Hay en la biblioteca central de la UNED una sala grande pero discreta, medio escondida, y llena de estanterías con vitrinas atestadas hasta arriba de libros antiguos y ajados guardados bajo llave, impregnada de un cierto olor a papel viejo.
Me enteré de este sitio investigando para un trabajo de clase, así que ahí estaba yo una tarde de enero; sentado en una mesa de trabajo y concentrado en un ejemplar de la Enciclopedia Álvarez. Entonces aparecieron por ahí la mujer de la limpieza y la bibliotecaria. Se me había hecho tarde sin darme cuenta, y ya era hora de irse a casa. Mientras recogía mis cosas, las dos charlaban:
-¿Es aquí donde los libros antiguos?-Preguntó la mujer de la limpieza, que se disponía a pasar un trapo por la zona.
-Sí, seguro que con alguno de estos estudiaste tú.-Le dijo la bibliotecaria, mientras colocaba cada ejemplar en su sitio.-Si fuiste al colegio, tu libro de texto tiene que estar.
-Yo libros más bien pocos. Había uno famoso, el Álvarez.
-Pues ese es el que acabo de consultar.-Le dije, enseñándole un viejo manual con la portada coloreada y gastada.
La mujer se quedó muy sorprendida. Dijo que no sabía que allí había libros como los que había llevado al colegio, y me preguntó que para qué los leía. Le contesté que estaba estudiando historia y que estaba preparando mi trabajo de fin de carrera, y que ahora manuales como el que había usado ella en su infancia los estudiábamos los historiadores. La señora de la limpieza parecía sorprendida e interesada, no imaginaba que algo tan cotidiano como su libro de texto de la escuela sirviese para hacer historia. Probablemente ella se imaginaba algo más parecido a códigos del medievo o a tesoros como los de Indiana Jones, cosas relacionadas con acontecimientos trascendentes y personajes ilustres, no con la infancia de empleadas de la limpieza. Pero sí, los libros de texto son hoy en día una fuente para los historiadores, y su uso va mucho más allá del mero coleccionismo, la nostalgia, o la curiosidad.
El archivo en el que estaba es el fondo MANES, que acumula unos 7500 manuales escolares desde principios del S XIX hasta prácticamente la actualidad.
El fondo MANES forma parte del proyecto homónimo, que es el principal productor y difusor de conocimiento sobre historia de la literatura escolar de este país. Ofrece numerosa bibliografía sobre manuales escolares en gran cantidad de países, tanto en América como en Europa, con una prolífica colección de estudios propios pero también en relación a iniciativas desarrolladas en el contexto de proyectos de gran envergadura, como el Georg Eckert Institut en Alemania.
Más allá de la historia de la educación, los libros de texto escolares han sido empleados para el estudio de temas esenciales en la historiografía actual, como la creación y el desarrollo de las identidades nacionales, la mentalidad colonial, el discurso legitimador franquista, o la siempre polémica memoria.
Además el fondo MANES es plenamente accesible.
Por otro lado, aquí en la Complutense también tenemos material interesante.
Los libros de texto más recientes pueden consultarse y prestarse en la biblioteca de Ciencias de la Educación, y a los historiadores nos sirven para hacernos una idea de qué se divulga en las aulas o a qué nos vamos a enfrentar cuando terminemos allí.
En esta biblioteca también han caído algunos materiales muy interesantes.
Destaca una Historia de España de principios de siglo de Saturnino Calleja, bastante difícil de encontrar, pero que fue libro de texto oficial y es un ejemplo muy bueno de lectura escolar historicista: con profusas representaciones de héroes históricos, grandes batallas, o alegorías patrióticas. En esencia es un breve y curioso trending topic de los momentos más "top" de la historia patria, que van del mito (como la batalla de Covadonga) a la pura fantasía (como la llegada de Túbal, hijo de Jefer, nieto de Noé, y primer español de la Historia).
Fuera del ámbito estrictamente escolar, tenemos algo de material didáctico de la Sección Femenina, como por ejemplo folletos para la instrucción de sus monitoras, acompañados de fotografías de la época.
En fin, estos son algunos sitios accesibles y cercanos donde recopilar literatura escolar, una fuente contemporánea, sencilla y versátil, con la que introducir referencias prácticas y de investigación a vuestros trabajos de clase (para que parezca que os lo habéis currado), pero también para saciar vuestra curiosidad o, simplemente, para recordar.