta llena de ropa, documentos y trastos y me la he traído llena de esperanzas y buenos deseos para que cuanto antes el pueblo haitiano salga de esta situación injusta en que la historia la ha emplazado.