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Una breve nota sobre el rescate financiero español

Puesto el 11 de Junio de 2012 a las 14:38

Desde que el pasado viernes 8 de junio saltaran los rumores acerca de la posible intervención de España, se han vivido horas de tensión, de preocupación, de incertidumbre. Detractores y defensores de la intervención se han ido pronunciando acerca de ella. Las noticias y rumores se suceden todavía hoy lunes. Exceso de información por un lado y, defecto, por otro. Exceso porque los titulares de la prensa en internet se van cambiando a medida que ciertos detalles van saliendo a la luz y defecto porque las medidas exactas del traje se desconocen todavía y, probablemente, no se conozcan hasta que los informes de los expertos independientes no se hayan emitido. Para ello faltan aún unos días. Mientras, creo necesario que se haga una reflexión tranquila, serena, sobre lo que supone para España la intervención.

 

El punto de partida, aunque algunos no estén de acuerdo, no puede ser otro que reconocer que la ayuda era y es necesaria. El por qué hemos llegado a esta situación es complejo, entran en juego muchos elementos y exigiría que nos retrotrajésemos mucho en el tiempo. Como casi siempre en la vida, la culpa no es sólo de uno y de lo que se trata ahora es de buscar soluciones, de mirar hacia el futuro y tomar las medidas necesarias para que esto no se vuelva a producir.

Así pues, es un hecho que España necesita una línea de financiación para sus entidades financieras. Desde que un auditor se negara a firmar el Informe de Bankia, la caja de los truenos se destapó. Las necesidades de financiación hicieron saltar todas las alarmas. España no tenía dinero para asumir ese rescate por sí sóla y la financiación en el mercado al 6% y 6,7% era y es insostenible.

Otra cosa distinta es cómo articular esa línea de crédito y lo que cada una de esas soluciones implica para los solicitantes de los préstamos y para el Estado español. Un intenso debate acerca de si la ayuda iba a generar déficit o no se abrió camino el sábado preguntándose los ciudadanos por qué habrían ellos de pagar los desmanes de la Banca. Desde que el Ministro De Guindos anunciara el rescate, quedó claro que el FROB sería el instrumento o intermediario en la gestión de la ayuda. El domingo por la noche se habló de que la ayuda se instrumentaría a través de los Bonos Convertibles Contigentes, CoCos. Es decir, el European Financial Stability Facility, prestaría el dinero al FROB a un 3% y las entidades financieras que tuvieran necesidad de financiación acudirían al FROB. El vehículo de financiación sería los CoCos por los que se pagarían unos intereses de entre el 6 y el 7%. Estos bonos se convertirían en capital en caso de impago por parte de la entidad financiera en cuyo caso, el FROB, pasaría a ser accionista de la entidad. Los intereses derivados de ese préstamo, en principio, habrían de pagarlos las entidades y, por tanto, no generarían déficit más que en supuestos de impago.

Hoy la prensa señala que la "Troika" supervisará el rescate y parece que la solución ya no es la que anteriormente se señalaba sino que parece apostarse por una intervención directa en el capital de las entidades solicitantes de financiación.

Sea cual fuere la solución final, dependiendo también de lo que diga el Informe final de los expertos independientes conviene tener claro lo siguiente. En primer lugar, y eso es cierto, España ha evitado una intervención del tipo de la de Grecia o Portugal. Claro está, España tampoco es Grecia (o, como parece que dijo Rajoy en un SMS, Uganda). Pero, obviamente, esto de lo que con tanto ímpetu se han jactado Ministro y Presidente del Gobierno, tiene consecuencias directas para España y no pueden negarlo como lo hacen. Se trata de un respaldo condicionado. Condicionado a qué? Al cumplimiento de unas exigencias, las que Europa determine: subida del IVA, recrudecimiento de la reforma laboral, reformas en el sistema financiero, quizás en la organización del Estado etc... Es cierto pues, que el rescate supondrá una reducción del margen de maniobra o de la libertad del Gobierno español pero no puede ser de otra manera. No hay intervención formal pero habrá que ajustarse a las condiciones que Europa imponga a España.

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