Hoy día 5 de junio han finalizado las VII Jornadas CRAI, que han tenido lugar durante dos días consecutivos en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Madrid.
Empezaremos por el final.
Dado que la mesa redonda (12 horas) ha congregado a todos los ponentes, que en ella se han centralizado las intervenciones del público, que cada uno de los intervinientes sólo ha utilizado una diapositiva y que, posiblemente no podamos reflejar las jornadas completas, vamos a comenzar por ella.
Sonsoles Celestino, Directora de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, ha sido la moderadora. Un total de 14 personas, para 11 presentaciones, se han repartido a lo largo de la mesa.
Tenían que responder a dos preguntas:
- ¿Hacia dónde vamos en CI2 (competencias informacionales e informáticas)?
- ¿Cuál es el mejor camino para consolidar logros y alcanzar los objetivos?
El orden de intervención has sido casi el mismo que en las jornadas.
Jan Howden, Presidenta del Working Group on Information Litteracy de SCONUL, considera que las competencias informacionales responden a valores y son el cimiento básico para el mundo del aprendizaje con enfoque crítico. Destaca la pasión, necesaria, que han demostrado algunos ponentes en la defensa de nuestros valores, esencialmente ligados a las citadas competencias.
Deborah Harrop, del Digital Fluency Initiative Group de la Universidad de Hallam Sheffield, piensa que es necesario en una era digital desarrollar capacidades y habilidades que no estén únicamente ligadas con nuestra disciplina. Recalca que no debemos estar aislados y que es preciso crear redes en todos los órdenes y sentidos (horizontales, verticales...) incluyendo al mundo de la investigación pura. El universo cada vez es más denso y amplio y debemos conocer cómo abordarlo y ayudar a los demás a alcanzarlo con un "idioma" que va más allá de la biblioteca.
Previene sobre el peligro de caer en un enfoque mecanicista. Para evitarlo hay que hacerlo de manera crítica y analítica, consiguiendo no únicamente un desplazamiento de la actitud personal sino también de la cultura.
James Currall, Director de Planificación y Estrategia de los Servicios Tecnológicos de la Universidad de Glasgow, reconoce que no puede pensar cuando está sentado. Su idea central es que tenemos que desarrollar asociaciones de iguales. A pesar de todo, le gustan los bibliotecarios. Cree que no se trata de marcar territorios ni de ganar guerras; sino de construir puentes sólidos. Le preocupa la "talla única". Su experiencia en varios países le ha enseñado que la cultura de la información es muy diferente a lo largo del mundo. Pone como ejemplos las páginas de los propios buscadores que cambian dependiendo del lugar o cómo enfocan la información los periódicos ingleses y japoneses (en éstos todas las noticias tienen una entrada en la primera página). Para él un problema esencial es que la cultura se haga uniforme y se devalúe la diversidad que existe en el mundo.
Cathie Jackson, de los Servicios ALFIN de la Universidad de Cardiff, defiende como fundamental el informe sobre la educación superior en el mundo 2.0 creado por un comité en el que únicamente había un bibliotecario, lo que lejos de ser negativo considera positivo ya que las propuestas que hace (que coincide con las bibliotecarias) reconocen que estamos en el camino acertado. Piensa que la web nos permite mantenernos al día y si nos olvidamos de ella perderemos importancia.
Esencial es tener en cuenta las expectativas de los alumnos y también que se les forme desde la escuela para que la base con la que llegan a la universidad sea mayor.
Ralph Catts, profesor del Instituto de Educación de la Universidad de Stirling, defiende que son los profesores de la escuela elemental los que deben iniciar el camino de enseñar las competencias informacionales, que son parte de su propio trabajo. Los bibliotecarios son expertos en información pero son los profesores los que deben convencer a sus iguales de la importancia de estas competencias.
Nosotros debemos considerar el efecto faro, que lance luz para mostrar la evidencia de su necesidad y que seamos reconocidos por todos los implicados. Para ello es fundamental la evaluación.
A veces lo que intentan algunas universidades es algo antiguo: tenemos que pensar en la era digital, trabajar más eficientemente, mostrar evidencias de que ayudamos a los demás y convencer tanto a la Universidad como a los alumnos.
Nieves González, de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, cree que tenemos un destino colectivo que ha acabado con el "¡avíese como pueda!": formamos parte del mismo barco en el que todos debemos remar y hacerlo a la vez.
Tenemos que trabajar juntos, no únicamente en las competencias informacionales e informáticas que nos han unido aquí sino en un mundo digital, en el que hemos de trabajar con los docentes, demostrándoles que somos una oportunidad y no una amenaza.
Todas las buenas prácticas son decisivas porque sirven e impulsan a los que las persiguen.
Otra cuestión fundamental es que la ALFIN es por esencial gradual y tiene distintos niveles, que corresponden a enseñanzas distintas, lo que nos avoca a una inevitable colaboración con otros tipos de biblioteca.
Carmen Julia Hernández, de la Biblioteca de la Universidad de La Laguna, quiere responde a por qué tenemos que colaborar con los profesores. Una de las razones fundamentales es que (una vez dada la formación establecida en su plan) el profesor seré quien mejor pueda valorar si ha tenido sus frutos. Tampoco podríamos llegar a los alumnos de primero sin su concurso. Por tanto, es preciso unir esfuerzos, que deben ampliarse a trabajar con el exterior para que los alumnos no lleguen con nulas o escasas competencias.
Para conseguir que todo funcione, no hay que olvidar la necesaria formación del personal para la que se precisa un plan de formación específico y un reciclaje continuo.
Raúl Aguilera, de la Biblioteca de la Universidad Carlos III, recuerda la idea de respuestas diferentes para transcurrir el mismo camino. La confluencia de las dos competencias que se tratan en las jornadas no son sino una demostración de que el problema se centra en la multialfabetización, que debe aportarse desde la escuela; pero también después con el aprendizaje permanente.
Piensa que el modelo que funciona es el de la asignatura integrada en el currículo para que la colaboración con los docentes es cuestión de sí o sí: en caso contrario, no hay modelo.
Para consolidar este modelo es necesario el apoyo de las instituciones y también la cooperación entre los bibliotecarios, para lo que disponemos de múltiples instancias: REBIUN, consorcios... Esta cooperación nos permitirá adoptar posturas comunes, compartir materiales (a veces trabajamos en lo mismo al mismo tiempo derrochando esfuerzos)...
La colaboración con los docentes tiene varias posibilidades; entre ellas, la ayuda en la elaboración de materiales o en las plataformas de enseñanza a distancia.
Luis Hernández, profesor de Informática de la UCM, cree que en cuanto a las competencias informacionales la biblioteca lo hace bien pero seguramente precisaría de más recursos para llegar a todo.
En el campo de las competencias informáticas no le preocupan demasiado los estudiantes porque cada vez están más imbuidos de ellas. No plantea excesivo problema el PAS y piensa que las posibles lagunas pueden resolverse con la enseñanza a distancia.
Es cierto que los estudiantes deberían llegar mejor formados; pero también que es posible que les demos más formación, para lo que ayudarán las posibilidades online.
Incide en que ahora que se habían conseguido créditos de libre elección que hacían más atrayente para los alumnos este tipo de competencias tendremos que buscar nuevas fórmulas que les atraigan. Manifiesta por último su "envidia" a los que han conseguido incluirlas dentro de las competencias transversales.
Juan Freire, profesor de la Universidad Internacional de Andalucía, defiende que tenemos que educar en medios (aprender a hacer), en cómo se construyen identidades (aprender a ser) y tener en cuentas las consecuencias éticas, políticas y de todo tipo que se derivan del mundo digital.
Cree que lo que es más relevante de las competencias es precisamente lo que menos tiene que ver con lo tecnológico como son la negociación, el trabajo en red, la inteligencia colectiva, la multitarea...
Saber negociar es fundamental si lo que defendemos es compartir. De hecho todo el mundo del software libre se fundamenta en el liderazgo y la comunicación.
Las herramientas son cambiantes, temporales. Importantes porque son vías de entrada; pero no el eje central.
¿Por dónde hemos de seguir? Cree que están apareciendo nuevas brechas digitales (que son en esencia culturales): la de la Universidad con respecto a la sociedad que llevan distintas velocidades, la de los profesores con los alumnos.
Hay que mantener lo conseguido pero hay que añadirle competencias en comunicación, capacidad crítica, construir redes sociales... ya que si la red es sobre todo participativa y no lo es la Universidad ésta no seguirá a aquélla.
Con respecto a mirar hacia el exterior es posible que los alumnos lleguen mal preparados pero quizás deberíamos preguntarnos si no arriban a una realidad obsoleta. Piensa que se están haciendo cosas interesantes en enseñanzas medias y también en diferentes comunidades de prácticas. Pone dos ejemplos: las diferentes iniciativas de Nature con su despliegue de herramientas de la web 2.0 y la cultura popular que se crea por ejemplo respecto a las series de TV (como "Perdidos") con múltiples estrategias de comunicación digital, que incluye hasta enciclopedias. Serían buenos laboratorios para aprender cómo funciona ahora la cultura digital.
Joan Trench, Unidad Informática de la UPF, establece como elementos clave la formación del personal siendo conscientes de que nunca estaremos bien formados porque será algo permanente, la lista de competencias considerada como algo dinámico (lo que hoy es importante no lo será mañana), los CRAI como el lugar donde se forma y la convergencia de esfuerzos.
A partir de aquí se produce la intervención del público que preguntará por:
- Los problemas en la formación con la multidiversidad de los alumnos
Se contesta que depende de cuáles sean los problemas que se planteen: a veces es preciso el trato individual, formar al propio claustro, hacer que lo solucionen los otros alumnos (como los que explicaban a un compañero ciego qué es lo que veían)...
- Cómo se ha conseguido incluir las CI2 en el curriculum
- Cómo han conseguido la colaboración con los docentes cuando algunos tienen muy pocas horas de docencia ("de pisa y corre")
También las respuestas varían. En unos casos se han encontrado los intereses de Vicerrectorados con los de Biblioteca y Servicios Informáticos (UPF); en otros se ha implicado a los Decanatos o Directores de centros, que en cuanto lo asumen como suyo todo cambia (US); unos tercero los han incluido al ver las diferentes alternativas que tenían con los nuevos planes de estudio (UCIII); o se apunta que si se proporcionan resultados visibles la labor de convencimiento es más sencilla, más si se acompaña del descubrimiento de que convergemos y no competimos con docentes (ULL).
- ¿Los bibliotecarios tienen que ser profesores?
- ¿Qué universidades tienen una asignatura sobre habilidades informacionales en el que el evaluador sea el bibliotecario?
No hay ninguna universidad en la que los bibliotecarios sean evaluadores aunque sí proporcionan herramientas para evaluar. Normalmente mantienen su papel de bibliotecarios.
Sobre esta cuestión se han sucedido las intervenciones, de entre las que cabe destacar las siguientes ideas: los bibliotecarios son formadores no profesores; no hay que ser excluyentes e intentar colaborar; es conveniente cambiar el modelo y hablar de equipos docentes, en el que no hay ni una única persona ni un único tipo de profesional; hay que considerar que el modelo tradicional va a cambiar y en el nuevo prima el aprendizaje, hay menos espacio al "protagonismo" y la biblioteca puede aportar sus valores; a pesar de estar de acuerdo con ello, en ocasiones los propios docentes piden que se delimite una frontera.
- Cómo han asumido los bibliotecarios la necesidad de impartirlas y qué problemas ha producido
Ver además:
Buenas prácticas en bibliotecas universitarias españolas
Clausura y conclusiones