Camino hacia la nada.
Soy como tú, un tiempo finito,
un ensayo...
No lamento las horas perdidas,
bien las quisiera ahora y siempre,
aunque las empleara o no, de modo distinto;
sí, las horas que me fueron robadas,
las que no elegí, las del sufrimiento,
y no lamento las horas que robé,
ni las que mi voluntad gana al tiempo
antes de que todo se descuente de golpe.
A los crédulos, les hablo del aquí,
imposible reencarnarse en lo que no se fue,
no hay dos vidas,
y los finales en las tragedias son tristes.