El pigmento conocido actualmente como "azul maya", fue identificado por primera vez en 1931. Se le dio este nombre pues, sólo aparece en las culturas mesoamericanas -puede verse en pinturas Cacaxtla, Chiapas, Bonampak-. Los arqueólogos, químicos y científicos especializados en materiales se desconcertaron por la buena conservación de las pinturas, a pesar de estar ubicadas en zonas con climatología adversa - humedad y calor-.
El azul maya, es un compuesto resistente a la acidez, a la erosión, a la biodegradación e incluso a los disolventes químicos modernos. Se le ha descrito como "uno de los grandes logros tecnológicos y artísticos de Mesoamérica". Estas culturas, sin saberlo, estaban aplicando una técnica muy conocida en la actualidad, la nanotecnología.
El secreto hay que buscarlo en la composición de este pigmento, resultado de un enlace químico único, entre el índigo -películas híbridas de material orgánico - y paligorskita, filosilicato de magnesio y aluminio - material inorgánico -. Por si sólo, el índigo es poco resistente y se degrada con facilidad, pero al unirse al material inorgánico, le confiere protección.
Otros ejemplos de la aplicación de la nanotecnología al arte, en épocas pasadas, son los que indica la investigadora Mónica Luna, en un artículo para ElMundo:
- Las copas de Lycurgus, s. IV a. C. en Roma, muestran una coloración verdosa y opaca a la luz del día pero, si se iluminan desde dentro adquieren un color rojizo y translúcido.
- La variedad de color del vidrio de las ventanas de las catedrales, se obtenía en el proceso de calentamiento y enfriamiento controlado del vidrio.
- En el Medievo, los ceramistas de Manisés (Valencia), conseguían el brillo metálico de sus piezas con la inclusión de nanopartículas de plata y cobre.
- La existencia de nanotubos de carbono producidos por el método empleado en la forja de las espadas -compuestas por acero de Damasco-, que les conferían fuerza y dureza y a la vez, un "corte capaz de cortar un pelo en caída libre".
El primer científico en hablar de nanotecnología fue Richard Feynman, premio Nobel de Física en 1965. Aunque hubo que esperar hasta 1981, para desarrollar las herramientas necesarias para manipular, fabricar y observar la materia a escala nanométrica. En este año, G. Binning y H. Rohrer inventaron el microscopio STM (microscopio de efecto túnel) que permitía ver y mover átomos por primera vez.
El Museo Etnográfico de Castilla y León inaugura este jueves, 16 de junio, la exposición 'Un paseo por el nanomundo', una selección de las imágenes finalistas en las ediciones de los años 2007 y 2009 del concurso internacional 'Smpage', organizado por investigadores del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, CSIC, y de la Universidad Autónoma de Madrid.
Fuentes: amazings.com, Elmundo.es