La Compañía de Jesús se estableció en la Nueva España en 1572. De manera inmediata comenzó un proceso expansivo de labor misional que no paró hasta su expulsión en 1767; durante esos casi 200 años los jesuitas desarrollaron una profunda injerencia en la vida pública y en la religiosidad privada de los novohispanos de todos los estamentos y condiciones. Esa influencia fue posible gracias a la diversidad de sus actividades.
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