Aunque los pantalones vaqueros son una de las prendas más populares en todo el mundo, la mayoría de los consumidores no saben la  historia que se esconde trás el color azul que, finalmente, adquieren estas prendas. ¿Sabías que el color original de tus vaqueros preferidos no es el azul?.  

El índigo se extrae de unas plantas tropicales del género Indigofera, un pigmento insoluble en agua en su forma oxidada conocida como "la azul". Pero para teñir el algodón, este compuesto tiene que ser reducido a una forma que sea soluble en agua, "la amarilla", llamada leucoindigo. Así, cuando los hilos de blanco algodón emergen del baño de añil, son de color amarillo hasta que toman contacto con el oxígeno del aire se convierten en azules. Según Thomas Bechtold, químico especializado en textil de la universidad de Innsbruck (Austria), "es un proceso realmente sorprendente".

En la década de 1800, Levi Strauss, inmigrante alemán,  introdujo los blue jeans en Estados Unidos con lo que se incrementó la demanda de índigo, tanto que los fabricantes textiles necesitaban urgentemente un compuesto sintético de este tinte. En 1897, BASF desarrolló con éxito un método a escala industrial para sintetizar este compuesto.

En general, durante la síntesis, la fenilglicina reacciona sobre un álcali fundido para producir el precursor de añil que se oxida para dar lugar al color azul deseado. La producción mundial de vaqueros utiliza más del 95% de las 50.000 toneladas de índigo sintético producido al año, según explica Schnitzer.

Las distintas formas de comercialización del tinte son: en pasta, polvo o en una solución reducida. Para las dos primeras, el tinte tiene que mezclarse con un álcali y un agente reductor, generalmente hidrosulfito de sodio -(Na₂S₂O₄)-, para obtener la forma soluble en agua del índigo. Este agente reductor presenta inconvenientes ya que "después del proceso de teñido, tienes que lavar los hilos",  explica Schnitzer. Para evitar las aguas residuales corrosivas (sal, sulfitos y sulfatos) que se generan en el proceso de lavado, dañinas para el medio ambiente, se suele elegir "un tinte moderno, solución de indigo prerreducida", aclara Bechtold.

Una de las productoras de estos tintes ha ajustado el pH de la forma amarilla - un valor entre 11.5 y 12 sería el ideal para la absorción por la lana-.  El hilo de algodón, en grandes rollos, se sumerge repetidas veces en el baño de teñido. Variables como el número de veces que se sumerge, el tiempo de inmersión y los tiempos entre una y otra inmersión, influyen en el color final  del tejido.

Después de procede al lavado en agua tibia y la neutralización con ácidos suaves como el acético o cítrico. Más tarde, se fortalece el hilo con almidón para enviarlo al telar y convertirlo en "denim".

El método de tratamiento más popular consiste en lavar los pantalones con lejía (hipoclorito) y piedra pómez. "Se utiliza cloro no sólo porque es increíblemente barato y rápido, sino porque también produce halógenos orgánicos tóxicos absorbibles en las aguas residuales, añade el especialista.

Se están buscando otras alternativas como agentes reductores con base de peróxido y enzimas. Bechtold probó recientemente un proceso de tratamiento con una pasta de álcali en dril de algodón, para luego lavar la tela con celulasas (1). Sin embargo, "las enzimas son lentas y las condiciones  tienen que ajustarse con mucho cuidado, si no se quiere que la celulosa devore el tejido". La pasta de alcalí evita esta consecuencia fatal de aceleración del proceso.

Referencia bibliográfica:

(1) Surface activation of dyed fabric for cellulase treatment, Christian B. Schimper, Constanta Ibanescu, Thomas Bechtold, Biotechnology journal, Special Issue: Polymer and textile biotech, 2011, vol. 6, 10, pp. 1280-1285, DOI: 10.1002/biot.201100002

 Fuente: C&EN