Lo mío fue llevar la contraria
a la realidad de los farsantes,
poner en tela de juicio siempre
cualquier injusticia que se diera.
Lo demás me importó bien poco,
que me tomaran por loco, por tonto,
ganarme el desprecio burlón
de quienes medraron por vileza
o de aquellos que poderosos
pusieron precio a mi cabeza.