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El Perseguidor de Julio Cortázar o el jazz del alma.

Carlos Lombas 24 de Abril de 2014 a las 14:29 h

 

´Uno no puede ponerse del lado de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la padecen´

Albert Camus 

 

 

 

 

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Gil de Biedma

 

 

 

 

Julio Cortázar vio publicado El Perseguidor en 1959, junto con otros cuentos en un volumen titulado Las armas secretas.

 

Rodeado de frívolos existencialistas, implicado en la supervivencia que se añaden al alma cuando se toca lo de hoy como si fuera lo de mañana, la confusión vital, la soledad y los estimulantes hacen que Johnny se quede sin recursos. Pensar en la esencia, defender la libertad, no tener frío el corazón, adjuntar un amigo que te escucha, tener una vida variopinta que dé para una biografía, sin silencio, y con miedo, añade síntomas que afloran  con violencia.

Llena tus oídos, va hasta la cabeza, lo depuran los ojos y vuelve al oído con un intermediario instrumental; se satura de incomprensión y produce demencia, ingeniando formas y ganas de liquidar el mundo, Que la vida iba en serio se dio cuenta Johnny  a 33 revoluciones por minuto

(Sintetizar un relato después de haber visto su adaptación en imágenes, nos condiciona, pues ya alguien visualizo por ti esa trama, ya no está a tu  antojo recrearlas sin interferencias,  fijadas por un director, sin darte alternativas.)

Johnny percibe el tiempo, habla del tiempo, piensa en el tiempo, algo fatal predice, esperando que acabe su tiempo, que los otros vea cómo ve su tiempo, y al no hallar una salida, interrumpa su tiempo, envenenándolo.

Ese endiablado espacio concedido, que no admite más contenido, no deja pensar, te irracionaliza y abotarga en el deliberado debate de que es poco, y no sabes cómo manipularlo para entenderlo.

"pensar un cuarto de hora en un minuto y medio"

Desde parte de la invención, el jazz de Charlie Parker va asociando la voluntad de Cortázar, a la sorpresa y paciencia de Bruno, cerrando las afinidades entre la versatilidad literaria, el fracaso y los irremediables caminos donde oímos la música, la poesía o cualquier creación que tocaremos mañana. El peso es ingobernable, sometiendo este tránsito hacia la creación leíble, audible o visible en una decepción, al no encontrar casi huellas, de todo lo que nos golpeó la genialidad.

. "La coacción es lo que permite la libertad, la libertad es lo que surge de la coacción", dice Perec

Todos son culpables, aunque llenan parte de los momentos dubitativos, no mantienen la intensidad en cada acto cotidiano. Buenos y malos interrumpen las necesidades constantes de Johnny, tanto las adictivas, alcohol y marihuana, como las amistosas sexuales y de relación, sin la necesaria alimentación ególatra durante sus interpretaciones musicales.

Los nombres tienen sus paralelos reales, personajes que a su modo, intentaron apuntalar la debilidad de Johnny, trayendo su cuerpo, su amistad sin ambages, su sensibilidad a la derruida etapa final.

Pasan por la líneas, los años de éxito en París y Nueva York, el antes y el después de los conciertos, de las grabaciones, de su orden amoroso, anécdotas y derrumbes, la entrada en el túnel final de la mano de la soledad, la incomprensión y los efectos secundarios. Y la transcendencia que se exige en su riguroso dietario, Bruno lo transforma en simple biografía sin emociones. Amigo con guión burgués, cercano pero frío, que envidia las pasiones que provoca su amigo, y rellena con críticas y reproches las dosis de sus dependencias.

Los impulsos jazzísticos, siempre reforzados por sus músicos, son décimas de segundos, cada vez más imprescindibles, que aprietan el cuello del tiempo, asfixiando la máscara que nos diferencia, y con la que sobrevivimos a lo cotidiano.

Este elenco cortaziano  se enreda en una lucha por la diferencia, bajo esas múltiples ojeadas que arruinan cualquier humanidad creativa, ajando cualquier pogrom en lucha con el paso del tiempo. Siempre a merced de él mismo, al lado de los iconos hollywoodienses contemporáneos.

Diversificando el cuento, van apareciendo complementos.

Andreu Martín adaptó para el teatro esta seminovela, y Lurdes Barba la llevo a escena, interpretado por los actores argentinos Gonzalo Cunill como Bruno y Pedro Gutiérrez en el de Johnny Carter, remarcando las experiencias que Julio Cortázar, tenía con el tiempo en su viajes en metro.

Andreu Martín nació en Barcelona el 9 de Mayo de 1949. Estudió psicología en la Universitat de Barcelona. Entre 1971 y 1979, trabajó como guionista de cómic para la desaparecida editorial Bruguera y colaboró en revistas catalanas, castellanas y francesas como Destino, Cambio 16, Tiempo, El jueves, Gimlet, Comix Internacional, Metropol, Totem i Cimoc. Sus obras han sido traducidas al alemán, al francés, al italiano, al portugués y al holandés y también al vasco y al bable.



José Muñoz, gran maestro de la ilustración, argentino, ahonda en la profundidad de este relato, con una interpretación en blanco y negro del jazmann de Cortazar, recreando el París movido, de los años 50, bajo una mirada particular.

José Muñoz, Buenos Aires, 1942
Estudió en la Escuela Panamericana de Arte de Buenos Aires, donde tuvo por maestros a Alberto Breccia y Hugo Pratt. A partir de 1957 comenzó a colaborar con Francisco Solano López para la famosa serie El Eternauta y a ilustrar guiones de Héctor Oesterheld. Durante los años sesenta creó, junto a Eugenio Zappietro, Precinto 56. Ya en los setenta se estableció en Europa y conoció en España a su compatriota Carlos Sampayo, con quien crearía uno de los personajes más célebres de la historia del cómic policial: Alack Sinner, premiado en 1978 como Mejor Obra Extranjera en el Festival de Angoulême. Fruto de esa mutua colaboración son, entre otros, los libros Sudor Sudaca, Sophie, Juego de luces, Europa en llamas y Billie Holiday. También ha publicado, junto a Jérôme Charyn, El colmillo de la serpiente y Panna María. Entre sus cuadernos de dibujos y aguadas cabe destacar Orillas de Buenos Aires, Femenin Pluriel, Paris parenthèse I y II, Carnet argentin y La Pampa y Buenos Aires. Su obra, apreciada por toda una generación de dibujantes, se ha publicado con éxito en Europa y América. En 1983, Muñoz fue distinguido con el Premio Yellow Kid al Mejor Dibujo en el Festival de Lucca, Italia; en 2002 con la Medalla Max und Moritz en el Salón del Cómic de Erlangen, Alemania, y en 2007 con el Gran Premio del Festival de Angoulême. Reside en París, Milán y Buenos Aires.

 

Pide una máscara, cuando se te haga insoportable vivir la misma vida.

Oh make me a mask (Dylan Thomas)RIC

AME UNA MÁSCARA (DYLAN THOMAS)

Fabrícame una máscara y un muro que detenga a tus espías
de penetrantes ojos esmaltados y garras telescópicas,
estupro y rebelión en las habitaciones de los niños de mi rostro;
una mordaza de árbol caído que sujete a enemigos desnudos,
a la lengua de bayoneta en este rezo desguarnecido
a la boca presente, y a la dulce trompeta del engaño;
ataviada en antigua armadura, y en roble, la aprobación de un tonto,
para usarla de escudo contra la inteligencia esplendorosa,
y sembrar confusión entre los jueces examinadores;
y el viudo lamentar, manchado por las lágrimas,
curvado al descender por las pestañas
para disimular la belladona y que los ojos secos perciban
cómo otros traicionan las mentiras plañideras de sus pérdidas
con el doblez de la desnuda boca o la risa en la manga.

 

 

Bocanadas furtivas, asfixiantes habitaciones, primeros planos con el aire comprimido, exceso de proximidades, e injerencias en los estados de ánimo. Todo esto esta empaquetado en la adaptación cinematográfica, hecha por Osías  Wilenski, del cuento de Cortázar, en 1965.

Reparto: Zulma FaiadMaría Rosa GalloZelmar GueñolInda LedesmaChico Novarro,Sergio Renán

El perseguidor fue  secuestrada un día después de su estreno, pues los padres de la actriz Zulma Faiad, iniciaron un pleito por la escena en que ella hace un strip-teas. Acabo  reestrenándose algunos meses más tarde.

La adaptación del texto original es de Ulyses Petit de Murat, prolífico hombre de letras argentino, activista permanente en el mundo del teatro, tanguista y devoto periodista, que vivió exiliado en Méjico, por rebeldías político-emocionales.

 

 

 Ulises Petit de Murat, (1907-?)

Escritor, poeta, ensayista, dramaturgo y guionista de cine argentino, nacido en 1907. Trabajó también como periodista, y fue traductor de Shakespeare, Baudelaire, Rilke y Eliot, entre otros. Realizó diversas colaboraciones en radiofonía, televisión y, especialmente, en cinematografía. Más de sesenta argumentos suyos han sido filmados en Argentina, México, Brasil, España y Estados Unidos.

Como poeta, suman ocho sus libros de poesías, entre los que destacan El balcón hacia la muerte; El miserable amor; La vida fanática y Las islas. La obra Las Islas le valió el Premio Municipal de Poesía en 1935, y como autor teatral fue premiado por el Fondo Nacional de las Artes y Argentores. En el trienio comprendido entre 1942 y 1944, le fue concedido el Premio Nacional de Literatura.

 Este saxofonista porteño y clarito, en contraste con el negro de Cortázar, en demasía solemne, se aferra a su magullado ejemplar de los poemas de Dylan Thomas, para  causar solemnidad, en el Buenos Aires existencial. Y por si en algún punto de la relectura, encuentra la interpretación de su vacío, al que se resiste a ignorar.

Jazz Bruno, narrador, también en el film, ciertamente acomodado, va aseverando la biografía del músico  amigo, ya editada, con paseos, Gauloises, y el simbolismo del agua, mientras está suena acompañando la clarividencia o la lucidez. ¡Ambas hieren!

 

Cualquier final está lleno de justificadas decadencias. Este, de la habitación lúgubre, el pauperismo burgués, que presume de exquisito,  de las pérdidas materiales y los santuarios de los héroes contemporáneos, a los que se rinde pleitesía, en público.

 

Cementerios, líneas de metro, son  tiempo y música,  medidas que acotan el cenáculo vital de Johnny, acompañado en el film por la banda y las composiciones de los Barbieri, especialmente en el saxo, con "Gato".

 

La música está en mí, no importa que haya perdido el saxo.

 

Con esta frase extrapolada, nos aferramos al puro existencialismo, haciendo de la carcajada, un rito, para asuntar al fantasma que amenaza con matar.

 

Una catarsis que viaja de París a Nueva York, de Lan a su hija Bee, muerta muy joven, del estado hipnótico, al psiquiátrico, del tiempo del éxito, a algún grado del felicitad en el pasado.

Volver atrás no es fácil, aunque Bruno sujete en su revisión biográfica una posible repetición, no hace irreversibles las huellas de los errores. Ni el autoconomiento puede evitar el declive y la muerte.

Biografía de una biografía biografiada, que busca en esta película el efectismo literario, quedándose a varios metros de la lucidez que ampara a Johnny.

 

 

Hay dos estudios en el que se analiza el texto de Cortázar:

-         La ciudad letrada de W. Julián Aldan

-          El ojo travieso de Lilian Elphick

 

 

 

 

Oscar Wilenski, nació en Buenos Aires, República Argentina. Desde temprana edad estudió piano con Vicente Scaramuzza y armonía y composición con Erwin Leuchter.
Fué becado al Juilliard School of Music en Nueva York donde estudió composición con compositores como William Schuman y William Bergsma. En clases privados fue el único alumno del gran pianista ruso Simon Barere. Tuvo una primera carrera como solista de piano, dando conciertos en Estados Unidos y Sud América. Más tarde abandonó la música para dedicarse al cine y la televisión, donde estuvo trabajando como director de programas durante más de 12 años. También dirigió varios cortometrajes, uno de ellos (Moto Perpetuo) premiado en el Festival de Mar del Plata de l950 y el otro (Ramón Gómez de la Serna) en el Festival de San Sebastián de l966. También dos largometrajes: El Perseguidor, adaptación de un cuento de Julio Cortázar y Dale Nomás, film en episodios. En l975 decide volver a la música, no ya como solista, sino como repetidor de ópera, en el Teatro Colón de Buenos Aires y desde l989 en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, ciudad a la que ha emigrado y donde reside actualmente. También retoma su vocación como compositor, revisando algunas de sus antiguas y obras, pero destruyendo la mayor parte de ellas. A partir de ese momento comienza una producción constante aunque no muy numerosa. Sus obras comienzan a ejecutarse y rápidamente adquieren difusión, fundamentalmente en Sud América. A partir de l990 es miembro de la Asociación Catalana de Compositores y sus obras comienzan a aparecer en programas europeos. En la actualidad está intentando una divulgación más masiva de sus obras a través de una serie de grabaciones que incluirán la mayor parte de sus obras.

 

 

 

Y hay más

Estas son todas las adaptaciones de sus relatos llevadas al cine, ¡de momento!

La cifra impar (Argentina, 1961) de Manuel Antin; sobre "Cartas de Mamá" (Las armas secretas)

El perseguidor (Argentina, 1962) de Osias Wilensky; sobre "El perseguidor" (Las armas secretas)

Circe (Argentina, 1963) de Manuel Antin; sobre "Circe" (Bestiario)

Intimidad de los parques (Argentina, 1965) de Manuel Antin; sobre "Continuidad de los parques" y "El ídolo de las Cícladas" (Final del juego)

Blow Up (Inglaterra, 1966) de Michelangelo Antonioni; sobre "Las babas del diablo" (Las armas secretas)

Week End (Francia, 1967) de Jean-Luc Godard; sobre "La autopista del Sur " (Todos los fuegos el fuego)

Histoires insolites: Monsieur Bebé (Francia, 1974) de Claude Chabrol; sobre "Los buenos servicios" (Las armas secretas)

El gran atasco (Italia, 1979) de Luigi Comencini; sobre "La autopista del Sur" (Todos los fuegos el fuego)

Sinfín (Argentina, 1986) de Cristian Pauls; sobre "Casa Tomada" (Bestiario)

A hora mágica (Brasil, 1998) de Guilherme de Almeida Prado; sobre "Cambio de luces" (Alguien anda por ahí)

Diario para un cuento (Argentina, 1998) de Jana Bokova; sobre cuento homónimo (Deshoras)

Furia (Francia, 1999) de Alexandre Aja; sobre "Graffitti" (Queremos tanto a Glenda)

Jogo Subterraneo (Brasil, 2005) de Roberto Gervitz; sobre "Manuscrito hallado en un bolsillo" (Octaedro)

Mentiras piadosas (Argentina, 2008) de Diego Sabanés; sobre "La salud de los enfermos" (Todos los fuegos el fuego)

 

 

Otro centenario dentro de éste.

 

Cortázar y  Dylan Thomas fueron coetáneos.

 

Y la muerte no tendrá dominio", de Dylan Thomas

© Traducción de Juan Carlos Villavicencio

 


Y la muerte no tendrá dominio.
Los desnudos muertos serán uno
con el hombre en el viento y la luna del poniente;
cuando sus huesos sean descarnados y los descarnados huesos
            se consuman,
en el codo y el pie tendrán estrellas;
aunque se vuelvan locos estarán cuerdos,
aunque se hundan en los mares se volverán a levantar;
aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor,
y la muerte no tendrá dominio.

"

Y la muerte no tendrá dominio.
Los que yacen hace tiempo en los recodos bajo el mar
no morirán ahí en vano;
retorcidos en los potros de tormento cuando cedan los tendones,
atados a una rueda de tortura, aun así no serán despedazados;
la fe en sus manos se partirá en dos
y los males los atravesarán como unicornios;
cuando todos los cabos estén rotos, ellos no se partirán;
y la muerte no tendrá dominio.

Y la muerte no tendrá dominio.
No pueden gritar más en sus oídos las gaviotas
ni romper ruidosas las olas en la playa;
donde surgíó una flor, otra no podrá
alzar su cabeza a los golpes de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
sus cabezas se hundirán entre margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol se hunda,
y la muerte no tendrá dominio.

 

 

 

 

Dylan Thomas (27/10/1914 - 09/11/1953), Dylan Marlais Thomas 

Poeta, escritor de cuentos y dramaturgo galés 

Nació el 27 de octubre de 1914 en Swansea (Gales). 

En su juventud asistió a la Swansea Grammar School de su población natal, donde su padre ejercía como profesor. Dylan (nombre que etimológicamente se traduce como hijo del oleaje) Marlais Thomas rechazó tempranamente los estudios formales en aras de una educación autodidacta, con la suerte de no tener que trabajar hasta bien entrada la madurez: "No fui a la Universidad. No soy, sin embargo, un desempleado por la mera razón de que nunca fui empleado...". 

Cuando acabó sus estudios de enseñanza media, viajó a Londres, Un año más tarde aparecía su primer libro, intitulado "18 poemas", recopilación de imágenes transfiguradas que lo colocaron en la espuma del momento ante un círculo selecto de lectores y amigos. Se instaló pronto en Londres ("Londres era el infierno"), ciudad donde comenzó el abrigo de nuevas amistades literarias importantes y acentuó las borracheras. Conoció a la que sería su esposa, Caitlin Macnamara, y publicó en las revistas de vanguardia de la época. 

Su poesía adscrita al movimiento Nueva Apocalipsis, que representaba una reacción frente a la generación de Auden, ofrece una gran riqueza de imágenes relacionadas con temas oníricos o metafísicos. En 1936 apareció su poemario "25 poemas", y en 1937 se desposa con Caitlin, de la cual tendría tres hijos, por entonces, la pobreza absoluta se sumó a sus exasperaciones etílicas. 

Su lenguaje es muy rico y sonoro, y las imágenes alcanzan a veces una belleza difícil de igualar. En cambio, la lectura resulta a veces un poco complicada (imágenes medio crípticas). Muertes y entradas (1946) y En el sueño campestre (1951), están consideradas como sus mejores obras. Otros de sus trabajos son: Veinticinco poemas (1936) y El mapa del amor (1939), escritos en prosa y verso; Retrato del artista cachorro (1940) apuntes autobiográficos, y Aventuras en el tráfico de pieles (publicada póstumamente en 1954) contiene una novela inacabada y otros escritos en prosa. 

Fue declarado inútil para el servicio militar y escribió guiones para películas documentales durante la II Guerra Mundial.  Al finalizar la guerra fue comentarista radiofónico de la BBC (British Broadcasting Corporation). La obra de teatro para voces Bajo el bosque de leche (publicado póstumamente en 1954) la escribió para la radio. En ella evoca las vidas de los habitantes de Llareggub (Buggerall pronunciado al revés), una pequeña población costera galesa. 

Dylan Thomas falleció en Nueva York el 9 de noviembre de 1953 a las 12:40hs en el Hospital St. Vincent, cuatro días antes había entrado en coma etílico

 

Dylan Thomas: Un sábado caluroso (Fragmento de Retrato de un Artista Cachorro) 

Al pasar junto al reloj floral, en el Jardín de la Reina Victoria, gruñó. 

-¿Qué puede hacer ahora un imbécil? -dijo en voz alta, haciendo que una mujer joven que estaba sentada en un banco frente al mingitorio de mayólica blanca se sonriera, bajando su novela. 

Tenía el cabello castaño peinado en alto, a la moda antigua, bucles sueltos y un rodete, y de allí salía una blanca rosa Woolworth que se doblaba hacia abajo, tocándole la oreja. Llevaba un vestido blanco con una flor de papel rojo pinchada en su pecho y anillos y brazaletes que provenían de algún kiosco de feria. Los ojos eran pequeños y muy verdes. 

El muchacho anotó, cuidadosa y fríamente en una sola mirada, todos los raros detalles de su aspecto. En la certeza tranquila, impávida, de su apostura ante su mirada escrutadora; la seguridad de su sonrisa y la actitud de su cabeza; esa suavidad, esa extraña rareza que la defendía de todo mal encuentro, de toda mirada invitante, lo que le hizo temblar los dedos. Aunque su vestido era largo y el cuello alto, lo mismo podía estar desnuda allí, en la playa, su sonrisa confesaba que su cuerpo estaba desnudo, inmaculado, deseoso, tibio bajo la tela, y que ella esperaba, inocente. 

"Que hermosa es -pensó, puesta su mente en las palabras y los ojos en su cabello y en su piel blanca y roja-, qué hermosamente me espera, aunque no sabe que me espera, y jamás podré decírselo." 

Se había detenido y la miraba fijamente. Como una niña confiada ante una cámara, así estaba ella sentada y sonriente con las manos entrelazadas, la cabeza ligeramente inclinada, de modo que la rosa le tocaba el cuello. Aceptaba su admiración. Aquella muchacha, de entre un millón, se apoderaba de su larga mirada y acariciaba su amor estúpido. 

Le entraron mosquitos en la boca. Y siguió su marcha rápida, vergonzosamente. A las puertas del jardín se volvió para verla por última vez. Su brusca y torpe partida le había hecho perder la calma, y ella lo miraba fijamente, confusa. Había alzado una mano, como para pedirle que volviera. El volvía la esquina y oyó la voz de ella- llamándole por su nombre -cien nombres que eran su nombre-, por encima de las paredes cubiertas de plantas 

¿Y qué podía hacer un imbécil aterrorizado y loco de amor?, preguntó silenciosamente a su propia figura reflejada en el espejo deformante del salón Victoria, que estaba vacío. Su cara simiesca, fláccida, con la palabra cerveza escrita sobre la frente, le devolvió una rota mueca
de desdén.


( Datos de buscabiografias.com)

 

 

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