Francisco Luis Redondo Álvaro nació en Úbeda (Jaén), el 20 de diciembre de 1938. Doctor en Medicina y Cirugía, hizo su especialidad en Nueva York y el doctorado en Bolonia, como colegial del Colegio de España. Tras una breve estancia en Lausanne, ha ejercido en Madrid, en donde se licenció también en Filosofía y Letras. Ha sido profesor en la Universidad Complutense, ha publicado libros de medicina y numerosos trabajos científicos, en revistas españolas y extranjeras, y ha sido elegido miembro de diferentes sociedades científicas internacionales. Fue Secretario General de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas, desde 1997 a 2001.
El profesor italiano Arnaldo Cherubini, de la Universidad de Siena, escribió sobre el autor: "En su exposición clara y su estilo preciso hay también una erudición amable, acompañada siempre de una simpática ironía. Cualquier relato suyo basta para intuir la calidad del narrador, en la invención, forma, diálogo y ambientación". En la presentación de su novela en Madrid, el Prof. José Luis Moralejo comentó que "está llena de ingenio y del mejor humor, algo que apreciarán cuantos creen que la primera obligación de un escritor es no aburrir a sus lectores". Y el Prof. José Biedma escribió sobre sus relatos cortos: "Lo que hay en estos encantadores relatos es la reflexión inteligente de un médico y profesor, culto y maduro, ofrecida limpiamente en un castellano trasparente, sobrio y correctísimo".
La opinión del propio autor sobre su quehacer, queda bien reflejada en el Epílogo de su novela Las increíbles vidas de Roberto Milfuegos: "para la persona que os habla, escribir nunca le pareció tarea urgente ni considerable ni necesaria, pero sí un hondo placer secreto. Me deleito en volcar sobre el papel algunas de las pocas claridades que me habitan o de los, todavía menos, demonios que me atormentan". Y, según la opinión de cualquier lector imparcial, es verdad que hay pocos demonios en la obra del Dr. Redondo, en la que todos los personajes son discretamente amables y hasta candorosos, porque él mismo confiesa que no sabe crear personajes malvados.
Según las palabras del autor: "en literatura, o se hace exactitud y claridad, o se hace belleza. Hay pocas cosas más. Las extravagancias, formales o de fondo, no significan nada. En ocasiones se ha de coquetear con la filigrana y la erudición, pero dentro siempre de la mesura. [...] Mi idea es escribir con sencillez y con la intención fundamental de divertir y distraer. Y, eso sí, ser exigente a la hora de rechazar el mal gusto, la coprolalia o la agresividad gratuita".
Hay una corta biografía del Dr. Redondo, y una muestra de su obra, en la antología de Aurelio Valladares y también viene mencionado en el Diccionario Biográfico Español.