Un grupo internacional de científicos ha propuesto una fecha para el inicio oficial de una nueva y controvertida era geológica, la que se ha dado en llamar Era Antropocena y que, como sugiere su nombre, se caracteriza por tener en el Ser Humano a su agente más significativo de transformación del entorno.

Los humanos, sobre todo desde tiempos modernos, estamos ejerciendo una influencia tan grande sobre la Tierra que estamos cambiando su geología, creando un nuevo y característico estrato que persistirá en el futuro de una forma mucho más llamativa que cualquier otro previo en la historia del planeta. (Ver nuestro artículo sobre los "tecnofósiles": http://noticiasdelaciencia.com/not/10354/) La idea de que la actividad humana está marcando un antes y un después en la historia geológica de la Tierra es la base de la propuesta de establecer una nueva era geológica, la Antropocena. Dicha propuesta se puso sobre la mesa con la petición efectuada 15 años atrás por el químico atmosférico Paul Crutzen, galardonado con un Premio Nobel. Desde entonces la idea se ha extendido mucho, tanto en el sector de las ciencias como en el de las humanidades.

Pero si la Antropocena va a ser una época geológica, ¿cuándo debería empezar? Los humanos hace tiempo que afectamos al medio ambiente, y las propuestas sobre cuándo debería comenzar van desde hace miles de años, con la aparición de la agricultura, hasta la Revolución Industrial, e incluso hasta el futuro (ya que los cambios más grandes debidos al Hombre podrían aún estar por llegar).

Ahora, miembros de un grupo de trabajo internacional dedicado a analizar formalmente el establecimiento de la Era Antropocena, y entre quienes figura Alejandro Cearreta de la Universidad del País Vasco en España, sugieren que el punto de inflexión clave sucedió a mediados del siglo XX. Entonces fue cuando la especie humana empezó a alterar todo el sistema terrestre a una escala mayor que nunca antes, lo cual incluyó el comienzo de la era nuclear y su huella a escala planetaria, cuando se esparcieron radionucleidos artificiales por toda la Tierra, de los polos al ecuador, dejando una señal detectable en los estratos modernos prácticamente en todas partes.

La propuesta, firmada por 26 miembros del grupo internacional de trabajo, incluyendo el autor principal, Jan Zalasiewicz, quien también lo preside, y Mark Williams, ambos del Departamento de Geología de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, es que el comienzo de la Era Antropocena podría situarse formalmente en el momento de la explosión de la primera bomba atómica de la historia, la que, con carácter de experimento, se hizo sobre suelo estadounidense el 16 de julio de 1945. Pocas semanas después se arrojarían sendas bombas atómicas contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en el marco de la etapa final de la Segunda Guerra Mundial, y ello revelaría a la humanidad la cara más tenebrosa de la energía nuclear. Tras ello, y durante bastantes años, la carrera armamentística en el marco de la Guerra Fría propició numerosas pruebas de bombas atómicas, que dejaron una huella detectable en la atmósfera del planeta y en otros de sus medios.

El inicio de la era nuclear marca un antes y un después en la historia de la humanidad y en la del propio planeta, ya que a partir de entonces el Ser Humano pasó a tener acceso a una nueva y enorme fuente de energía, y también el planeta comenzó a poseer una huella radiactiva que por vía natural jamás habría poseído. Esa huella marca un nivel temporal que puede ser localizado con claridad dentro de los estratos geológicos.

Tal como advierte Zalasiewicz, como cualquier otra frontera entre eras geológicas, no es un marcador perfecto, ya que los niveles de radiación realmente aumentaron a principios de los años 50, con el auge de dichos ensayos armamentísticos nucleares. Pero puede ser la forma óptima de establecer un punto de referencia.