Con este título, y al hilo de la pregunta ¿Se puede hacer de las matemáticas un entretenimiento de masas? Fernando Jiménez Alburqueque, investigador del CSIC del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) nos hace unas acertadas reflexiones sobre tres conocidas películas: Una mente maravillosa (Ron Howard en 2001), El indomable Will Hunting (Gus Van Sant en 1997) y La verdad oculta (de título original Proof, 2005, dirigida por John Madden). Según él las tres tienen en común, aparte de estar protagonizadas por matemáticos, un gran entretenimiento para el espectador y, al menos las dos primeras, fueron reconocidas con sendos taquillazos y diversos premios.
También tienen en común "la pasión por las ideas" que queda reflejado en primeros planos como cuando vemos a Jhon Nash detrás de las ventanas de su estudio, concentrado en la tarea, dejando pasar estación tras estación, o el de El indomable Will, que mientras friega los pasillos del M.I.T. se encuentra en una pizarra con un problema propuesto para estudiantes de doctorado y al regresar a casa no puede estar tranquilo: se levanta del sofá y acude al baño donde comienza a escribir la solución (correcta, por supuesto) en el espejo que hay sobre el lavabo. En el reflejo observamos con claridad su gesto congelado por la persecución: no hay nada más en el mundo que los símbolos que raya en el cristal con un rotulador. En Proof, el personaje de Anthony Hopkins reingresa efímeramente a la lucidez desde la locura. Le relata a su hija cómo ha iniciado la prueba de algo importante, el júbilo que siente por dentro al recuperar las viejas emociones, al notar toda "la maquinaria" funcionando de nuevo. Se lleva las manos a la cara y en ella vemos una expresión de alegría imposible de disimular. La alegría de perseguir un pedazo de realidad.
Por último, reconocemos en ellas la presencia de la locura, el afán de superación, el amor filial, la envidia, la ambición, la debilidad, los fantasmas del pasado, el dolor que provoca una infancia difícil, etc., emociones universales que nos mantienen unidos a la pantalla y a los personajes al margen de su genialidad.
- Una mente maravillosa es el biopic del matemático americano John Nash (Russell Crowe), desde sus años de estudiante en Princeton hasta la recepción del premio Nobel de economía en 1994 tras superar los fantasmas de su enfermedad, la esquizofrenia, que lo mantuvieron alejado de la actividad científica durante años
- En El indomable Will Hunting el protagonista (Matt Damon) es un chico huérfano, obrero de la construcción, con pocos medios y superdotado para las matemáticas, que, tras involucrarse en una pelea callejera y después de completar un largo historial delictivo, se reinserta en la sociedad trabajando en el servicio de limpieza del M.I.T. Allí conocerá a un prestigioso matemático que descubre su talento. Al mismo tiempo, Will inicia un proceso de terapia que lo ayudará a conocerse mejor, profundizar en los problemas que lo inclinan hacia la violencia y que le permitirá iniciar una relación provechosa y humana con el psicólogo que lo asiste.
- La verdad oculta cuenta la historia de la hija de un genial matemático (Anthony Hopkins) recién fallecido que vivió sus últimos años entre las brumas de la locura. Su hija (Gwyneth Paltrow) abandonó cualquier otra actividad para cuidar de él. En un lapso de lucidez, el personaje interpretado por Anthony Hopkins inicia la prueba de un importante teorema que concluirá su hija, también superdotada para la ciencia. La autoría de la prueba (de ahí el título original) es el fundamento de la trama.
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