Recomienda hacer estudios geológicos y geofísicos de mayor detalle para observar los terremotos máximos posibles en el entorno
El informe del Instituto Geológico y Minero del IGME considerado 'definitivo' señala que la sismicidad en la zona de Benicarló y Vinaroz (Castellón) es en parte de origen natural de la zona aunque se puede considerar "razonablemente y a la luz de los datos disponibles, que ha estado relacionada con las operaciones de inyección de gas colchón" llevadas a cabo durante el mes de septiembre de 2013 en el almacén de ESCAL-UGS, que activaron otras fallas desconocidas hasta la fecha.
El documento del IGME, al que ha tenido acceso Europa Press, concluye que la segunda parte de la sismicidad que registró la zona en esta época es "diferente" y con terremotos de magnitud superior, de tipo "disparado". De acuerdo con los estudios realizados, el IGME considera que el origen de estos movimientos telúricos, una vez paradas las inyecciones de gas, está en la respuesta al cambio tensional producido en algunas de las fallas existentes en el entorno del almacén subterráneo. En el informe del Instituto Geográfico Nacional --conocido recientemente--- también se apuntaba a la existencia de una falla hasta ahora desconocida.
Así, concreta que la primera parte de la serie sísmica Castor es "claramente" sismicidad inducida por la magnitud de los sismos y la distribución de ocurrencia y que tuvo una magnitud "relativamente pequeña", algo que considera "habitual" en operaciones similares y que fue sincrónica con las inyecciones de gas.
Mientras, la segunda parte de la serie sísmica parece corresponder a sismicidad disparada. Esta segunda, según concluye el estudio, parece indicar "la existencia en el entorno de fallas que pueden ser activadas, originando sismos de mayor magnitud que los esperables en relación exclusivamente con la simicidad inducida".
Según el documento, considerado como tercero y "definitivo" de los informes solicitados por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo al IGME, fue emitido el 14 de febrero de 2014 como consecuencia de un nuevo informe del Instituto Geográfico nacional de fecha 17 de diciembre de 2013, con una nueva relocalización de los sismos.
El estudio apunta que la sismicidad en actividades del hombre que conllevan modificar el estado de esfuerzos natural de la corteza terrestres es un fenómeno "muy conocido y cada vez más común" debido al "gran desarrollo" de las técnicas de explotación de los recursos subterráneos. Por ello, advierte de que el fenómeno de la sismicidad inducida puede tener lugar en actividades que conlleven tanto la extracción como la inyección de fluidos en el subsuelo.
Asimismo, añade que la presencia de fallas activas, junto con la actividad de inyección o extracción controlan la ocurrencia y magnitud de este fenómeno. "En algunos casos, la sismicidad relacionada con estas actividades puede llegar a producir terremotos dañinos en las infraestructuras civiles, especialmente cuando la modificación del estado de esfuerzos desestabiliza las fallas tectónicas cercanas a su punto de rotura (sismicidad inducida). La sismicidad inducida y la disparada pueden tener lugar en áreas donde no haya constancia instrumental de un nivel de sismicidad previo significativo", explica el IGME.
FALLAS DENTRO DEL ALMACÉN
Respecto a las fallas que han producido la sismicidad más importante, el IGME concluye que son las de dimensiones "relativamente pequeñas", que se localizan en el interior del almacén y que no afloran en superficie. En concreto, estiman que la magnitud que podría alcanzar un terremoto originado por estas fallas es de una magnitud del orden de 4,8.
De este modo, el IGME recomienda al Gobierno la conveniencia de realizar una serie de estudios geológicos y geofísicos de mayor detalle para caracterizar con mayor fiabilidad la magnitud de los terremotos máximos posibles en la zona y su entorno, y su probabilidad de ocurrencia.
Estas recomendaciones, según el organismo, se centran en intentar reducir al máximo las lagunas de información existentes para poder tomar en el futuro las "decisiones oportunas" y, en consecuencia, aconseja también avanzar en la confección de "posibles procedimientos de actuación, vigilancia y control para este tipo de actividades".
Hasta la fecha, el IGME ha realizado tres informes sobre la cuestión. El primero fue en 2007, a solicitud de la Dirección General de Política Energética y Minas del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, relativo a cuestiones generales del proyecto de almacenamiento y donde no se hacía referencia a la posible sismicidad inducida. El segundo tiene fecha de 20 de diciembre de 2013 y en respuesta a un requerimiento de la Dirección General de Política Energética (Ministerio de industria, Energía y Turismo, MINETUR) sobre las causas de la sismicidad acaecida en meses anteriores en el entorno del almacén Castor.
Este tercero, al que ha tenido acceso Europa Press tiene fecha de 14 de mayo de 2014. En la actualidad, el instituto está en conversaciones con la Dirección General de Política Energética y Minas para coordinar y llevar a cabo los trabajos complementarios pertinentes.
ANTECEDENTES
Desde el 5 de septiembre hasta el mes de octubre se produjo una serie de terremotos con el epicentro en la zona marítima en la que se localiza el almacén de gas Castor, coincidiendo con la inyección de gas colchón en la instalación. El 24 de septiembre se registró un seísmo de magnitud 3,5 y los siguientes días la población cercana sintió hasta 14 terremotos, tres de los cuales alcanzaron intensidad III. Hasta el 4 de octubre no dejaron de sentirse movimientos sísmicos. Ante la situación, Industria ordenó el 26 de septiembre el cese temporal de las actividades del almacén, que se venía realizando desde el mes de junio, hasta conocer el origen de los seísmos.
El Instituto considera que la serie sísmica de septiembre de 2013 es una "anomalía" relevante si se la compara con la serie sísmica en el mismo entorno en lo que va de este siglo. Hasta 2013, únicamente se han registrado 34 terremotos de magnitud hasta 3,3. Sin embargo, la serie sísmica de Castor en septiembre de 2013 y hasta el 21 de octubre es de 516 terremotos de magnitudes entre 0,7 y 4,2. En ese periodo se llegaron a producir hasta 53 movimientos sísmicos al día.
La actividad sísmica comenzó a disminuir paulatinamente a partir del 17 de septiembre, cuando se paró la inyección de gas. Sin embargo, el 24 de septiembre, según explica el informe del IGME, se reactivó la sismicidad con unos 20 terremotos y uno de ellos de magnitud 3,5. Entre el 30 de septiembre y el 21 de octubre se produjeron siete sismos de magnitudes superiores o iguales a 3,5.