Siete Setenta. 7 historias 70 poemas
SIETE POETAS SE REUNEN UNA NOCHE DE VERANO EN UN RESTAURANTE DE MADRID. CONVERSAN, DEJAN VOLAR CON LA IMAGINACIÓN,
DETRÁS DE UNA QUIMERA, SU IDENTIDAD ARTÍSTICO-LITERARIA. LA EXCUSA ES UNA IDEA POÉTICO-CINEMATOGRÁFICA Y AL RESULTADO,
GERMINADO DESPUÉS DE VARIOS MESES, LLAMARON: SIETE SETENTA.
La poesía es una aventura necesaria, solitaria e inexplicable, que de algún modo ejemplifica la pequeñez
y la grandeza del hombre. Aquello que André Malraux ha sintetizado en este párrafo conmovedor:
"El mayor misterio no es que hayamos sido arrojados al azar entre la profusión de la materia y de los astros;
el mayor misterio es que en esta misión extraigamos de nosotros mismos imágenes con potencia suficiente
para negar nuestra nada." Toda la aventura de la poesía es encontrar ciertas imágenes, algunos rasgos de ese algo inasible.
Para Rimbaud el poeta debe ser un vidente, en el sentido de: el que ve. El que ve por encima de la ceguera consetudinaria,
el que ve más allá de las apariencias.
***************************************************************************************************
Consecuencias imprevistas cuando uno se deja
guiar por la intuición
El joven Antón con veinticuatro años ya ha terminado los estudios y va a hacer prácticas al Hospital Provincial,
donde realiza autopsias de cadáveres de suicidas o de personas fallecidas en circunstancias sospechosas.
Con todo, sigue cultivando la literatura festiva; cuando termina una obrilla siente una singular alegría aunque éstas,
no acaben de complacer a la mayoría de sus lectores, porque su comicidad tiene un regusto amargo como el sabor
a vodka en ayunas. Y, sin embargo sabe que hay alguien en algún lugar que al leerlas alza las cejas.
Estuvo en vela toda la noche, intentando hallar un final para su obra "La muerte de un suicida". Le sorprendió
la madrugada cuando había dado sepultura a su personaje, pero tenía el presentimiento de que aún estaba vivo.
Aunque el cansancio y la tuberculosis le oprimen el pecho y le provocan escalofríos, Antón, que goza de un espíritu
bien organizado, decide ir al hospital. Prefiere encerrarse con los cadáveres que quedarse en el asfixiante piso que comparte
con sus padres y cinco hermanos, donde reina el ruido y el desorden.
Normalmente se quedaba en su minúsculo habitáculo leyendo los periódicos festivos que le proporcionaban una pizca
de sátira prudente. Las anécdotas cómicas escritas con brevedad y a vuelapluma. Diálogos, chuscas novelas por entregas,
dibujos a plumilla, que caricaturizaban las bodas de la pequeña burguesía, los comerciantes borrachos, las esposas gruñunas
o descarriadas, un suboficial retirado que aún sigue tratando a gritos a todo el mundo...Nunca leía las notas necrológicas pues
pensaba que los muertos de la sala de disección, eran sólo eso, muertos. Sentía un desdén por la muerte y un inusual entusiasmo
por la brutalidad quirúrgica.
Antes de entrar en la morgue, se detiene en el café Povorosky. En una mesa en penumbra hay un periódico abandonado, abierto
por una noticia que da cuenta de la muerte de Garchín, cuyos melancólicos relatos tanto apreciara Antón. Se ha quitado la vida.
En realidad, cuando escribió su relato "La muerte de un suicida", muchas veces se acordó de su amigo, tanto es así que al finalizar
la obra pensó que había sido injusto con él habiendo preconizado el suicidio.
No quiere leer más, sale a la calle fatigoso y febril y ya en el hospital, comienza a levantar las sábanas de los cadáveres que yacen
en las mesas frías. Eran casi siempre cuerpos esqueléticos, amarillos como momias. Allí está Garchín, nadie le vela.
Antón que había desarrollado una intuición extraordinaria para la medicina, se da cuenta de que aún está vivo. Inmeditamente trata
de hallar en su cuerpo señales externas de lesiones, pero el cuerpo está intacto. Piensa en el envenenamiento pero los ojos de su amigo
no lo delatan, tampoco la lengua. Se desespera intentando encontrar una razón a ese estado y no la halla. Se aleja del cuerpo en busca
de ayuda y de repente oye lamentos, retrocede lentamente, un sudor frío le hiela las venas. Se inclina sobre el cuerpo y horrorizado por
la visión pierde el conocimiento. Cuando lo recobra se encuentra en su habitáculo. Un periódico encima de la cama, en las necrológicas
dos versos: "Al despertar adviertes la amargura del mundo, toda tu irredente culpa".
**********************
Me interesa más
la simetría de los miembros
que el corazón apagado
a lágrimas secas de tu voz
o la vida que ocultas
con todos sus misterios.
Me interesa más
el cuerpo que muere
día a día.
La caricia a destiempo
que el verbo anclado
en las paredes
del cuarto.
LA CAÍDA
"Yo no soy ni yo ni el otro,
soy tan solo algo intermedio:
pilar del puente del tedio
que va desde mí hasta el otro."
MARIO DE SÁ CARNEIRO
Inclinado en la baranda
has querido que tu sombra
tuerza hacia la corriente,
evaporarte y caer
en fragmentos de lluvia
pero mañana los sueños
estarán proscritos
y podrás alcanzar a distraerlos,
nadarán en noches como nácar
y te sumergirás con ellos
entre nostalgias de cartón.
Volverás al puente
y te sorprenderás
de no ver tu sombra
sumergida.
TEMBLOR DE ESPUMA
Luz suave, arrepentida
presencia muda
presagio de ola desbocada.
No hay antes, después...
Quedan aldeas como heridas
apuntando al cielo
mariposas salitradas
olas alaridas
que claudican en la playa
nombrando a muertos.
GIOVANNA ARNOLFINI
Mirar claroscuro de los ojos
bajo el vuelo de las cejas
y la frente estrecha
que emerge del polvo de los siglos.
Línea escarlata los labios
fruta madura en el alfeizar.
Alude la mano
al vientre estéril.
VIVIR A MORDIDAS
Las prisas son hoy
locas musas del tiempo
limo insustancial.
Vivir a mordidas
estériles momentos.
Se confunden la vida y su reflejo
y no hay tiempo
de rozar siquiera
la locura.
ASÍ TE SUEÑO O TE SOÑABA
Eres construido de palabras
te vas desprendiendo en voces
precisas, inmediatas,
así adviertes la amargura del mundo,
abriendo en mi corazón
un abismo cuya sombra
es la nada
y deshojando nubes meridianas
haces del mundo documento legible.
Pero a veces retienes
palabras extrañas,
tiránicas voces
lanzadas sin piedad
y es entonces cuando
transmutas con ellas
la opacidad del tiempo
y revelas así silencios infinitos
verdades veladas.
HABITANTE DE OTROS ESPECTROS
Un cetáceo en el Thamesis
Migras a la deriva agonizante entre túnicas
de niebla y fluídos letales.
Implacable como una sombra
te abres cauce y en tu viaje maldito
avanzas por pasillos de bruma
y lodos de ciudad.
Ya no acompasa tu cuerpo la respiración cedente.
Y no volverás al mundo eterno
de permanente negrura.
Allí donde los faros pierden la memoria.
LA SECA ASTILLA DEL TIEMPO
Aquella que te besó cuando ardías
en ímpetu de besos,
que hizo de tu amor un canto leve
por el que morir del todo,
y sobreponerse,
lamentarse y retornar
al suelo renacido de la tierra.
Aquella que vertió en hogueras sus entrañas
y luego desaparecieron
abriéndote ventanas a la vida.
Aquella que criticó tus posturas decadentes
y tus silencios infinitos
dejándote la ausencia irrevocable
y padeció como nadie
el último reencuentro
entre sábanas anónimas.
Aquella que desierta de azahares y ternura
plantó para ti semillas
sobre tierras movedizas.
TORMENTA
Llora azul en el jardín un niño
su rostro pueril
se lamenta del ansia de la tarde.
Sopor de horas inciertas
ausentes cuando otros niños
exhiben nebulosas
y locura
correteando por espacios en blanco.
AHORA
A Mercedes Tejada
Y aquí, en este paisaje de ausencias
donde crece el lento musgo
en letanías del pasado sobrevivo
como si volviese
al útero materno y recordase
el presente de mi madurez
trato de asirme al cordón
y resbalan las manos ingrávidas
e informes aún.
Y así me reflejo en una infancia lejana
como la tierra en un mar que sepultase
el arrobamiento de la luz.