Inicio Biblioteca Complutense Catálogo Cisne Colección Digital Complutense

¿Para qué querían los grandes saurópodos un cuello tan largo?

buc_geo@buc.ucm.es 14 de Abril de 2011 a las 09:14 h

Tiene ventajas poseer un cuerpo de 120 toneladas: ser el más fuerte del vecindario. Pero un herbívoro inmenso necesita toneladas de alimento y para cosecharlo desde ahí arriba necesita un cuello largo. Ahora bien, aquellos dinosaurios no tenían la suerte de disponer de un mecanismo para elevar su cuello al estilo de la brontogrúa de Pedro Picapiedra. ¿Cómo lo hacían?

Los expertos se dividen. Muchos opinan que la estampa de los dinosaurios de Spielberg asomando el hocico sobre las copas de los árboles es pura fantasía. Según el fisiólogo de la Universidad de Adelaida (Australia) Roger Seymour, los saurópodos habrían consumido la mitad de sus reservas de energía para bombear la sangre cuello arriba. Para Seymour, aquellos gigantes vivían con la cabeza gacha.

Incluso en este caso, otra limitación era el peso de la cabeza. Los cráneos eran pequeños, lo que imponía mandíbulas y dientes modestos. Esto les obligaba a deglutir el alimento casi sin procesar, pero entonces necesitaban un complejo aparato digestivo, lo que les facilitaba su voluminoso cuerpo.

Así, las piezas parecen encajar. Pero ¿qué hay de la longitud del cuello? En la revista Proceedings of the Royal Society B, el paleobotánico de la Universidad de Yale (EE.UU.) Andrew Leslie propone que las piñas de las coníferas se hicieron como las conocemos hoy, duras y blindadas, para repeler el mordisco de los saurópodos. Sin embargo, Leslie calcula que el tamaño de estos animales les bastaba para comer de una altura de cinco metros sin levantar la cabeza. ¿Para qué tirar entonces metros y metros de cuello?

La respuesta la dan dos investigadores británicos, Graeme Ruxton, de la Universidad de Glasgow, y David Wilkinson, de la Universidad John Moores de Liverpool. En el modelo matemático que publican en Biology Letters, toman como ejemplo un braquiosaurio de 25 toneladas y nueve metros de cuello para concluir que esta longitud ofrecía al dinosaurio un radio de acción de cosecha que ahorraba un 80% de la energía necesaria con un cuello de sólo seis metros. Ruxton y Wilkinson emplean una analogía con "las aspiradoras de los años 50 a los 70", con un cuerpo central, pesado e inmóvil, y un tubo largo para "abarcar toda la alfombra".

[Autor:  Javier Yanes.  Fuente: Madri+d, Público]

Bookmark and Share
Ver todos los posts de: buc_geo@buc.ucm.es


Universidad Complutense de Madrid - Ciudad Universitaria - 28040 Madrid - Tel. +34 914520400
[Información - Sugerencias]