No conoció el encuentro
del hombre y la mujer.
El amoroso vello
no pudo florecer.
Detuvo sus sentidos
negándose a saber
y descendieron diáfanos
ante el amanecer.
Vio turbio su mañana
y se quedó en su ayer.
No quiso ser.
PD: Hay mucho que aprender y mucho para recordar, el ser humano al parecer prefiere olvidar. Biblioteca Pública Miguel Hernández