La editorial Doce Calles y el CSIC acaban de publicar la traducción al español de Gemälde von Madrid (Berlín, 1802), obra en la que Christian August Fischer escribe sus impresiones acerca del viaje que realizó por España entre 1797 y 1798.
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Entre otros temas, Fischer opina sobre la "Biblioteca de la Real Academia de las Nobles Artes, con título de San Fernando":
"Sita en el edificio académico junto a la Aduana y debajo del Gabinete de Historia Natural. Contiene una escogida colección de obras artísticas en todas las lenguas, y un gran tesoro de dibujos, planos, modelos, etc. Abre los martes, miércoles y viernes de 9 a 1, excluidos los días caniculares, por el calor."
(Fischer, Christian August. Cuadros de Madrid. Madrid, 2013, p. 150)
Y sobre la "Real Academia de las Nobles Artes, con título de San Fernando":
"Situada en la Calle de Alcalá, en el mismo edificio que el gabinete de historia natural, está muy organizada y cuenta con una buena financiación. Sin embargo, los frutos de la misma se hacen esperar, como puede apreciarse de manera particular en los premios que concede.
Aparte de la biblioteca de arte ya descrita, la Academia posee también una colección de antigüedades, pinturas y dibujos que se utilizan en las clases que allí se imparten. Las antigüedades están expuestas y recopiladas en diferentes catálogos; bajo su tutela se ha publicado también el útil diccionario histórico artístico de Bermúdez. La Academia mantiene asimismo a varios discípulos en Roma y Nápoles, algunos de los cuales parecen prometedores."
(Ídem, p. 160)
Y sobre las Lecturas:
"Madrid no tiene ni bibliotecas de préstamo ni hemerotecas, aunque ya se están empezando a dar las condiciones básicas para que se produzca un cambio al respecto: hay grandes librerías, por ejemplo, la de Cerro, Esparza, Escribano, etc. en las que se juntan eruditos y hombres de negocios para hablar de de las últimas novedades del mercado; poco falta ya para que algún espíritu emprendedor cree un Gabinete de Lectura.
Mientras llega ese día, se siguen comprando novelas, obras teatrales, libros de viajes, etc. Obras originales y traducciones, tantas como se puedan adquirir: el amor por la lectura alcanza al gran público y el comercio de libros comienza a expandirse. Los censores se vuelven menos estrictos, los escritores más audaces; lo uno lleva a lo otro. Lo que lleva a concluir que, antes de que pasen diez años, veremos una España erudita."
(Ídem, p. 160)