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Columna de San Miguel de Hildesheim

Mireille Hernández Cuenca 23 de Abril de 2018 a las 15:14 h

  Cuando hablamos de la iglesia de San Miguel de Hildesheim, es inevitable pensar en las monumentales puertas de bronce de esta, pero poco se habla de la columna que en su interior alberga y que no desmerece nuestra atención y estudio.

 

  La columna de Hildesheim se fecha a principios del siglo XI, durante el reinado de Enrique II del Sacro Imperio Romano, pero no es fácil asignarle una fecha exacta. En un principio, se mantiene que fue realizada entre 1020 o 1030. Por lo que vemos, el estilo de relieve es diferente al de las puertas, las cuales se encuentran en la misma catedral. Esto ha hecho que muchos expertos den una fecha posterior a la muerte de San Bernardo de Hildesheim en 1022.

 

   Fue concebida para situarse en la iglesia de San Miguel de Hildesheim, donde actualmente se conserva, una localidad alemana situada en el Ducado de la Baja Sajonia. La obra fue encargada por el alemán Bernward (c. 960, canonizado en 1193), uno de los hombres más importantes desde el punto de vista político y cultural de este momento. Un hombre poderoso, tutor del emperador Otón III y consejero de la princesa bizantina Teofanos. Gracias a todo ello, fue nombrado obispo de Hildesheim entre 993 y 1022. Durante este periodo favoreció la catedral de su diócesis y quiso tener como última morada la ciudad de Hildesheim, donde mandó construir la iglesia de San Miguel para ser enterrado.

 

   Su biógrafo, contemporáneo a él, recoge que practicaba la técnica de la orfebrería, pero no se le puede atribuir ninguna obra. Su celebridad se debe al mecenazgo de obras para la ciudad en dicho material, todas ellas influenciadas por modelos de Roma, ciudad a la cual había viajado anteriormente entre el 977 y el 993 junto a la corte, además de a otros países, gracias a la estrecha relación que mantenía con ella a finales del s. X. Con los grandes bronces, dio un paso evolutivo al arte monumental.

 

  Desde un punto de vista plástico, en el arte del mundo otoniano que encontramos en torno a la corte, hay una vinculación con la reafirmación del poder imperial y la relación con el mundo bizantino, es decir, con los gobernadores cristianos de la antigüedad tardía. La dinastía otoniana fue la dirigente en el Imperio Germánico durante el siglo X y parte del XI, y para ello utilizó las manifestaciones artísticas como expresión de su poder imperial con el deseo de legitimarse como herederos de la antigua Roma cristiana.

 

  La plástica carolingia estaba vinculada con el mundo imperial, donde había talleres para los encargos. En la época otoniana hay también un arte áulico, pero a diferencia del carolingio, no se da tanta importancia a los talleres palatinos. Normalmente están hechos en talleres monásticos o talleres promovidos por los eclesiásticos.

 

  Se trata de una columna hueca fundida de una sola pieza, menos la basa y el capitel que fueron por separado, realizada en vaciado de bronce.

 

  La orfebrería posee una gran importancia en este momento, basada en modelos bizantinos especialmente después del matrimonio de Otón II con Teófano (972). Es posible que, gracias a ello, artistas procedentes de Bizancio llegaran a la corte germánica y tuvieran que llevar a cabo encargos conforme a las técnicas de fundición características del sur de Italia y del mundo bizantino.


  Durante este periodo en la propia Germania se crean varios talleres de orfebrería en bronce, con la técnica de la cera perdida, que tiempo después van a influir enormemente en el este de Europa, extendiendo la técnica de fundición germánica hacia Rusia y el norte de Italia. Los talleres más importantes se van a establecer en torno a las regiones del Mosa y Lorena, destacando Hildesheim bajo Bernward. Esta técnica lo que permitía era una mayor flexibilidad y facilidad de trabajo de los materiales, lo que conducía a su diversificación. De este taller surgen candelabros, báculos, crucifijos de plata...

 

   Aunque es verdad que la columna hueca constituyó técnicamente un vaciado más difícil de hacer que las puertas, el relieve más tosco y plano, y el acabado de la superficie, mucho menos sutil, contribuyen a la posibilidad de que la columna fuera el primer vaciado monumental del taller de Hildesheim. La promoción y el mecenazgo que llevó a cabo Bernward en él fue lo que le dio gran importancia, incrementando la producción a pesar del escaso número conservado.

 

  La columna, sin el capitel, mide 3'79 metros de alto y un diámetro de 0,38. Se hizo a la manera de un candelabro gigante probablemente destinada a sostener el cirio pascual. Originalmente en su remate se encontraba un crucifijo, cuyo original fue destruido en 1544. El capitel actual fue añadido en 1871. El original se perdió en 1650, año en el cual se talló para reemplazarlo otro de madera que tal vez fuera utilizado para el que se fundió posteriormente, por lo que se basaría en el diseño original.

 

  El fuste de la columna está decorado con una banda continua en espiral ascendente, articulado por franjas de 45 centímetros de altura. Dependiendo de la fuente, el relieve ilustra entre 24 a 30 escenas del ciclo de la vida de Cristo. Empieza en la parte inferior de la columna con el Bautismo de Cristo en el río Jordán. La última escena en la parte superior, que da fin a la decoración, se corresponde con la Entrada en Jerusalén.

 

  Posee una composición de gran dramatismo, similar al plasmado en las puertas. La relación que guardan muchas figuras de las puertas con las de la columna puede evidenciar que al menos uno de los artistas que trabajaron en ellas tuvo un papel en la producción de la columna. "Las figuras están mucho más confinadas a la superficie de la columna y su general apariencia es más severa de línea que la de las puertas." Las figuras desnudas no deben prácticamente nada a la tradición clásica del desnudo heroico. Presentan una torpeza natural, pesadez del tronco y debilidad de los miembros, y se aprecia el aumento de deseo de mayor expresividad emocional.

 

 

 

 

Bibliografía:

 

- BALLESTEROS, E. Cultura y arte carolingio y otoniano. San Sebastián de los Reyes, Madrid : Hiares, D.L. 1978

 

- LASKO, P. Arte sacro: 800-1200. Traducción de María Condor, Madrid: Cátedra, D.L. ,1999

 

- Das Germanische Nationalmuseum Nürnberg 1852-1977 : Beitrage zu seiner Geschichte / im Auftrag des Museums herausgegeben von Bernward Deneke und Rainer Kahsnitz, München ; Berlin : Deutscher Kunstverlarg, 1978

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