Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) acaban de publicar en la revista Plos One un trabajo que indica que los primeros registros arqueológicos con industria lítica Achelense del Complejo de Galería en la trinchera del Ferrocarril de la Sierra de Atapuerca son 200.000 años más jóvenes de lo que se pensaba hasta ahora. El descubrimiento se ha realizado gracias a la utilización del método de datación por luminiscencia
Lo más significativo de este trabajo, centrado en las nuevas dataciones de la secuencia sedimentaria del Complejo Galería, es que indica que los primeros registros arqueológicos con industria lítica Achelense tienen una edad de 313.000 años, y son muchos más recientes que la antigüedad establecida en trabajos anteriores que los databan en 500.000 años. Por otro lado, los depósitos que se encuentran por encima, que también cuentan con industria Achelense pero con una técnica más avanzada, tienen una edad de 240.000 años.
Esquema cronológico más firme.
Los resultados corroboran otras edades obtenidas por los métodos de Resonancia Paramagnética Electrónica (ESR) y Series de Uranio sobre dientes fósiles, mientras que contradice las dataciones por termoluminiscencia (TL) de 400.000 a 500.000 años para la mayoría de la secuencia que se publicaron en el año 2008.
Gracias a estos resultados se pueden establecer los registros arqueológicos del Pleistoceno Medio de Atapuerca dentro de un esquema cronológico más firme y reconstruir patrones de asentamiento humano en la Sierra. Por ejemplo, las nuevas cronologías indican que los registros humanos de otro de los yacimientos de Atapuerca, la Sima de los Huesos, son 100.000 años más antiguos que los de Complejo Galería.
En este artículo, titulado 'New Luminescence Ages for the Galería Complex Archaeological Site: Resolving Chronological Uncertainties on the Acheulean Record of the Sierra de Atapuerca, Northern Spain', también han colaborado la Universidad de Adelaida en Australia, la Universidad Complutense de Madrid, el IPHES y la Universitat Rovira i Virgili, de Tarragona.