Cuando un gran escritor como Luis Landero nos advierte de que su última obra no es literaria en sentido estricto, podemos no creerle y estaremos acertados. Incluso podemos pensar que si todas las obras consideradas no literarias por sus autores lo fueran tanto como ésta, estaríamos más rodeados de literatura y tal vez la vida no sólo estaría hecha de años y de afanes, como nos dice el autor al principio.
Y como estamos ante una obra que sin ser estrictamente novela podría serlo, resulta que su lectura nos produce el placer de toda gran novela. De toda gran literatura.
[Seguir leyendo] Todo este pobre negocio de años y de afanes de que está hecha la vida