Contenidos del Códice Tro-cortesiano
El Códice Tro-cortesiano de Madrid pertenece a la larga tradición de libros escritos mayas. Esta tradición se remonta en realidad a más de un milenio antes de la época en que se escribió y pintó el códice, al periodo de esplendor de la civilización maya durante el periodo Clásico (ss. II-X d.C.). Es en esta época cuando la escritura maya se desarrolla plenamente y se consolidan dentro de la sociedad y las cortes mayas las figuras de los escribas-pintores (ajtz'ihb'), dibujantes (ajtz'ihb'aal) y sacerdotes (ajk'uhu'n, ajk'uh, ajk'in). De hecho, muchos de los contenidos de los textos jeroglíficos mayas de época tardía e incluso los escritos en lengua maya en alfabeto latino de época colonial, así como los recursos y géneros literarios tienen su origen en este periodo antiguo, señalando la tradición literaria maya como una de las tradiciones escritas de la Humanidad más estables y dilatadas en el tiempo, prologándose a lo largo de más de dos mil años.
El Códice Tro-Cortesiano es un libro religioso concebido para el ejercicio del ministerio sacerdotal y el desarrollo de la liturgia y el ritual. Su temática es amplia, cubriendo la mitología, el ritual -donde destacan las importantes ceremonias de Año Nuevo, el bautismo maya o la talla de imágenes- y, sobre todo, la adivinación asociada a una rica variedad de actividades, como la siembra y la cosecha, la tala, la caza, el tejido, la construcción de casas y la apicultura, célebre sección cuyos almanaques ocupan las últimas diez páginas del documento. La presencia de estos temas y la ausencia de las complejas tablas astronómicas del Ciclo de Venus o las Tablas de Eclipses presentes, por ejemplo, en el Códice de Dresde, hacen que podamos considerar el Códice Tro-Cortesiano de Madrid como uno de los libros pertenecientes a sacerdotes que desarrollaban posiblemente su ministerio en un ámbito rural. Así, buena parte de los contenidos del códice se refieren a actividades cotidianas de la vida diaria y a los augurios -negativos o positivos- asociados a dichas actividades: qué dios benévolo o maléfico rige el día en que se pretende realizar determinada actividad, cuál es el augurio que lo acompaña y cuáles son los rituales que hay que realizar en cada caso para su propiciación o conjuración.
Pero este presunto ámbito rural del Códice Tro-cortesiano no debe engañarnos acerca de su posible limitación. Recientemente, un equipo de la Universidad de Tulane (Nueva Orleans, Estados Unidos), ha descubierto interesantes conexiones del Códice Tro-Cortesiano de Madrid (y de los otros códices mayas) con la tradición de códices del llamado Grupo Borgia (códices Borgia, Laud, Féjérvary-Mayer, Vaticano B y Cospi), del centro de México, revelando que el universo cultural de los sacerdotes mayas era tremendamente rico y de horizontes amplios, perfectamente imbricado en la tradición cultural del resto de Mesoamérica. Las relaciones estilísticas con el centro de México se dejan sentir en los motivos iconográficos, en los mecanismos aritméticos para el cálculo calendárico, incluso en la alteración ocasional del orden de lectura de los signos, siguiendo un orden de derecha a izquierda y de abajo a arriba, contrario al orden de lectura canónico maya de izquierda a derecha y de arriba abajo. Estas peculiaridades, juzgadas en el pasado como ejemplo de la falta de destreza o incompetencia de los autores del Códice Tro-Cortesiano hoy encuentran su explicación precisamente en el conocimiento amplio y profundo que los sacerdotes-escribas mayas tardíos tenían de otras tradiciones escriturarias. (Continuará...)
Alfonso Lacadena García-Gallo, Universidad Complutense de Madrid