Dos cuerpos celestes pueden seguir órbitas que intersecten pero nunca llegar a colisionar. ¿Cómo es esto posible? Situaciones como la descrita son comunes en nuestro Sistema Solar y más concretamente en el entorno de nuestro planeta. La dinámica celeste nos muestra que existen mecanismos naturales de protección que hacen que aunque matemáticamente dos órbitas puedan cruzarse, los cuerpos que las siguen nunca estén en el punto de máximo acercamiento teórico al mismo tiempo. Estos mecanismos son las resonancias orbitales y las seculares.
[Seguir leyendo] Una colaboración internacional que incluye investigadores de la Universidad Complutense y del Instituto Astrofísico de Canarias descubre desde La Palma un asteroide cercano a la Tierra cuya órbita intersecta con la de nuestro planeta