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Jane Austen en Manhattan de James Ivory

Carlos Lombas 3 de Diciembre de 2013 a las 09:57 h

 "¿Desprecias a nuestros libertinos por practicar tal o cual vicio? Pues bien, también ellos te desprecian por practicar tal o cual virtud."

 Marqués de SadeLos 120 días de Sodoma o La escuela del libertinaje .

 

Historia de la vida, contada en cinco actos,  de Harriet Byron, una huérfana educada por sus parientes; de Sir Hargrave Pollexfen el empecinado pretendiente de la anterior, y de Sir Charles Grandisson el buen hombre, moralista y antítesis dieciochesca del prototipo varón canalla de la novela inglesa.

 

Primer acto

Jane Austen fue una isla, pues pensaba que en su privilegiada posición social estaba a salvo del organigrama del mundo (y para sobrevivir escribió desde el desencanto, o por referencias) de la clase media agraria inglesa, sin aspiraciones ni compromisos.

Nunca tuve vinculo lector con ella, la leí por estar en los temarios de literatura, a veces como reto, llegando a un mayor conocimiento por las adaptaciones cinematográficas que rellenaron la "sesión de tarde" de los sábados insípidos.

Ahora la toco de nuevo, en este homenaje complutense, haciendo mi trayecto desde hoy, hasta hace casi doscientos años, cuando a sus doce años leyó la obra epistolar de Samuel Richardson, La historia del caballero sir Charles Grandisson, parando en ese proyectote teatro dentro del cine, Jane Austen en Manhattan, filmado por James Ivory, allá por la década americana de los 80, en el despertar  de los neófito nuevos hippies, tras la hecatombe freudo-stanislawkyana -introspectiva americana, en un intento por imitar el éxito de tales experimentos, en el teatro europeo de los decenios anteriores, dejando al mundo teatral de Broadway y Los Ángeles, sin médula.

Intérpretes: Anne Baxter (Lilliana Zorska), Robert Powell (Pierre), Michael Wager (George Midash), Tim Choate (Jamie), John Guerrasio (Gregory), Katrina Hodiak (Katya), Kurt R. Johnson (Victor Charlton), Philip Lenkowsky (Fritz), Charles McCaughan (Billie), Nancy New (Jenny), Sean Young (Ariadne Charlton), Bernard Barrow (Mr. Polson), Lee H. Doyle (Mr. Jarvis), Bella Jarett (Miss Klein), Naomi Riordan (Mrs. Polson).

 

Ivory desempolva el edulcorado pseudo-romanticismo de la literatura inglesa dieciochesca, ateniéndose a los parámetros cinematográficos, y aplicando el drenaje del teatro, que con planteamiento, nudo y desenlace resuelve  la comedia.

Hay algo en los personajes masculinos de Ivory, que al igual que en la novela de Richardson, le muestra que con su corrección se les muestre aburridos, embuclados, y ciertamente cultos, pero sin recursos para que fluyan las relaciones de grupo. No más  que un pícaro atractivo bajo las garras de Anne Baxter, que juega en los dos campos teatrales antes mencionados,  para seducir con pareceres de diván, a sus precarios acompañantes, con exceso de testosterona, y pizcas de psicotrópicos verbales, al lado de las ellas, que por el camino  feminista se las pervierte, sin encontrar un papel social, para ejercer ejerza influencia, o desbancar al sagaz e ilustrado director teatral, sabiendo que la clásica productora conoce la estrategia, y avanza en los valores clásicos, tan segura de  porque  así son resolubles las emociones

Haciendo hincapié en las palabras que delimitan el argumento original de Samuel Richardson y el contrapunto de Austen, tales como sentirse secuestrado, o ser privado de libertad personal, siendo por la fuerza o por las regias garras de la seducción con promesas libertadoras mentales,  vemos imágenes que arrumban el clasicismo prebélico. Y así se remarcan los ocios, los afectos, y la bonhomía enjaezada de cobardía, que siempre vence los corazones.

Jane Austen en Manhattan se estrenaba  al mismo tiempo que el musical BARNUM, recién acababa GREASE, en Broadway.

Queda una  infantil puesta en escena, sobre un manuscrito infantil, cierto aroma a juego estudiantil, que aspira a la ya incipiente desclasificación de la filosofía hippy, que tras humear en la costa oeste, paso a chispear en el este, dentro de los teatros independientes de Broadway y en los informes de lectura y apuntes de representación que acompañan a la puesta en escena de los futuros actores, encontrando en el pop su fórmula, que enmascara los cambios y el fin de una posguerra, lejos de  la sociedad clasicista norteamericana y dejan que las manos y los ojos de Ivory decidan cual es la verdad.

Lilian respira en dos mundos, la inconsistencia picara de joven director y su aplomo, con vacíos emocionales, busca savia joven, pero desconfía de su neurosis. Se afianza en su mundo de seguridad, aunque deja que fluyan los personajes de una versión a otra, para asegurar la continuidad, de un público que quizá se aburra co el teatro clásico, pero que no entiende el introspectivo teatro nuevo.

Contrapunto a una buena mujer, es crear un personaje de un hombre nuevo. Atrapada por la vocación teatral,  el experimento la aleja de su marido para quedarse con el director-araña y su telaraña.

Mucho hemos vivido ese calentamiento variopinto en el centro cultural, donde expresión artística o mística se complementan. Con un vestuario hippy Stanislawsky, Pierre secuestra a Katya, y la aleja de Víctor, y este le pide ayuda a Liliana. Enfrentamiento ante la nada de ambos, que devuelve la concordia generacional, y se  estabiliza con la búsqueda del loco-sabio-ebrio, para destruir el equilibrio.

Ahí empieza la época de las subvenciones, separándose de los productores tradicionales con un alegórico teatro experimental, con riesgo y reto, bajo la manipulación de la bohemia y la holgazanería, en pro de la ruptura teatral.

La contracorriente asume a una Jane Austen inconsciente y se van capturando a todos los contemporáneos, y a la historia de las artes teatrales y novelescas, que acaban declamando a Henry James, a Shakespeare con técnica Stanislawsky, y bajo el sesgo del cómics incipiente,  llegando a la nausea.

Biografía del teatro en Manhattan:

http://www.broadwayworld.com/browseshows.cfm?showtype=BR&open_yr=1980

 

James Ivory

(Berkeley, 1928) Director de cine estadounidense. Educado en el seno de una familia burguesa, católica y liberal, estudió Arquitectura y Bellas Artes en la Universidad de Oregón.

No satisfecho con su formación y atraído por el cine, se trasladó a París con la intención de ingresar en la Escuela de Cinematografía. Pero entonces comenzó la guerra de Corea y regresó a California donde completaría sus estudios. Para realizar la práctica de fin de carrera escoge Venecia y allí comienza a rodar Venice: Theme and Variations.

Cuando finaliza el rodaje, viaja a la India, donde su trayectoria encontrará el camino definitivo. Allí rueda el corto The Sword and the Flute (1959), que Ismail Merchant tiene la  oportunidad de ver. Merchant le convence para fundar una productora con la que realizar películas en inglés allí en la India y distribuirlas luego a otros países. La sociedad Merchant-Ivory será un éxito tal que bajo su título se producirán más de quince películas hasta la fecha. Una novela de Ruth Prawer Jhalbvala dará lugar a su primera película y sumará un miembro más a la asociación. Esta película, titulada The Householder, narra la llegada a la edad adulta de un hindú que contempla el mundo con ingenuidad.

La filmografía de Ivory está marcada por dos constantes: la India y la adaptación literaria. Sus cuatro primeros títulos: The Householder (1963),Shakespeare Wallah (1965) -que aúna en su historia varios cuentos de Tama Janowitz sobre los jóvenes que desde distintos puntos de los EE.UU. se dirigen a Nueva York con ansias de triunfo-, The Guru (1968), que se rodó con mayor presupuesto gracias a la coproducción de la 20th Century Fox, y Bombay Talkie(1970), no son grandes obras, pero sirven para ir afianzando el trío que más tarde se consolidará definitivamente.

Los dos títulos siguientes son: Salvajes (1972) yFiesta salvaje (1975), que recoge el escándalo protagonizado por Fatty (Roscoe Arbuckle) cuando Hollywood cerraba su periodo mudo. En Roseland(1977) Ivory vuelve a trabajar con la guionista Ruth Jhalbvala tras el paréntesis de las dos películas anteriores. La componen tres episodios que se desarrollan en Nueva York y es una salvedad a su vuelta a los temas hindúes que dará lugar a títulos como Hullabaloo over Georgie and Bonnie´s pictures(1978) y Autobiografía de una princesa (1975), que es una producción televisiva.

A partir de entonces comienza su relación con las adaptaciones de novelas inglesas y americanas entre las que se encuentran dos obras de Henry James:Los europeos (1979) y Las bostonianas (1984); una novela autobiográfica de Jean Rhis, Quartet (1981) yOriente y Occidente (1983), que había escrito su guionista habitual Ruth Prawer. En 1980 dirige Jane Austen en Manhattan, una adaptación de la novela Sir Charles Gradison, de Jane Austen. Esta película, junto con Esclavos de Nueva York (1988), protagonizada por Bernardette Peters, forman los dos únicos títulos que no son de época de los últimos quince años de su filmografía.

El reconocimiento conjunto de público y crítica, y por tanto su primer éxito, llega en 1985 con Una habitación con vistas, primera de sus tres adaptaciones de E. M. Forster, junto con Maurice(1987) y Regreso a Howards End (1992). Inmediatamente después de haber estrenado Una habitación con vistas en EE.UU., Ivory tuvo la oportunidad de entrar en contacto con la United Artists para rodar con ellos una película. Mientras Ruth Prawer escribía el guión de Esclavos en Nueva York, Ivory se puso en contacto con el guionista Kit Hesketh Harvey y comenzó a preparar Maurice. El riesgo era evidente después de la acogida de Una habitación con vistas, pero Ivory, apegado sin remedio a las adaptaciones literarias, acababa de encontrar en el escritor inglés el tipo de historias con las que se identificaba.

Desde el principio intentó que Maurice fuese el contrapunto a su anterior película, no sólo por los personajes, sino también por el ambiente -que en esta historia que ahora rodaba se volvía más lúgubre y gris- en consonancia con la clandestinidad que los personajes necesitaban para su aventura amorosa. Forster había escrito Maurice entre 1913 y 1914 y había volcado su enfrentamiento a la sociedad inglesa mediante la homosexualidad y la mezcla de clases, datos de tinte autobiográfico.

La novela no se publicó hasta 1971, después de la muerte de su autor, y Ivory quiso mantener una fidelidad al texto que se traduciría en la pantalla incluso en la utilización de la Patética de Tchaikovski, a la que se hacía referencia en la novela. Maurice descubrió al actor Hugh Grant, con el que Ivory contactó mediante un agente publicitario. A pesar de que esta película era más sombría que la anterior, el director no quiso que estuviera exenta de humor, tarea que recayó sobre Grant que por aquella época trabajaba como animador en clubes nocturnos.

En 1990, Paul Newman y su mujer, Joanne Woodward, protagonizan Esperando a Mr. Bridge, un guión escrito a partir de dos novelas paralelas en las que el autor Evan S. Connell narra la misma historia desde dos puntos de vista distintos. Lo que queda del día, al igual que Regreso a Howards End, está marcada por la presencia de una mansión. Basada en la novela de Kazuo Ishiguro, narra la vida de un mayordomo que tiene ocasión de trabajar bajo el mandato de dos señores diferentes -uno inglés y otro americano, con las diferencias que esto conlleva- y asistir al periodo entre las dos guerras mundiales de forma tan intensa que perderá la ocasión de disfrutar una vida propia.

En 1994 dirige Jefferson en París, una película absolutamente anecdótica en la que no trasciende ni siquiera el marco en que se desarrolla, que es el preludio a la Revolución Francesa. Nick Nolte da vida a Jefferson antes de convertirse en Presidente de los EE.UU. Greta Scacchi está a punto de ser su amante, pero se ve desbancada por una mulata adolescente a la que Jefferson seguiría unido una vez tomase la presidencia y Gwynneth Palthrow es la hija de Jefferson, a la que todo tipo de acontecimientos y sentimientos le confunden. Jefferson en París pasó por las carteleras sin pena ni gloria.

Todo lo contrario a su siguiente película, Sobrevivir a Picasso, que estuvo rodeada de polémica ya desde antes de comenzar el rodaje. Los herederos de Picasso nunca aprobaron el guión, que trataba al artista como un ególatra cruel y déspota. Anthony Hopkins interpreta a Picasso y, al margen de la psicología del personaje, consiguió un extraordinario parecido físico, incluidos los movimientos. En la película aparecen varios cuadros, pero ninguno de Picasso, porque la familia no lo permitió.

El cine de Ivory, aunque en su personal línea, va ganando cada vez a un público más amplio. Los premios, la delicadeza y el rigor con que trata el cine de época, su especialización y los excelentes actores con los que trabaja han acostumbrado a la audiencia a sus películas. Esto, sumado al reconocimiento de la crítica le han convertido en uno de los directores más consolidados del cine actual

Segundo acto

 

En el que dos escritores contemporáneos ingleses, Henry Fielding y Samuel Richarson publican sus obras, alternando nobleza y moral,  beatitud femenina y bellaquería masculina,  defendiendo con sus estilos, dos formas de escribir, la novela de aventuras y la epistolar.

Henry Fielding, (Glastonbury, Gran Bretaña, 1707-Lisboa, 1754) Escritor británico. Procedente de la aristocracia, escribió numerosas obras de teatro, casi todas ellas comedias. En 1735 contrajo matrimonio con una rica heredera, cuya fortuna dilapidó en poco tiempo. En 1737 tuvo problemas con una obra en la que parodiaba al ministro Walpole, motivo por el cual decidió dedicarse a la abogacía. A pesar de ello no abandonó su interés por la literatura y escribió una sátira de la novela de Samuel Richardson, Pamela (1740) titulada Las aventuras de Joseph Andrews (1742). Sus Misceláneas (1743) tratan todo tipo de temas desde su perspectiva incisiva y burlesca. En 1749 apareció su obra maestra y una de las grandes novelas de la literatura universal, Tom Jones, o la historia de un expósito, donde, sin eludir el realismo más preciso, trazó una sarcástica caricatura de la sociedad inglesa de su tiempo. En 1751 publicó Amelia, la obra más seria de su producción, y poco después debido a su delicada salud, partió hacia Portugal en busca de un clima más benigno, y allí falleció tres años más tarde.

 

Henry Fielding

Tom Jones o la historia de un expósito

LIBRO PRIMERO

Donde el lector se entera, con toda la amplitud requerida, del nacimiento del niño expósito.

CAPÍTULO PRIMERO

" Introducción a la obra o lista de platos del banquete.

U

n autor debe ser tomado, no como un caballero que ofrece un banquete particular, sino más bien como un hombre que mantiene relación con el público y en cuya casa son muy bien recibidas todas las personas que acuden a ella con dinero en el bolsillo. En el primer caso, el anfitrión sirve el menú que considera oportuno, y aunque no sea ni con mucho del agrado de sus invitados, éstos no ponen el menor reparo al mismo, antes bien, la buena educación exige que elogien todos los manjares que les pongan en el plato. Lo contrario sucede con el dueño de una casa de comidas. Las personas que pagan lo que comen, intentan complacer a su paladar, por muy delicado y exigente que éste sea, y si les sirven algo que no sea de su gusto, tienen perfecto derecho para censurar y rechazar la comida.

Por lo tanto, con el fin de evitar estas ocasiones de disgusto a sus clientes, entre los posaderos honrados se ha generalizado la costumbre de presentar a los clientes una lista de platos, que todo cliente debe leer en cuanto entra en el establecimiento. Una vez advertido de este modo del trato que le espera, puede quedarse allí y regodearse con los manjares que le presenten o bien salir a la calle en busca de alguna otra fonda o casa de comidas más de acuerdo con sus preferencias.

Como nosotros no nos negamos a conceder ingenio o sabiduría a cualquier individuo que esté dispuesto a concedérnoslo a nosotros, hemos considerado oportuno tomar la imagen de estos honrados abastecedores del género humano, y a nuestro banquete antepondremos siempre no sólo una lista general de platos, sino que también notificaremos al lector cada entrante que se haya de servir en este volumen y en los que sigan.

La alimentación que ofrecemos aquí es a base de la «naturaleza humana». No me asusta que el lector, aunque de gusto decididamente sibarítico, se sorprenda, reflexione o se sienta ofendido porque he citado un solo artículo. La tortuga -como el regidor del Bristol, muy experto en cuestiones culinarias, sabe por experiencia- posee, además de la sustancia verdosa y amarillenta próxima a las conchas superior e inferior, otros varios bocados. El lector culto no puede ignorar que en la naturaleza humana, aunque aquí se compendie en un solo nombre genérico, se da una variedad tan prodigiosa que un cocinero agotaría todas las variadas especies de alimentos animales y vegetales del mundo antes de que un autor diera fin a un tema de tan enorme amplitud.

Tal vez los más delicados de paladar hagan alguna objeción, a saber: que este plato es demasiado común y vulgar, ya que ¿cuál es el tema de todas las historias fantásticas, novelas, piezas cómicas y poesías que llenan las tiendas donde se venden libros? Pero quizá muchos platos exquisitos sean despreciados por los gastrónomos, condenándolos como vulgares y comunes, porque se sirven en apartadas callejuelas. En realidad, la naturaleza humana resulta tan difícil de encontrar en los autores como en las tiendas el jamón de Bayona o la salsa de Bolonia.

Pero todo estriba, siguiendo con la misma metáfora, en el arte de cocinar del autor. El mismo animal que tiene el honor de ser presentado en la mesa de un duque, quizá sea despreciado en otra parte, como si procediera de la tienda más insignificante de la ciudad. ¿En dónde reside, pues, la diferencia entre el alimento del duque y del plebeyo, siendo así que ambos comen la misma ternera o buey? Sencillamente, en la preparación, en los adornos, en el guarnecido y en la presentación. En un sitio despierta y excita el apetito más exigente, en el otro revuelve el estómago del que dispone del apetito más voraz.

Del mismo modo, las excelencias del alimento espiritual no residen tanto en el asunto que haya elegido el autor como en la forma en que se presente. Por lo tanto, suponemos que el lector se sentirá por demás complacido al comprobar que en la presente obra hemos seguido al pie de la letra uno de los preceptos más importantes del mejor cocinero que la edad presente, o tal vez la de Heliogábalo, ha tenido. Este gran hombre, de sobras conocido por todos los amantes de la buena mesa, comienza sus banquetes presentando a sus hambrientos comensales las cosas más vulgares, para irse elevando, escalón tras escalón, a medida que los estómagos empiezan a sentirse hartos, hasta la cumbre de las salsas y de las especias.

Siguiendo este excelente ejemplo, al principio de esta novela ofreceremos la naturaleza humana al despierto apetito del lector de la forma sencilla y llana en que suele encontrársela en el campo, para más tarde adornarla con toda suerte de vicios y artificios de origen francés e italiano que proporcionan las cortes y las ciudades. Utilizando este procedimiento, estamos convencidos de que nuestros lectores no se cansarán de la lectura, del mismo modo que la persona a que antes nos hemos referido podía hacer comer a diversas personas.

Tras de haber sentado esta serie de premisas, creemos que ya no podemos contener más tiempo las ganas de comer de los que acepten nuestra lista de platos, e inmediatamente procedemos a servir, para su solaz, nuestro primer plato...."

 

 

 

Samuel Richardson

(Derbyshire, Gran Bretaña, 1689-Londres, 1761) Escritor inglés. En su juventud trabajó como aprendiz en una imprenta londinense, hasta que en 1719 pudo establecerse por cuenta propia y contrajo matrimonio con la hija de su antiguo patrón, gracias a lo cual se convirtió en el impresor de algunos importantes periódicos de la época.

Instado por unos amigos a que compusiera un formulario epistolar de contenido moral y prudencial, redactó una obra que pronto adquirió dimensiones más amplias de las inicialmente previstas y se convirtió en la primera parte de Pamela o la virtud recompensada (1740), editada en dos volúmenes, cuyo considerable éxito y la controversia social que suscitó originaron numerosas imitaciones.

Decidió escribir una segunda novela, del mismo género, titulada Clarisa Harlowe (1747-1748), que fue también un éxito y se considera hoy como su mejor obra. En ella, la protagonista se debate entre su atracción por el poco recomendable Lovelace y los consejos y la prudencia sociales. Publicó en siete volúmenes la Historia del señor Charles Grandison(1754), en la que configuró uno de los personajes de moda de la época. Todas sus novelas pertenecen al género epistolar, que contribuyó a fijar, y se caracterizan por un realismo de tipo costumbrista; aunque se enmarquen dentro de los límites de la moral puritana de la época, no por ello dejan de aportar penetrantes análisis psicológicos de sus personajes, por lo que se le considera el padre de la novela sentimental y psicológica, y en este sentido influyó sobre Goethe y Rousseau. 
 
Samuel Richardson
 
La historia de Sir Charles Grandison, Volumen 4 (de 7)


ÍNDICE DE VOLUMEN IV
 
CARTA I. señorita Byron a la señorita Selby. -
Una décima carta del Dr. Bartlett: Descripción de una visita de Sir formales
Charles Grandison pagado a la totalidad de la familia Porretta ensamblado:
sus diferentes personajes muestran claramente en esta ocasión, y el
despedida cariñosa de Sir Charles y su amigo Jerónimo.
 
CARTA II. Señorita Byron a la señorita Selby. -
Una undécima carta del Dr. Bartlett: señor Jerónimo escribe a Sir
Charles Grandison un relato de lo que pasó allá en la conversación
entre la familia después de su partida.
 
CARTA III. Señorita Byron a la señorita Selby. -
Duodécima carta del Dr. Bartlett: Sir Charles Grandison se despide de su
amigos en Bolonia, y se emprenden marcha a Florencia, cuando recibe
una carta amistosa del señor Jerónimo, por la que se entera de que
Clementina había rogado encarecidamente a su padre para permitir que ella lo viera
una vez más antes de su partida, pero que se había reunido con un absoluto
negativa: Jerónimo también describe los malos tratos de su hermana por su
tía, y su renuncia bajo sus juicios. Sir Charles llega a
Nápoles, y hay visitas hermano de Clementina, el general: cuenta
su recepción, y de la conversación que pasó entre ellos.
 

http://en.wikipedia.org/wiki/The_History_of_Sir_Charles_Grandison

 

Tercer acto

 

(El narrador nos sitúa con una sucinta historia de la sociedad inglesa del siglo XVIII)

Historia inglesa  según E.M. Ródríguez Cobos:

A finales del siglo XVIII la nobleza y las clases medias habían acumulado considerables riquezas gracias al comercio y ejercían un poder considerable a través del Parlamento. La nueva organización del sistema agrícola dio más beneficios a las clases altas, produjo más comida para una sociedad en aumento y creó un nuevo proletariado que trabajaría para la Revolución Industrial. Pero mientras la Revolución Francesa fue apoyada por las clases medias, las ideas revolucionarias no tuvieron la misma acogida en Inglaterra.

Se produjo también un incremento en el número de personas que sabían leer y escribir gracias al aumento de la clase media, la novela se desarrolló como género literario y destacaron un grupo de autores como Daniel Defoe, Jonathan Swift, Henry Fielding, Samuel Richardson...

En 1700 Inglaterra era básicamente agrícola, pero por el 1750 empezaron a emerger grandes ciudades y aunque la población de esas ciudades no tenía representación parlamentaria y las condiciones de vida eran especialmente duras, el siglo XVIII trajo mejoras considerables tales como la iluminación  y limpieza de muchas calles londinenses, y aunque las diferencias entre las clases altas y bajas eran inmensas, las condiciones sociales en Inglaterra eran de las mejores en Europa. Pero a pesar de tanto cambio, las condiciones de trabajo seguían siendo extremadamente duras.

Los novelistas de la época también reflejaron en sus obras la sociedad de la época, los cambios sociales y su incidencia en la población, las nuevas tecnologías...

Daniel Defoe llenó sus obras de comentarios sociales con respeto a la situación de la clase baja, las cárceles, el sufrimiento de los emigrantes... Su heroína principal, Moll, en su obra Moll Flanders, consigue ser feliz y consigue seguridad económica después de pasar por muchas dificultades. Ella y su marido se quedan en Inglaterra el resto de sus vidas y viven en penitencia sincera por la mala vida que han llevado. Robison Crusoe es considerado el primer héroe capitalista, que supera grandes dificultades y alcanza seguridad económica finalmente.

Jonathan Swift atacó a través de sus obras a los partidos políticos de la época y a las controversias religiosas entre diferentes denominaciones dentro del Cristianismo. En su obra más importante "Los Viajes de Gulliver", Swift ataca la irracionalidad de sociedad y gobierno, ridiculiza al hombre, examina la naturaleza de la razón humana y satiriza la nueva filosofía que considera al hombre autosuficiente y a dios innecesario.

Samuel Richardson se rebela contra la actitud social que dictaba que una chica de clase baja no debe auto-valorarse. En su obra "Pamela" la chica, pobre pero virtuosa, es acosado por el señor de la casa, pero ella resiste y se convierte en un ejemplo de virtud admirada por todos. Esta novela gozó y goza de gran popularidad porque avanzó premisas sociales que imperarían en la sociedad durante mucho tiempo: el hombre como dominador y señor y la mujer obediente y sumisa.

Henry Fielding nos presenta a uno de los primeros antihéroes de la literatura inglesa, Jonathan Wild The Great, la historia de un criminal. La intención es satírica, ya que el criminal aparece como admirado por todos, y el "Grande" del título es totalmente irónico. Su vida de robos, estafas, vicios... le convierten en el rey de la hipocresía.

Estas y muchas otras obras de estos y otros escritores de la época reflejan la sociedad de entonces, las preocupaciones, las inquietudes, los cambios sociales, la cultura, la tecnología... De nuevo la novela hace de historiador y fiel espejo de una época.

 

Cuarto acto. 

Mientra ocurre todo esto nace Jane  Austen

Jane Austen, (Steventon, Gran Bretaña, 1775-Winchester, id., 1817) Novelista británica. Su padre, un clérigo protestante, era rector de la parroquia de Steventon. Séptima hija de una familia de ocho hermanos, su padre se encargó personalmente de su educación. En 1801, los Austen se trasladaron a Bath y, tras la muerte del cabeza de familia, en 1805, primero a Southampton y luego a Chawton, un pueblo de Hampshire, donde la escritora redactó la mayoría de sus novelas. La suya fue una vida sin grandes acontecimientos, apenas sin nada que turbara la placidez de una existencia pequeñoburguesa y provinciana; sólo muy de tarde en tarde realizaba algún que otro viaje a Londres. Tampoco llegó a contraer matrimonio.

Apacible, sereno y equilibrado es también su modo de novelar, la minuciosa y sutil ironía con que describe el ambiente que la rodea, el de la alta clase rural del sur de Inglaterra. La intriga narrativa suele ser de poca importancia, por lo que el interés de sus obras reside en los diferentes matices psicológicos de sus personajes, interpretados con gran agudeza, y en la descripción amable y comprensiva, pero no carente de maliciosa ironía, del ambiente social en que sitúa sus criaturas, que no es otro que el suyo propio, el de la burguesía acomodada.

Las seis novelas que escribió conviene agruparlas en dos períodos diferentes. Durante el primero vieron la luz una serie de títulos, algunos de los cuales tardaron más de quince años en ser editados. Éste fue el caso de Orgullo y prejuicio (Pride and prejudice), considerada la mejor de sus novelas, cuya redacción emprendió el año 1796, aunque no se publicaría hasta 1813. En ella, Austen relata la historia de las cinco hermanas Bennet y las tribulaciones de sus respectivos amoríos. También son de este períodoSentido y sensibilidad (Sense and sensibility, 1811), centrada otra vez en la historia de dos hermanas y sus asuntos amorosos, caracterizada por su realismo, y La abadía de Northanger (Northanger Abbey, 1818), una especie de parodia sobre la novela gótica, tan en boga a finales del siglo XVIII.

 

Quinto acto

Narrador:

¡El autor favorito de la joven Jane era sir Samuel Richardson, y su obra favorita la historia de sir Charles Grandisson, que tras múltiples lecturas, a la edad de doce años escribió una obra de teatro basado en este personaje que título, Charles Grandison o la historia de un hombre bueno,  algo tan normal en el ambiente familiar  en cuya vivienda se representaban constantemente pequeñas piezas teatrales, y se piensa que está también lo, fue aunque los críticos piensan que tuvo ayuda de algún de su hermana Anne, o de un redactor de más edad, del entorno familiar.

Ella sabía de los personajes femeninos, enredados y sometidos a todas las convecciones sociales de la época georgiana inglesa, y de los masculinos, rufianes o villanos, pues eran una constante en la novela de entonces, y cuando aparece este personaje, como replica a todos, que es un hombre bueno, bondadoso y galante, y creado por la incitación, el reto y las críticas de sus lectores, llenó de fascinación a la incipiente escritora.

 

En este enlace la sencilla obra de  juventud de Jane Austen: Sir Charles Grandison o el hombre feliz (1793)

http://en.wikisource.org/wiki/Sir_Charles_Grandison

Jane Austen y el teatro

http://translate.google.es/translate?hl=es&sl=en&u=http://austenonly.com/jane-austen-and-the-theatre/&prev=/search%3Fq%3Djane%2Bausten%2Bteatro%26hl%3Des%26biw%3D1366%26bih%3D671

 

En este enlace la sencilla obra de  juventud de Jane Austen: Sir Charles Grandison o el hombre feliz (1793)

http://en.wikisource.org/wiki/Sir_Charles_Grandison

 

 

 

 

 

 

 

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