El Museo de la Evolución Humana, que han visitado un millón de personas desde que abrió en julio de 2010, tiene un "enorme" potencial, por ser único en el mundo, y por contar con ingente material de investigación del yacimiento de Atapuerca, según su director científico Juan Luis Arsuaga.
Arsuaga ha asistido hoy en Soria a la presentación de la exposición "Uantoks", que recoge las expediciones del catedrático de fotografía en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, Pedro Saura, a las tierras altas de Papúa-Nueva Guinea y muestra uno de los países con mayor diversidad étnica y lingüística.
En declaraciones a EFE, Arsuaga ha sostenido que en el yacimiento de la sierra de Atapuerca (Burgos) hay trabajo para varias generaciones de paleontólogos y sólo con lo que se ha recuperado estos últimos años, hay material de investigación para muchos años.
Además ha asegurado que no interesa que el Museo de la Evolución Humana, que ha recibido más de un millón de visitantes desde que abrió sus puertas en julio de 2010, sea un osario, ya que el ser humano no es sólo sus huesos.
"Lo que hacemos es exponer temporalmente algunos elementos y temas", ha apuntado.
Arsuaga ha mostrado su convencimiento de que el citado museo tiene sentido y tiene un enorme potencial, entre otras cosas, porque no existe otro igual en el mundo con estas características.
"Los museos que conocemos son parciales, porque son de una cultura o de una región, pero ninguno trata a todo el ser humano", ha subrayado.
Además ha destacado que el museo tiene mucho espacio expositivo y mucho para actividades, lo que permite al visitante no tener la sensación de estar encerrado.
Arsuaga ha señalado que en la exposición hoy inaugurada en Soria se refleja como la naturaleza humana no ha cambiado en el tiempo y existen patrones comunes entre los diferentes pueblos del mundo, aunque los recursos y sistemas naturales sean diferentes.
A través de fotografías y una colección de objetos etnográficos, la muestra da a conocer exóticos paisajes y poblados remotos, así como el espectáculo de las sofisticadas ceremonias que articulan la enorme variedad de grupos humanos que pueblan esas tierras.