Col.on Lyone, Madrid, 2003.
Con el acrónimo "Errete" (Ruiz de Torres) como autor, se editó esta colección de ¿poemas?, desvergonzados y transgresores en su mayoría, para envío a muy pocos amigos. Hoy no me siento tan preocupado por su difusión. Algunos me parecen i divertidos...
Introducción
Escribir en broma, atrevidamente, obscenamente a veces, contra cánones y convenciones, siempre ha tenido un irresistible atractivo para los poetas. Del Arte de amar de Ovidio al Arte de las putas de Moratín (del Moratín buen poeta, esto es, del padre del autor de El sí de las niñas), millares, seguramente millones de "cuasipoemas" han nacido a la luz de la frustración y del hambre. Y no me refiero a la sátira o al panfleto insultante, sino a los ataques al buen gusto que sirven de catarsis a sus autores. Y muchos de esos intentos son literatura; véase Quevedo.
No pretendo que mis Peripoemas (casi-poemas) lo sean. Apenas velada su autoría por un transparente seudónimo que vengo usando desde 1960 (para firmar reseñas de teatro en Colombia), confieso que me divertí mucho escribiéndolas. Si hacen aparecer una sonrisa en algún lector, me daría por satisfecho. Claro, perdón pido si en algo ofendo a quien lo lea. En tal caso, pase página e insulte por lo bajo a Errete. No me daré por aludido.
(Y que conste que los escribí mucho "peores". Pero esos sí han sido exterminados.)
Errete (Juan Ruiz de Torres)
Tres peripoemas
El lunes, me morí de risa cuando me lamaron a filas.
El martes, me morí de vergüenza en el examen médico.
Ayer miércoles, me morí de miedo cuando me dieron el fusil.
Con estos antecedentes, supongo que hoy me moriré de un tiro.
(1996)
Observaciones estadísticas:
- un barreño es 145% más seguro que una bañera;
- sólo uno de cada 22 calzoncillos está perfectamente limpio;
- el 117% de los políticos dicen que son honestos y dedicados.
(2003)
Soneto del pito
(1987, 18 asaltos al humor)
Escondido en las calzas, exquisito
bocado para bocas desdentadas,
reposa en paz su sed de madrugadas
en que cumplir la deuda con el mito.
Feroz ariete en el famoso rito,
orgulloso pendón de sus amadas,
bajel que se refugia en ensenadas
que le presenta Amor: este es el pito.
¡Qué desolado en vísperas de veda!
¡Que triste si recurre al autogoce!
¡Qué feliz cuando llega con premura
y en el sendero oscuro hace vereda!
Aunque baste un rumor, un leve roce,
para quebrar su erguida arquitectura.