La famosa canción de la película "Los caballeros las prefieren rubias", interpretada por Marylin Monroe, "los diamantes son los mejores amigos de una chica" , podría transformarse en "los diamantes son los mejores amigos de los científicos" , si tenemos en cuenta un estudio publicado en la revista Physical review letters en el que se ofrece una explicación sobre la existencia de los nanodiamantes en el universo, además de una valiosa información sobre cómo mueren las estrellas y el modo en que se originó nuestro sistema solar.
Aunque en la Tierra los diamantes son escasos, no ocurre lo mismo en el Universo. De hecho, se han encontrado una gran cantidad de nanodiamantes, minúsculos diamantes de tamaño microscópico, incrustados en los meteoritos. Mientras que en la tierra la formación de diamantes es un proceso que puede durar millones de años, con unas condiciones de temperatura y presión inmensas, los diamantes espaciales "pueden formarse en la millonésima parte de una millonésima de segundo. La transformación es realmente sorprendente", explica Nigel Marks (Universidad Curtin, Perth, Australia) , uno de los autores de la investigación.
Según los científicos, la formación de estos nanodiamantes se debe a violentas colisiones entre partículas de polvo espacial. Marks realizó simulaciones informáticas de las colisiones, averiguando que la formación de diamantes no necesitaba temperaturas tan altas como las que se tenían que generar para la formación de los diamantes en la tierra. Por el contrario, los diamantes espaciales se formaban espontáneamente por el choque de partículas de polvo ricas en carbono a velocidades superiores a 16.000 km/h.
¿Cómo tiene lugar el proceso?
Los fullerenos, moléculas de carbono en forma de balón de fútbol, que se encuentran en el interior de las partículas de polvo, se encierran unos dentro de otros, se superponen, cual "cebollas de carbono", y éstas colisionan unas con otras, aplastándose, deformándose y uniéndose entre sí. Después se reorganizan en estructuras hexagonales, siguiendo el patrón de los diamantes. Sólo si la velocidad es la adecuada, el proceso se completa.
Hasta ahora no se había podido extraer mucha información de estos nanodiamantes porque se desconocía el proceso de formación. Según Marks, "hay un enorme mensaje incrustado en estos nanodiamantes. Algo que apenas si empezamos a atisbar". El siguiente paso, será encontrar el modo de acelerar las partículas de polvo, en el laboratorio, a la velocidad de a la velocidad de 16.000 km/h - 5 km/s-.
Referencia bibliográfica:
Marks, N.A., Lattemann, M., McKenzie, D.R., Nonequilibrium route to nanodiamond with astrophysical implications, 2012, 108, 075503 , DOI:10.1103/PhysRevLett.108.075503
Fuentes: insidescience, ABC.es