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Superconductividad en cerámica es la opción energética del siglo XXI

7 de Septiembre de 2012 a las 09:38 h

Es barata y amigable, asegura el Nobel de Física Georg Bednorz

La superconductividad es la propiedad de algunos materiales para conducir electricidad de manera tan eficiente que no pierden energía, como ocurre con casi todos los conductores ordinarios, como la plata y el cobre, que contienen "impurezas" que "atoran" el paso de la corriente eléctrica.

Si bien el fenómeno fue descrito a principios del siglo XX y ha tenido a varios científicos trabajando y ganando premios Nobel mediante éste, un par de científicos alemanes descubrieron en 1986 ciertas excepciones en las teorías establecidas sobre su comportamiento.

Fue así como Karl Alexander Müller y Johannes Georg Bednorz describieron que la superconductividad podía presentarse en temperaturas más altas en materiales llamados cerámicos. Casi de inmediato, al siguiente año, fueron galardonados con el Nobel de Física.

Bednorz visitó el país para participar en la Semana de la Ciencia y la Innovación, donde expuso a mexicanos cuáles son las ventajas de este tipo de descubrimientos y las aplicaciones que tienen y podrían tener. Esto, al punto de considerar que esta superconductividad sería la mejor opción en la transmisión energética para el mundo a lo largo de este siglo.

La clave está en la eficiencia energética, acota en entrevista. "Esta superconductividad será la opción energética del siglo XXI porque permite ahorrar energía y hacer más confiable el suministro".

Transmitir energía desde una central eléctrica sin perderla gradualmente en el camino es un ahorro que ya emplean diversas ciudades del mundo, cuyas estaciones y terminales de nueva generación evitan perder energía que para ellos significa también ahorro de dinero, abundó antes de su exposición en el Palacio de Minería.

Pero además, la superconductividad ahorra energía evitando el corte de un suministro por el efecto de algún fenómeno meteorológico como rayos o cortocircuitos eventuales, tormentas solares..., dice, que tan sólo en EU cuesta hasta 100 mil millones de dólares al año.

"La superconductividad no tiene problemas con fenómenos ambientales, al contrario, si piensas en las conexiones en lo alto de las torres, corriendo a través de las ciudades y los países, la gente está preocupada por la concentración de la radiación electromagnética en éstas, pero las líneas de poder de superconductividad no producen radiación electromagnética, ya que están construidas con capas de protección. Así, los materiales superconductores pueden bloquear la radiación electromagnética y expulsa el campo electromagnético".

Por otra parte, los superconductores contribuirán también a reducir el tamaño de los generadores eólicos y a aumentar la electricidad que producen, lo que también disminuiría su costo. Pero también servirá para desarrollar nuevos generadores cada vez más eficientes para las empresas: en Alemania, ejemplifica, el 5 por ciento de la energía utilizada es empleado para la industria de calentamiento de metal.

MÁS APLICACIONES. Pero de acuerdo con el investigador emérito del Centro de Investigación IBM en Suiza, las aplicaciones no terminan aquí. De esta forma vaticina que en cerca de un lustro se duplicarán las aplicaciones de la superconductividad, motivo por el cual diversos países apuestan cada vez más a ella.

Acota que la tecnología será la clave de este siglo en la medicina. En su conferencia "Superconductividad de alta tecnología. El descubrimiento y su impacto", en el cuarto y penúltimo día de la Semana de la Ciencia, recordó que la primera aplicación en medicina de la superconductividad fue la resonancia magnética, seguido de los sensores para percibir los campos magnéticos que se originan en el cerebro.

Bednorz refiere también que en la actualidad existe un amplio portafolio de investigaciones en todo el orbe, como la construcción del primer reactor de plasma, que posiblemente entrará en operaciones en 2020, y el cual utiliza la tecnología de imanes superconductores, al igual que el Gran Colisionador de Hadrones en el CERN, donde se descubrió el bosón de Higgs.

Todavía existen muchas dudas y mucha investigación qué hacer en este campo de la investigación, pero uno de las principales limitantes para su uso es hacerla cada vez más barata.

En este sentido, el Nobel explica que esto sólo ocurrirá cuando los materiales sean empleados para la construcción de cables y terminales. "Es como si una compañía automotriz produjera un solo auto, por ejemplo, sería muy caro a que si produjera millones y hacer que los costos caigan. Eso es lo que se requiere con la superconductividad para que tenga mayor impacto".

Como uno de los mayores expertos en el fenómeno físico, el investigador avizora un futuro prometedor en el área. Empero, para él la mayor importancia de sus aportaciones es su aplicación en la electricidad del transporte, así como en sus beneficios para el medio ambiente y el ahorro de energía.

 Desde Zúrich

J. Georg Bednorz cuenta con una maestría en Cristalografía por la Universidad de Münster (1976), Alemania, y el doctorado en Física del Estado Sólido en el Laboratorio de Física del Estado Sólido en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, Suiza (1982).

 Otros galardones

Obtuvo el Premio Nobel de Física en 1987, junto a Karl Alexander Müller, por el descubrimiento conjunto en el campo de la superconductividad de materiales cerámicos.

Ha sido galardonado con la Orden al Mérito de la República Federal Alemana; el Premio Marcel Benoist en Suiza; el Premio Dannie Heinemann de la Academia Alemana de Ciencias; el Premio Robert Wichard-Pohl de la Sociedad Alemana de Física, entre otros.

 Investigación

Es miembro emérito del Centro de Investigación IBM en Zúrich, Rüschlikon, Suiza, de la Sociedad Americana de Física y miembro distinguido de la Academia Mundial de Cerámica y de la Sociedad Americana de Cerámica, entre otras. Ha recibido numerosos doctorados Honoris Causa de diferentes universidades del mundo.

 

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