Esta semana, del 22 al 28 de octubre, se celebra, a escala internacional, la Open Access Week para promocionar el acceso abierto como un nuevo paradigma de la comunicación científica y de la actividad académica. En muchos lugares se organizan encuentros, jornadas y talleres para difundir el Open Access (OA) entre la comunidad investigadora. Se puede consultar un buen resumen en Infotecarios.
En Madrid, el lunes 22, se celebró una Jornada del proyecto MedOANet (Mediterranean Open Access Network) organizada por la FECYT. Esta Red Mediterránea de Acceso Abierto, cuyo representante español es la propia FECYT, tiene como principal objetivo la coordinación nacional y mediterránea de las estrategias, políticas y estructuras de Acceso Abierto a la información científica en seis países del Mediterráneo: Grecia, Italia, Francia, España, Portugal y Turquía. El proyecto tiene una duración de dos años y ha sido financiado por el programa "Ciencia en Sociedad" del 7º Programa Marco.
MedOAnet tiene como misión identificar las estrategias, estructuras y políticas de Acceso Abierto en los seis países mediterráneos por medio de encuestas cuyos resultados serán recogidos en un "Mapa Mediterráneo del Acceso Abierto".
En la jornada del día 22 se presentaron los resultados (una breve aproximación) de la encuesta nacional realizada por la FECYT a instituciones financiadoras de la ciencia, a bibliotecas de universidades y centros de investigación y a editores científicos.
La encuesta indica que en el ámbito español hay pocas políticas en marcha sobre Open Access (OA) y que es mayor la apuesta por la Vía Verde (depósito en repositorios de acceso abierto) frente a la Vía Dorada (apoyo a publicaciones científicas en abierto). Se echan en falta, según estas entidades financiadoras, mecanismos de evaluación de la producción científica en abierto.
Por otro lado, se observa un afianzamiento de los repositorios institucionales (en universidades y centros de investigación) aunque faltarían políticas más claras y detalladas sobre el libre acceso. Queda patente, en la encuesta a las bibliotecas académicas, que la preservación sigue siendo un asunto no resuelto.
En cuanto a los editores científicos españoles, la encuesta pone de manifiesto su actitud positiva hacia el OA y la necesidad de una mayor visibilidad de las políticas de auto-archivo y contratos de licencia para los autores en relación con la Vía Verde.
En el desarrollo del Open Acces ha sido fundamental la asunción, por parte de las instituciones académicas y de investigación, de tres declaraciones realizadas en un período de dos años (2002 y 2003): Budapest Open Access Initiative, Bethesda Statement on Open Access Publishing y Berlin Declaration on Open Access to Knowledge in the Sciences and Humanities.
Por otro lado, han sido muy importantes los mandatos y recomendaciones que se han aprobado a nivel europeo, a nivel nacional o de las propias instituciones académicas.
El día 22 pudimos conocer cómo se gestaron y desarrollaron los mandatos sobre acceso abierto de dos comunidades autónomas, la de Madrid y la del Principado de Asturias y, también, el caso de dos universidades españolas con mandatos: la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Alicante.
Otro aspecto clave del Open Access tiene que ver con el estado actual de la comunicación científica (basado aún en los artículos publicados en revistas científicas y en el sistema de citas) y las cuestiones relacionadas con las políticas editoriales de las revistas científicas españolas en lo que se refiere al acceso abierto y derechos de copyright que, como sabéis, se recogen en DULCINEA.
La Jornada se completó con las intervenciones del Rector de la Universidad de Lieja (Bélgica), que se conectó por videoconferencia ya que estaba participando en la Jornada que MedOANet organizó en Portugal, y la presentación de Alma Swan, Directora de Key Perspectives, Ltd.
En RECOLECTA están enlazadas todas las presentaciones a las que hemos aludido.
La publicación científica en abierto (23 de octubre de 2012)
Dentro de la semana del Open Access, Madroño organizo una jornada, dirigida al personal docente e investigador de las instituciones miembro, asociadas y colaboradoras del Consorcio.
Las sesiones tuvieron lugar, el martes 23 de octubre, en la Facultad de Informática de la UCM que, una vez más, actuó como excelente anfitriona.
Fue una buena ocasión para que los investigadores manifestaran sus preocupaciones sobre el OA y se aclararan algunas cuestiones relacionadas con los derechos de autor, lo que permiten y no permiten las editoriales científicas; los "riesgos" y las ventajas de autoarchivar en los repositorios, etc.
La Unión Europea, a través de la Comisión, ha desarrollado una normativa (con mandatos y recomendaciones) que favorece el avance del Open Access (OA). Desde las universidades españolas, a través de las bibliotecas, se han creado repositorios institucionales de Eprints que permiten a la comunidad académica cumplir con esas obligaciones. Los mandatos no son sólo europeos, pues la misma Ley de la Ciencia española habla en su artículo 37 sobre el acceso abierto. También está el Real Decreto 99/2011, de 28 de enero, por el que se regulan las enseñanzas oficiales de doctorado y que obliga a depositar las tesis doctorales en un repositorio institucional así como otros mandatos a nivel comunitario.
El OA supone una nueva manera de hacer ciencia, más transparente, más colaborativa y con una mayor garantía de que lo financiado con fondos públicos está disponible para el bien común.
Por otro lado, el OA representa una mayor visibilidad para la ciencia y garantiza un acceso universal a los avances científicos. Por supuesto, los investigadores deben respetar los embargos (la base de datos Sherpa Romeo da información sobre las políticas de autoarchivo de las principales revistas y editoriales científicas) y saber a qué les obligan las editoriales al publicar en determinadas revistas.
Cuando se cumplen diez años de la Budapest Open Access Initiative, (BOAI) el OA goza de buena salud. Por cierto, es interesante consultar las recomendaciones que se hacen para los próximos diez años a partir de la BOAI. Queda mucho por hacer y tenemos que seguir estrechando alianzas pero el acceso abierto a la producción científica está aquí para quedarse. El ejemplo de las principales instituciones académicas del mundo, con Harvard a la cabeza, marca la tendencia y, como muestran algunos estudios, el horizonte se dibuja con un inevitable avance del Open Access.