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¿Quién controla el futuro?

Andoni Calderón Rehecho 4 de Mayo de 2015 a las 18:51 h

"Las nubes computacionales manejarán modelos tan precisos de nosotros que el polvo que nos rodee sabrá qué deseamos" (p. 43)

Cuando comienzo un libro de Jaron Lanier siempre me veo impulsado a devorarlo. Aunque después el efecto se atenúa, la resaca informativa está llena de tesoros interesantes. Ya ocurrió con Contra el rebaño digital y de nuevo lo consigue en ¿Quién controla el futuro? en el que de manera resumida viene a decir que los grandes servidores sirena (así los llama) están concentrando el poder, construyendo un sistema que provocará el colapso económico (es un juego de suma cero en el que el que gana se lleva todo) a no ser que se apueste por una economía de la información humanista (y no de la vigilancia), por ejemplo, haciendo que los individuos (con cuyos datos se crea la riqueza) reciban nanopagos por cada una de sus acciones que ayuda a producir valor.

 

Seguramente una de las razones por la que me atraen sus obras es que se plantea los mismos interrogantes, aunque las conclusiones a las que llegamos sean diferentes. Se añade el hecho crucial de que él tiene una posición privilegiada con respecto al mundo tecnológico actual ya que es uno de sus pioneros y ha trabajado o estado cerca de los considerados grandes gurús tecnológicos, próximo a, o inmerso en, el mundo de Silicon Valley al que menciona de manera familiar en numerosas ocasiones. Como dice en una nota de la página 96 "yo formo parte de aquello que critico. De vez en cuando me beneficio de mi participación en los sistemas cuya desaparición me encantaría presenciar".

La obra alterna el discurso con varios interludios dedicados a analizar aspectos relevantes desde un punto de vista más irónico, rozando a veces el esperpento. Es memorable el que dedica a parodiar uno de los contratos (con apps) que aceptamos sin leer y que... será modificado por la otra parte cuando le venga en gana: Si la vida te da EULAS [Acuerdos de licencia de usuario final], tomaremos limonada.

Los protagonistas esenciales del panorama que nos dibuja son los que denomina "servidores sirena" caracterizados por su narcisismo, una hiperaguda aversión al riesgo y por aprovecharse de una extrema asimetría de la información (p. 96) (equivalente a información privilegiada). Podríamos encontrar entre ellos sistemas de finanzas de alta tecnología [especuladores en esencia], buscadores y redes sociales, aseguradoras o agencias de inteligencia. Cuentan con una gran capacidad de procesamiento, que los convierte en polos de atracción de información basados en la aparente idea del "todo gratis" (siempre que aceptemos vivir bajo vigilancia y qué otros decidan cómo debemos vivir), pelean por los mismos públicos... y en realidad contribuyen a la larga a la contracción de la economía porque conllevan la desaparación de los mediadores. Ha ocurrido con la música (él lo sufre de manera especial porque es músico), con el periodismo, con la fotografía, ocurrirá con los transportes (taxistas, camioneros, etc.), con la enseñanza superior... o con todo aquello que no esté demasiado influido todavía por las tecnologías de la información (pone un ejemplo para el mundo farmacéutico, menciona el cuidado de personas mayores por robots, cuestión analizada por Turkle en Alone Together). No hay más que pensar en las posibilidades de las impresoras 3D (muchas veces mencionadas, aunque no se contemplan todas sus implicaciones) o en un robot creándose a sí mismo. Los "diques" de protección y seguridad económicas que había conseguido erigir la clase media mundial se han venido abajo cuando precisamente él reivindica la necesidad de que exista una clase media para que la economía de la información sea viable. A quienes nunca hayan pertenecido a la clase media tal vez esta idea se les quede corta. El resultado: una sociedad hiperdesempleada (p. 38) en la que "abundarán los trabajos sin perspectivas de futuro, temporales y sin derecho a prestaciones sociales" (p. 138).

Los servidores sirenas son el ejemplo perseguido y anhelado por todos los que desarrollan los potenciales tecnológicos actuales. Menciona a personas influyentes que cuando enseñan incitan a crear cuanto antes el primer monopolio [el sueño no confesado de todo defensor a ultranza de la economía de mercado], la tendencia que existe en las redes: "Aún deseo que las innovaciones técnicas serias tengan algo más de sustancia que la mera creación de servidores sirena" (p. 224). También a quienes (en el mundo de Silicon Valley) piensan que "deben dejar de lado a aquellos a quienes el avance de la tecnología haga supérfluos."

Como una alternativa a este marco que deriva en buena medida del hecho de dar gran valor a los datos y no a las personas que los generan p. 307) propone que se pague a las personas por esa generación, aunque el precio de su actuación se mida en nanopagos. Para poder conseguir atribuir un acto a una persona es preciso contar con una identidad comercial única (adiós al anonimato) en un espacio público (p. 298). En realidad es la identidad que se preocupan de recopilar los servidores sirenas (sobre todo redes sociales y buscadores) u otras iniciativas de avanzada tecnología como alguna de verificación biométrica. Podría haber sido innecesaria si cuando se construyó la web los enlaces se hubieran construido como bidireccionales [podría ser uno de los "anclajes" a los que se refería en su anterior libro]. El que todos los actos tengan identidad puede -como contrapartida- conducir a una "espantosa sociedad vigilada" (p. 354). Sólo el ejemplo de lo que puede deducirse del hecho de utilizar contadores eléctricos inteligentes nos da alguna pista (p. 254).

 

Además del discurso general nos dice muchas más cosas interesantes, de las que las siguientes sólo son una muestra:

  • Las recientes crisis financieras son síntoma de la esperanza falsa de que las TIC pueden hacer promesas por sí solas, sin las personas (p. 68). El intento de poner trabas a un algoritmo (están detrás de las transacciones de alta frecuencia) lo que logrará es que las trabas formen parte del nuevo algoritmo (p. 112).
  • La arquitectura de red actual centraliza los beneficios y distribuye el riesgo entre los demás (p. 329).
  • Cuando una acción se implementa en forma de software nadie asume la culpa de lo que pueda suceder (p. 137). Además las personas bajan sus expectativas de tal manera que el software parezca mejor de lo que es.
  • Las tabletas imponen una nueva estructura de poder. Su propietario tiene menos libertad que los de las generaciones anteriores de dispositivos digitales: están optimizadas para la distribución de contenidos y no pueden usarse sin aceptar que otro es el que tiene la superioridad informacional (p. 28).
  • "No estamos escaneando libros para que lo lean las personas sino la inteligencia artificial" de manera atomizada y descontextualizada (p. 238).
  • No se están desarrollando ingenios traductores sino utilizando traducciones ya hechas por humanos (sin compensación) para alimentar los programas que traducen (p. 51-52).
  • No deberíamos piratear pero es prematuro condenar a quienes lo hacen hoy (p. 84).
  • "La idea de hacer copias en una red es en realidad algo bastante extraño y, como mínimo, un concepto ajeno y anticuado. A fin de cuentas, en una red, el original sigue ahí. ¡Es una red!" (p. 271).
  • "¿Es una coincidencia que la educación formal empiece a ser increíble, cósmicamente cara, justo cuando la educación informal empieza a ser gratuita?" (p. 134)
  • Los medios para un tratamiento riguroso del big data están en desarrollo (p. 148) y no plenamente establecidos. No puede considerarse de la misma manera el big data científico que el personal. Se concibe como un sustancia extraíble cuando sólo una parte del científico tendría esas características.
  • Hay muchas menciones al libro sobre todo el electrónico con el que "no somos ciudadanos comerciales de primera categoría. Solo hemos pagado por unos difusos derechos en el marco de alguna tienda corporativa" (p. 296), incluyendo todo un interludio dedicado al destino del libro (p. 406-413), con un apartado especialmente satírico sobre qué "libro" desearía Silicon Valley (p. 408-411) y por ende, qué lector.
  • También hay alguna mención a las bibliotecas: "una versión muy evolucionada de las bibliotecas públicas. En un lugar así, la gente podría imprimir gratuitamente la prótesis que su médico le ha prescrito"(p. 344).

En la resaca informativa que mencionábamos hay muchos más tesoros, igual que afirmaciones o plantemientos con los que no puedo coincidir. Esto no importa realmente, como tampoco si -como otros autores plantean- su solución no sirve. En realidad me interesa mucho más el diagnóstico de quien es espectador privilegiado (p. 103). Por eso estoy deseando que Lanier publique pronto su próximo compendio de argumentos con los que no estar de acuerdo.

 "Los servidores sirena viven en el engaño de que siempre será otro el que asuma todo el riesgo, y que ignorar ese riesgo no tendrá repercusiones" (p. 157)

 

No me resisto a mencionar una cuestión tangencial aunque relacionada: los ordenadores cuánticos (parecidos a una Biblioteca de Babel borgiana) que garantizarán la seguridad, transformarán nuestra capacidad de procesar datos en paralelo (y de almacenarlos) y a nosotros mismos (p. 260-262) puesto que no serán replicables y sí el resultado de combinar su estado inicial con nuestras interacciones (el experimentador influye en el experimento): La futura batalla para la supervivencia será programar o ser programado (p. 276), "seremos el sistema operativo de la vida cuántica... los ordenadores cuánticos podrán ser capaces de supervisar, reparar e incluso renovar nuestro cuerpo"(p. 278).

Turok, Neil (2014). El universo está dentro de nosotros: del cuanto al cosmos. Barcelona: Plataforma. 329 p. ISBN 978-84-16256-40-2.

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Comentarios - 8

Alfredo

8
Alfredo - 20-05-2016 - 14:52:00h

Después de leer tu reseña me han entrado unas ganas enormes de leer el libro ya que estoy de acuerdo en muchas de las cuestiones que se plantean. Sobre todo, en la frase sobre los e-books: "...no somos ciudadanos comerciales de primera categoría. Solo hemos pagado por unos difusos derechos en el marco de alguna tienda corporativa." Opino lo mismo. A todos nos viene a la cabeza Amazon y sus derechos de copia en los libros que comercializa mediante descarga en su app.

 

Enhorabuena por la reseña.

oscar

7
oscar - 28-02-2016 - 17:23:26h

Un aporte sobre otro libro interesante que estoy leyendo sobre Jaron, “Contra el rebaño digital”, en donde introduce su visión sobre el futuro digital controlado por empresas que hacen dependientes a sus consumidores o "seguidores rebaño". Muy interesante para hacer una reflexión sobre el futuro que viene. Saludos

Sergio

6
Sergio - 29-07-2015 - 14:16:16h

Acabo de descubrir esto de los ordenadores cuánticos, pero parecen un mundo lleno de posibilidades futuras. Habrá que ver como se desarrolla este campo y si contará de suficiente apoyo de instituciones, tanto públicas como privadas, para su desarrollo.

Venancio

5
Venancio - 30-06-2015 - 18:42:20h

Jaron Lanier es un tipo al que merece muchísimo la pena seguir la pista. De hecho, eso es un poco lo que me ha traído hasta aquí. El fragmento del reportaje de XL Semanal que han enlazado antes no tiene precio, y deja unas cuantas perlas que dan para pensar mucho tiempo. Su idea de monetizar, de cobrar, por los datos que uno ingresa, esa idea de que internet ha sido de algún modo secuestrada, o que lo han sido sus usuarios... Es imposible leer a Lanier y sentir indeferencia. Un grande a su particular manera.

Óscar

4
Óscar - 11-06-2015 - 22:50:19h

Lo de la dictadura del algoritmo es completamente real, ya no se escribe para los lectores, sino para que el algoritmo te premie con relevancia. Relevancia?, yo pensaba que relevante era quien hacía cosas relevantes y no un concepto que dependía de lo que asignara un algoritmo en un índice, pero así estamos.

Andoni Calderón

3
Andoni Calderón - 8-06-2015 - 09:41:42h

En XLSemanal de hace dos fines de semana se publicó una entrevista con Jaron Lanier, además de con la comisaria europea sobre competencia y un escritor cuya novela tendré que visitar. Se titula: "Contra la tiranía del algoritmo" y está accesible en http://www.finanzas.com/xl-semanal/magazine/20150531/contra-tirania-algoritmo-8505.html

Andoni Calderón

2
Andoni Calderón - 21-05-2015 - 11:06:44h

Acabo de conocer (no lo he leído todavía) el documento sobre 2015#TcTrends: 15 tecnologías que cambiarán nuestras vidas (http://www.slideshare.net/tcreativo/2015-tctrends-15-tecnologas-que-cambiarn-nuestra-vida). Recoge buena parte de los asuntos tratados por él y cuestiones de las que él también habla y que no he mencionado (como la singularidad o la vida eterna).

oscar

1
oscar - 15-05-2015 - 17:42:01h

No conocía lo de los ordenadores cuánticos, pero el big data ya está aquí, y no solo para mejorar la eficiencia de las empresas, sino para saber mucho más de nosotros. Las teorías de comportamiento del consumidor servían para vendernos productos, pero ahora, el comportamiento revelado de las personas servirá para controlarnos más eficientemente. Saludos


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