Como tener un vecino antipático con el que es muy complicado establecer una conversación. Así podría esbozarse la relación de la Tierra respecto a Marte. El planeta rojo siempre ha estado ahí. Siempre ha causado curiosidad entre los terrícolas, quienes, en otro tiempo, se veían celebrando una jornada de convivencia -o todo lo contrario- con los seguramente verdes y pequeños marcianos al más puro estilo Mars Attack.
Lamentablemente, Marte no contenía una civilización que fabricara platillos volantes en sus cadenas de montaje. No obstante, el ser humano comenzó a preguntarse si, en alguna ocasión, la contuvo. Si ese planeta floreció una vez y se sumió en el caos otra. Tras colonizar la luna, el sueño de las potencias mundiales, especialmente Estados Unidos y Europa a través de la NASA y la ESA, era enviar un hombre a esa particular bola roja que flota al lado de este planeta.
Las misiones de reconocimiento se suceden. La agencia espacial estadounidense envió e hizo aterrizar entre noviembre de 2011 y agosto de 2012 el robot Curiosity, nombre que refleja con pura fidelidad lo que científicos y gente corriente siente sobre lo que puede encontrarse en Marte.
Una curiosidad que, en este caso, no va a matar al gato, puesto que la NASA pretende satisfacerla con conocimiento científico, potenciándolo y, además, apoyándose en investigadores de Valladolid. Porque en cinco años se iniciará oficialmente la misión 'Mars 2020', momento en el que los norteamericanos envíen al planeta vecino una versión mejorada del viejo Curiosity. Objetivo:«El estudio de las condiciones de habitabilidad marcianas como parte de la preparación para futuras misiones humanas». Lo relata Fernando Rull, catedrático de la Universidad de Valladolid y director de la unidad asociada al Centro de Astrobiología UVA-CSIC, cuyo equipo trabaja en uno de los siete instrumentos científicos que portará el nuevo vehículo que explorará la superficie marciana: SuperCam.
El método Raman permite identificar materiales con un láser sin tocarlos
Se trata de un sistema que combina las técnicas LIBS, Raman, Fluorescencia, Infrarrojo y Visible, a través de los cuales analizan el terreno desde la distancia.
El fenómeno Raman debe su nombre al físico indio Chandrasekhara Raman:fue él quien dio a conocer cómo un haz de luz monocromático y con una única longitud de onda, tras chocar contra un material, provoca que una pequeña parte se disperse y cambie de frecuencia para facilitar, posteriormente, información sobre la materia en cuestión. Las nuevas frecuencias Raman son las que aportan la información, fundamentalmente fases y estructuras del material, y pueden determinar de qué compuesto se trata y de su estado de agregación.
Otra de las piezas clave es el LIBS, espectroscopia de plasma inducida por láser. Éste, de alta potencia, puede descomponer la sustancia y transformarla en plasma. Este sistema es capaz de identificar los elementos químicos del material que se analiza.
La combinación de estos métodos se completa con otras fórmulas de visión y análisis como son los rayos infrarrojos, el Visible y la Fluorescencia. El resultado: Supercam, que «combinará esta potencia analítica con la imagen detallada en color para situar los puntos de análisis en su contexto petrográfico», relata Rull.
LIBS puede dar a conocer elementos químicos que componen una estructura a distancia
Roger Wiens, de Los Alamos National Laboratory, es quien dirige el equipo de SuperCam, en el que colabora la Universidad de Valladolid junto a la de Hawai y la agencia espacial francesa (CNES), donde trabaja el coinvestigador principal, Sylvestre Maurice.
«Desde el punto de vista del instrumento SuperCam, uno de los objetivos fundamentales es establecer la ciencia de contexto espacial, geológico, de formación, etc.», cuenta el catedrático de la UVA. «Necesita tener a disposición la capacidad de hacer imágenes para ver cómo están situadas unas muestras con otras y, luego, la capacidad de analizarlas sin tocarlas, lo que en muchos casos permite establecer secuencias de formación mineral o la historia geológica del lugar», añade.
Y es que la misión del equipo de Fernando Rull es realizar las muestras de calibración de SuperCam -situado en la parte superior del vehículo- y, además, coordinar «el plan de calibración cruzada de las diferentes técnicas que lo componen durante su operación en Marte». Claro está, aportarán su experiencia al desarrollo de la parte Raman, puesto que este instrumento, del que son especialistas, va integrado en la misión 'Exomars' de la Agencia Espacial Europea y lo dirige el equipo del catedrático vallisoletano. Rull informa de la «gran complejidad» de su trabajo, puesto que, por mucha investigación y preparación previa que se lleve a cabo, nunca nadie sabe cómo puede reaccionar el sistema en su conjunto en un territorio desconocido. «Representa un reto científico de primera magnitud», avisa.
Más allá del propio análisis de la superficie marciana, tal y como cuenta el investigador de la Universidad de Valladolid se trata de una fase fundamental a la hora de preparar una metodología para futuras misiones de retorno, o lo que es lo mismo, viajes en las que un robot extraerá muestras marcianas para regresar con ellas a la Tierra. «Obviamente, este paso es previo a cualquier misión tripulada, porque permitirá establecer la tecnología de regreso, que hasta el momento no existe».
De hecho, ese no retorno ha movido proyectos extravagantes como el iniciado por el científico holandés Bas Lansdorp y su misión 'Mars one':una colonia de 20 humanos protagonizando un caro y, cuanto menos, curioso reality show en Marte. Obviamente, sin posibilidad de volver. Sin embargo, Rull se refiere a cuestiones más rigurosas, como es el análisis de la habitabilidad de un planeta que lleva décadas levantando sospechas entre la comunidad científica y que, poco a poco, presenta algunas pruebas de lo que pudo ser un pasado remoto, por qué es hoy lo que es y, quizás lo más importante, si la Tierra seguirá el mismo camino.
Con la Universidad de Valladolid se coordinan la Complutense de Madrid, la del País Vasco y la de Málaga para la futura misión. Actualmente, la UVA dirige las «actividades de calibración» del ChemCam integrado en el actual Curiosity. En 2018 y bajo el liderazgo de Rull, la misión Exomars de la ESA incluirá una parte Raman desarrollada entre la UVA y el Instituto de Astrobiología asociado a la NASA.