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Alfonso X: un editor en la Corte de Castilla

Margarita Sánchez Martín 23 de Noviembre de 2021 a las 10:36 h

Alfonso X el Sabio con sus colaboradores del escritorio real. Miniatura medieval del Libro de los Juegos (imagen en dominio público).

No todo fueron sombras en la Edad Media. En la ciudad de Toledo, entrado el siglo XIII, el Rey castellano apodado "el Sabio" se consagró a la costosa tarea de reunir, conservar y difundir el legado cultural de las civilizaciones precedentes. El 23 de noviembre se cumple el octavo centenario del nacimiento de Alfonso X (1221-1284) y, coincidiendo con la Semana de la Ciencia, se han programado actividades en homenaje a este importante mecenas de la cultura, que lo fue, además, en un contexto en el que el conocimiento estaba al alcance de muy pocos.

 

El Departamento de Historia del Arte de la Facultad de Geografía e Historia ha organizado algunos eventos para dar a conocer la obra de Alfonso X en dos espacios; la Biblioteca de Geografía e Historia acoge la exposición "Del scriptorium a la biblioteca. Fortuna complutense del Libro del saber de astrología", coordinada por Laura Fernández Fernández y Nerea Maestu Fonseca. Por su parte la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla proyectó el documental titulado "Ciencia sobre el pergamino" realizado por el Grupo de Investigación Arte y Cultura Científica: imágenes, objetos y espacios para el conocimiento, —al que siguió una mesa redonda—.

 

La relación de obras que se le atribuyen al Rey castellano es extensa, si bien tal atribución no implica necesariamente que él las escribiera; su responsabilidad tiene que ver en gran medida con su papel como impulsor de las mismas, ordenando su traducción, organizando y coordinando el trabajo como lo haría un editor hoy. El Lapidario fue el primer texto promovido por Alfonso X del que se tiene noticia; en él se reseñan 360 piedras, una por cada grado del círculo del zodiaco, con sus cualidades y usos farmacológicos. El Libro del saber de astrología constituye un compendio de 16 tratados sobre esta materia, e incluye tanto textos originales como traducciones de textos árabes. El códice original lo custodia y conserva la Biblioteca Histórica. Además de este manuscrito, el fondo de la Biblioteca de la UCM mantiene una colección de facsímiles que reproducen las obras de Alfonso X, así como estudios monográficos sobre las mismas.

 

Tanto la figura del Rey como su obra están claramente definidas en biografías y demás fuentes documentales. A menudo se le define como un rey moderno, adelantado a su tiempo y gran impulsor de la cultura. Bajo su reinado convivirán las tres grandes religiones monoteístas y sobre ese crisol de culturas la Corte de Alfonso X será un espacio donde el saber ocupe su lugar y se abra a las aportaciones intelectuales de cristianos, judíos y árabes. Gracias a las traducciones realizadas en Toledo y otras ciudades peninsulares se irán recuperando los conocimientos contenidos en textos árabes y hebreos, los cuales eran, a su vez, traducciones de la lengua griega. Sobre la importancia de las traducciones en el pasado, la filóloga y escritora Irene Vallejo escribe en El infinito en un junco: "...la civilización europea se ha construido por medio de traducciones —del griego, del latín, del árabe, del hebreo, de los distintos idiomas de Babel—. Sin traducciones habríamos sido otros".

 

De la producción alfonsí cabe destacar su carácter colaborativo, con un mecenas que supervisa en mayor o menor grado, según la complejidad técnica del contenido, el trabajo de sus traductores y colaboradores. En cuanto a la temática, la obra científica y pseudocientífica se centra en materias como la astronomía, astrología y magia, de la que son ejemplos las Tablas alfonsíes y los títulos mencionados al inicio; hay también textos legales muy relevantes, como Las siete partidas, código que abarca todo el saber jurídico de la época en distintos ámbitos del derecho (civil, mercantil, penal...); a las anteriores se suman materias como la Historia, la Poesía y las obras de carácter didáctico (General Estoria, Estoria de España, Cantigas de Santa María y Libros del ajedrez, dados y tablas). Cabe aún apuntar dos rasgos más de su obra: Alfonso X antepuso el castellano al latín como lengua de las traducciones, por ser aquél más apropiado para una mejor difusión y aprovechamiento de los textos. Asimismo, se ha constatado la existencia de diferentes redacciones de una obra, al parecer con el propósito de ofrecer textos más completos y mejorados. Como si a una primera edición le sucediera una segunda, y una tercera...

Sin duda, Alfonso X el Sabio fue en plena Edad Media un editor moderno.

 

Bibliografía recomendada

Pidal, Gonzalo Menéndez. "Cómo trabajaron las escuelas alfonsíes." 
Nueva Revista de Filología Hispánica, vol. 5, no. 4, El Colegio de Mexico, 1951, pp. 363-380
http://www.jstor.org/stable/40296715
(el acceso al texto completo del artículo exige estar registrado como usuario UCM)

 

Procter, Evelyn S, et al. Alfonso X de Castilla, patrono de las letras y del saber. Real Academia Alfonso X el Sabio, 2002.

 

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