Ayer, día 10 de enero de 2012, en conferencia de prensa el Boletín de científicos atómicos, Bulletin of Atomic Scientist (BAS), Universidad de Chicago, anunció que como consecuencia de los avances insuficientes en la reducción de armas nucleares, su proliferación y la falta de acción continua sobre el cambio climático, el Doomsday Clock, reloj que marca la cuenta atrás para el apocalipsis, se fijará en cinco minutos antes de la medianoche
Desde su creación en 1947, este simbólico reloj marca los "minutos para la medianoche" que le restan a la humanidad para desaparecer como consecuencia de las catástrofes ocasionadas por la energía nuclear, el cambio climático o todas aquellas nuevas tecnologías que afecten negativamente a nuestro planeta. La decisión del cambio de hora depende del BAS, que cuenta entre sus integrantes con 18 premios Nobel.
El reloj se acerca o aleja de la medianoche según sea la situación política y ambiental de nuestro planeta. Su última actualización fue el 14 de enero de 2010, las manecillas marcaban las 23:54 horas. Parece que hace dos años, los dirigentes del planeta podían responder a las amenazas a las que está sometida la tierra.
Actualmente la situación ha cambiado, según Lawrence Krauss, copresidente del BAS, "los dirigentes del planeta demuestran inacción ante problemas clave como el cambio climático y las crecientes tensiones internacionales", añadiendo que "el reto de la sociedad está en satisfacer las necesidades energéticas para el crecimiento económico de los países sin dañas al clima y sin seguir alimentando la proliferación nuclear".
Frente a la inmovilidad de los responsables políticos, Kenneth Bebedict, director general, ve en movimientos como la primavera árabe o la contestación política del pueblo ruso una manera de "afrontar los desafíos de energía nuclear, resolver los males que resultan del calentamiento climático que generan las actividades humanas y evitar un conflicto nuclear en un mundo inestable".
De las 19 veces que se ha ajustado el reloj, la situación más crítica tuvo lugar en 1953 cuando las manecillas marcaron las 23:58 horas, como consecuencia de la primera explosión de la bomba de hidrógeno por parte de Estados Unidos.