Nota del Editor: D. A. Sequeira Martín, Catedrático de Derecho Mercantil y Director del Departamento de Derecho Mercantil de la Universidad Complutense sobre los actos que, recientemente, se celebraron en homenaje a sendos profesores.

La semana pasada, este Departamento de Derecho Mercantil realizó un sencillo acto de reconocimiento y de agradecimiento a nuestros queridos amigos, compañeros y maestros, los profesores catedráticos Gaudencio Esteban y Jaime Zurita, con ocasión de su jubilación, por la inmensa labor que han realizado por la Universidad y por el mundo de la ciencia jurídica. Ellos dos son discípulos de D. José Girón Tena, que durante muchos años fue catedrático y director de este Departamento, y a cuya escuela pertenecen un gran número de sus profesores, muchos de los cuales son, a su vez, discípulos de nuestros los citados profesores que, voluntariamente, nos dejan en este año académico.

El profesor Gaudencio Esteban vino a este Departamento desde  Valladolid, hace ya cuarenta años, de la mano de D. José Girón, y conjuntamente  con los maestros y profesores que aquí estaban, entre los que se encontraba ya  el profesor Jaime Zurita, que fue el último discípulo de D. Joaquín Garrigues,  y con los que luego vinieron, ayudaron a construir un Departamento que hoy, como ayer, es un referente para la ciencia jurídica y para el mundo universitario. Aquellos fueron años de profundos esfuerzos, medianas necesidades, y sacrificados estudios, en un entorno de grandes tensiones ideológicas. Y ellos dos fueron, desde entonces, personas generosamente comprometidas con el esfuerzo por la mejora continua de un modelo educativo, que ha durado hasta el día de hoy de manera ininterrumpida en todos y cada uno de los escalones de su carrera profesional, en cualquiera de las diversas Universidades en las que estuvieron, y en los foros que intervinieron. Sus enseñanzas no han sido baladíes para el prestigio docente y la credibilidad de nuestro Departamento.

Es sobradamente conocida, por todo el mundo jurídico,  la altura de sus aportaciones científicas, que son producto de unas vidas dedicadas al estudio. De la inmensa obra escrita del profesor  Gaudencio Esteban, lo relevante ha sido su dedicación al estudio de las sociedades, y especialmente a lo referido a su estructura orgánica. Fue pionero en abordar el tema de las complejas, dificultosas y tensas relaciones entre los órganos societarios, y el estudio en ellos de la protección de los intereses de los más débiles y del propio interés social. Esto lo empezó hace ya más de treinta años y lo ha continuado hasta ayer mismo, adaptando su estudio a las nuevas situaciones de los fenómenos de la desregulación, de la globalización y  de las sociedades supranacionales. Nadie discute que en ello es un maestro indiscutible y el punto central de referencia de nuestra doctrina. De la numerosa obra científica del profesor Jaime Zurita,  adquiere una especial cualificación sus aportaciones en relación con el mundo de los mercados de valores y en especial su obra sobre sobre las OPAs. En esta materia él fue pionero entre nosotros y es el referente científico por excelencia.

No se puede dejar de resaltar, además, el influjo científico y personal de ambos profesores, cada uno en su medida, en el mundo del derecho, a través de su presencia en la Comisión General de Codificación, de su hacer en la dirección de relevantes proyectos de investigación, de su pertenencia a prestigiosos grupos de trabajo en la Unión Europea, de  su presencia como miembros de Consejos en multitud de Revistas de prestigio nacional e internacional, y de la relevancia de su quehacer en el mundo del ejercicio de la abogacía.

Es, además, relevante su compromiso en la mejora de la docencia y del funcionamiento la Universidad (UCM) y de nuestra Facultad y Departamento, así como del mundo universitario en general, de lo que son, sólo una muestra, los Doctorados de calidad que consiguieron o en los que participaron, su incidencia en la buena cualificación de la presencia de nuestro Departamento en los actuales "masters", la dirección de ambas profesores de muchas y  magníficas  tesis doctorales, su incidencia en la organización, participación y aportaciones en múltiples congresos nacionales e internacionales, y en la formación de discípulos de un alto grado de consideración, ya hoy presentes en todos los niveles académicos.

Una especial referencia hay que dar, aquí, a la importancia de la presencia del profesor Gaudencio Esteban en momentos en los que se ha producido un cambio drástico en su composición personal, en las funciones que le eran tradicionales y en el entorno académico y social. Mérito suyo es, en una grandísima medida, el que entre todos nosotros haya una gran armonía y afecto, y el que ello se haya traducido en la relevancia de las aportaciones científicas y del buen hacer, conjunto e individual, de sus miembros.

No hay muchas dudas que decir que el mundo del derecho mercantil, de la UCM, de nuestra Facultad y de nuestro Departamento, habrían sido otra cosa, sin duda peor, sin la presencia de los dos queridos profesores que hoy se marchan.  Simplemente queremos dejar aquí constancia de nuestro agradecimiento, del de todos y cada uno de los miembros del Departamento de Derecho Mercantil, sin excepción, porque su entrega ha sido una verdad indiscutible.

            Se puede decir que el saber de la escuela de D. José Girón Tena, incrementado con el r de otros grandes maestros de este nuestro Departamento, tuvo un reflejo determinante en la formación de los profesores Gaudencio Esteba y Jaime Zurita, pero también hay que decir lo mucho que ya a ellos les debe dicha escuela. No sólo han pagado una deuda, sino que, como siempre, ellos han sido generosos en demasía, y muchos de nosotros les debemos más de lo que de ellos hemos recibido.

En gran medida, se debe a ellos el que este Departamento haya podido mantenerse en la consideración y el nivel que siempre le dieron los grandes maestros que a él han pertenecido a lo largo de su historia. En nombre de todo el Departamento de Derecho Mercantil, recibieron ellos nuestro agradecimiento por todo lo que aquí dejan, y una despedida por su marcha, con el ruego de que no sea total.