Manto de retales
LA POESÍA ES UNA FORMA DE CONOCIMIENTO O ILUMINACIÓN CON QUE LOS SERES PODEMOS SOBRELLEVAR LO COTIDIANO, ACERCARNOS A LA MAGIA, AL MUNDO PARALELO DE LOS SUEÑOS. QUE ELLA TENGA UNA RESONANCIA EN LO INMEDIATO O NO, NO TIENE IMPORTANCIA. DEPENDE DE LA SENSIBILIDAD PARA CAPTAR LOS HECHOS DE LA REALIDAD QUE NOS CIRCUNDA A TODOS, DE SU SOLITUD O COMUNIDAD, DE SU FINITUD O MORTALIDAD, DE LA AUSENCIA O PRESENCIA DE DIOS, DE LA CONCRECIÓN DE UNA NECESIDAD ESENCIAL, DE UNA MANERA DE SENTIR JUNTO A LOS OTROS... SOCIALMENTE SIGNIFICA INCLUIR A LOS LECTORES, ENTONCES TIENE QUE VER CON LO QUE EL POEMA TRANSMITE, CONVOCA. PUEDE SER INTELIGIBLE O NO, UN MANTO DE RETALES, PERO ES EL ÚNICO MODO POSIBLE DE EXTERIORIZAR LA LIBERTAD ESENCIAL E INTERIOR DE LA PERSONA. A VECES, DESCUBRIMOS EN LOS VERSOS LO QUE SÓLO APENAS PRESENTÍAMOS. ES ENTONCES QUE HABLAMOS, ENTRAMOS EN CONVERSACIÓN, HUMANAMENTE HABLAMOS...
[...] A veces, allí se reúnen, conviven, se cobijan restos de luz, cadenillas
de versos, algún poema en las noches más frías y en todos los amaneceres
de la espera. Allí extienden sus cobertores. Y en ocasiones cantan y hacen fuego.
Hombres y mujeres arrojados por algo, luego reunidos por sus voces,
se dan la mano, se cantan y cuentan, hasta terminar en coro, en tejidos
de lanas mutuas, en calor y color inesperados. Unos con otros.
Tiritonas entre muros de olvido. Estarse yendo y al final todos tan
cercanos. Tejer y retejer de uñas crecidas en el cuero diario, cada uno
en los agujeros de su vida. Viejos zurcidos como quejumbres otomanas.
Torpes tatuajes a la espera. Lejanías...[...]
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Sentada frente al muro del olvido
no siento rencor,
no siento miedo, es solo
una paz sin tregua que renace
del pozo de mi misma.
Solo piedra,
tesoro bajo un sol desvalido,
impresión de estar, de finitud,
de ya no estarse yendo.
A Manuel García Viñó
mi mentor, mi amigo.
Te fragmentas en nombres falsos
que tú mismo fecundas
en escritos apócrifos
manifiestos de luz.
No es la existencia fin en ti
ni en nosotros, sino en ellos
proyectados como una lluvia negra
en el espejo,
escultores de aire
que exponen sus obras
en callejones ciegos
cuando el engaño se haga manifiesto
no comprenderán, quedarán mudos...
les morderá la parte más cínica
de la crítica.
Serás entonces como los clásicos
-pobres maestros-
de vil literatura
o ciencia machacada
en el molar de la costumbre.
LIBAR EL MUNDO
Voces huecas, confusas
vanamente palabras
palabras como perros de presa en tu garganta.
El vago suceder de las conversaciones
fríos dedos de escarcha enrojecida:
avanzan, retroceden aquí para buscarme.
Tus ojos incendiados trasiegan mi mundo
parecemos tan distintos y estamos aquí
en exactas latitudes.
Todo es cercano, lugar amable
fuera, el sol mastica las frondas con fiereza.
Mil gestos te hago e intuyo en tu pecho,
un parpadeo de amor apenas musitado.
¡Esta sacudida...! un calambre deshuesado
una luz buceadora,
Quiero danzar la danza de la vida.
Nada tan suficiente en este instante
como una húmeda sonrisa.
INSTANTE
Ella avanza conmigo
enmarcada en las hortensias del balcón,
fragancia sellada, irrealidad.
Figura de espuma
tu infancia pasó mecida en la quejumbre,
de la vieja casa otomana.
Estática, recamada de luz,
la calle a bordo de un crucero,
a cambio de tierra firme, el movimiento insomne
del mar, del mismo mar,
navaja de filo azulado
sobre los años y las generaciones.
RENACIMIENTO
Tu peso como un aire,
donde el día navega transparente.
El aroma distante contenido en estos besos
brotados a impulsos, a goces sin pausa,
al lado de una misma realidad,
un nuevo tú.
Volver a celebrar
la profunda sencillez de las palabras.
Aquello que seremos nos espera,
o cúpula o naufragio.
Desgástame sin miedo
antes que el hondo tatuaje
del invierno nos madure
sobre el cuero de los cuerpos.
A Alejandra Pizarnik.
Los espejos están lívidos,
el tránsito percibido en el instante
de la noche sin sueño.
Sabe de la inutilidad patética
del fin de la experiencia.
La vida reducida a impulso inexorable.
Elige el vacío,
el diáfano firmamente.
Ha vivido el encanto de la trasgresión,
para trasfundir al último manifiesto,
la sangre caliente de sus tribulaciones.
El momento ha sido su palabra
sus días; atesorarlas puras,
cristalizadas grietas
en las roturas de sus versos.
ENERO Y VENECIA
El invierno sube por nosotros
como herrumbre en las fachadas
de tiza rosada.
Muñecas con piernas de agua las paredes,
brazos fríos los árboles,
hojas filosas que se espejan
al sol negro del silencio.
Luz de vela agonizante en los balcones.
Cuando espero la ausencia
sucede tu caída en mí.
Ya no soy más que un adentro.
Agua cayendo en el agua.
NUEVA DESPEDIDA
Un tren me espera y un destino,
estoy pensando en eso
que no podré decirte -se me nubla
la vida ante los ojos- y está el ánimo cayendo
en esta página que cierro
sin pulso.
Entre nubes donde quedan los sueños,
huyen lentas las ilusiones
hacia márgenes que no visitaremos.
Avanza el día
se desarropa el sol en ventanillas,
que horadan mi cuerpo a raudales de luz
y de nostalgia.
Despereza los olivos su fatiga, abro el libro
de nuevo y, con sosiego avanzo
en la lectura que interpretan
allá arriba las aves en tránsito.
La misma lejanía.
TEORÍA DEL MIEDO I
"Y cuando el hombre en su dolor
se calla, me ha dado un dios que
exprese cuanto sufro".
GOETHE
¿He de vivir pensando que soy otra
de la extraña que me ronda?
¿He de vivir pensando que seré siempre la misma
si al declinar los ojos pendes
del frágil hilo del deseo?
Ya estuve aquí...
y hubo temblor de labios
y tromba de luz en las pupilas.
Si la verdad es esto,
la verdad ya fuera este tenerse contigo.
Este instante a solas.
Pero ahora, la tintura de la pared es otra
y el acento y los gestos
y las punzantes palabras,
vuelven los mimbres del miedo
a crepitar en la llama
como dos manos que se aferran
contra una tarde rota.
TEORÍA DEL MIEDO II
Con la mirada recorro el paisaje nuevas veces;
tensa mido las largas piernas del amante
apuntalando un díptico-horizonte.
Quedo clavada, inexpugnable
en esa alteza extraña de las cosas.
No te amaré jamás pues amarse es demasiado,
es la ceniza amarga de las calles vacías,
que hacen de la esperanza
sombras agostadas en la nada.
PROPÓSITOS
No esperaré los recuerdos,
ni escrutaré la niebla del pasado,
el incierto cordel de Ariadna...
No esgrimiré el punto de lo utópico,
frente a la realidad
ni sublimaré la muerte de las hojas
el triste oro de sus alas.
No salpicaré de luz las sombras
que de vez en cuando sirven de acogida.
¿Qué nos queda,
si la amenaza yerge sus murallas
a tres pasos del ansia y del abismo?
Aquella cuesta abajo
en la que vine
ahora es manto de flores y su espesura,
riza los perfiles y
envuelve la flecha indicadora.
Calla la historia,
cuando más necesito de las voces,
los calientes gemidos y los corales cantos.
Esta tarde,
el frío araña un retrato; el de mi madre,
escribiré otro poema
con las manos atadas a la espalda.
l